En la cosmovisión maya Itzamná ocupa
un papel fundamental en la creación del universo. Sentado desde una banda
astronómica, símbolo de los planetas, dirigía al cosmos desde su morada en el
Cielo. Itzamná, creador del fuego y del corazón, representaba la muerte y el
renacimiento de la naturaleza.
Debido a su carácter omnipresente se
le representó de muy variadas formas: como viejo desdentado; como pájaro
sagrado, Itzam Ye, símbolo del plano celestial; y como cocodrilo, Itza Na
Kauil, connotación del plano terrestre. Asimismo, su imagen podía
representarse con atributos de jaguar, venado, pez, y serpiente. Fue asociado
con el agua, el fuego, la vida y la muerte.
Estaba vinculado con el rostro del Sol
y con la lluvia y, por ende, con la agricultura. Fue el hijo de Hunab Ku, el
dios único, y esposo de la diosa Ixchel, la truculenta Diosa de la Luna. Su
nombre proviene de su famosa frase con la que se definió ante los hombres: Itz
en kaan, itz en muyal, soy el rocío del Cielo, soy el rocío de las nubes.
Pero su nombre también puede
significar “casa de la iguana” Según el historiador Eric Thompson, su nombre
deriva de itzam, lagarto, y de naaj, casa, lo cual nos daría Casa de Lagarto.
El Dios Cocodrilo enseñó a los hombres el cultivo y el uso del ki, henequén.
Además, fue el primer dios-sacerdote
inventor de la escritura y de los libros, y el mecenas de la medicina. Es nada
menos que el descubridor de las ciencias y el conocimiento, y patrón del día
Ahua, el último y el considerado el más importante de los veinte días maya que
conforman el mes.
Finalmente, mencionemos que para los
mayas la Tierra era un gran cocodrilo, Itzam Cab Ain, Iguana Cocodrilo de la
Tierra, Caimán de la Tierra; o bien, Chac Mumul Ain, Gran Cocodrilo Lodoso.
Como nos dice Thompson: Los mayas creían que el mundo descansaba sobre el tórax
de un enorme caimán o lagarto, y que éste, a su vez, flotaba sobre una vasta
laguna.
Aunque a veces la Tierra se
representaba como un caparazón de tortuga. Al cocodrilo se le identificaba con
el Inframundo y con el Cielo. Así, nuestro animal sacralizado compartía una
relación tripartita: Cielo-Tierra-Inframundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario