Cuenta una leyenda zoque del estado de Tabasco que
hace muchos años una anciana mujer iba caminando por un cerro, cuando de pronto
se encontró dos huevos que estaban colocados debajo de una piedra.
Admiró la belleza de los huevos, y como estaban tan
bonitos, decidió llevárselos a su casa con el fin de empollarlos.
Con el paso del tiempo de los huevos nacieron un
gavilán y una serpiente.
La ancianita los cuido con amor, y las criaturas
crecieron hasta llegar a ser muy grandes.
Pero había un problema, el aliento del gavilán era sumamente fétido, apestaba, y la mujer no aguantaba ese horrendo olor, razón por la cual le dijo al ave que tenía que irse de la casa.
Así pues, el gavilán se
fue a recorrer mundo, y la anciana se quedó solamente con la Serpiente.
Pero sucedió que un día
el reptil se enojó y mordió a la mujer.
A causa del veneno del
ofidio, la vieja empezó a ponerse mal, iba a morir, y en su dolor y miedo
llamó desesperadamente al gavilán, muy arrepentida por haberlo corrido.
En ese momento, el gavilán
pasaba por encima de la casa, oyó los lamentos y los gritos que profería la
mujer, entró y la vio en la cama retorciéndose a causa de la terrible
mordedura.
El gavilán era experto
en curar esas mordidas, así que procedió a ayudar a la vieja.
Al ver al gavilán la
mujer le pidió perdón, y le dijo que por favor se llevase a la sierpe que tan
mala había sido al morderla.
El Gavilán buscó a la serpiente,
la encontró durmiendo baja unas plantas, la tomó con su pico, voló muchos
kilómetros, la arrojó al vacío, y la serpiente murió del golpazo que se llevó.
En el suelo donde se
derramó su sangre, surgieron muchas víboras, donde cayeron sus huesos nacieron
las coralillos, famosas por su veneno; y donde cayó su piel, se pobló de muchas
serpientes pequeñas.
Sí fue como las
serpientes empezaron a proliferar por la Tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario