lunes, 12 de septiembre de 2016

ESPÉRAME EN EL CIELO



La ciudad de Matamoros, a la cual se la conoce como Heroica Matamoros, se encuentra situada al noreste del estado norteño de Tamaulipas.

Su tradición oral es muy rica, forma parte de ella una leyenda que se ha transmitido de boca en boca desde hace muchos años.

La leyenda refiere que ha mucho tiempo, en el centro de la ciudad, vivía una pareja que llevaba poco tiempo de estar casada.

La mujer se llamaba Lucrecia; era delgada, rubia, de ojos zarcos y de muy buen carácter.
El marido, Gustavo, era alto, apuesto y muy moreno, trabajaba como ingeniero.

Ambos gozaban de una tranquila vida y estaban profundamente enamorados uno del otro.
Solamente les faltaba un hijito que viniera a alegrarles mucho más la existencia. Mientras llegaba el retoño, vivían adorándose uno al otro.

Se querían tanto que habían hecho un juramento.

Habían pactado que si algunos de los dos fallecía, vendría a buscar al otro para seguir viviendo su apasionado amor en el Más Allá.

Quiso la mala suerte que el marido se fuera a la Revolución, y que en una de las batallas que se dieron al norte del país para derrotar al gobierno de Porfirio Díaz, Gustavo cayese prisionero de las tropas federales y fuese pasado por la armas.

La noche del día que fusilaron a su marido, a Lucrecia se le apareció en la recámara que compartían.
Oyó que Gustavo le decía que pasados tres meses volvería por ella, que estuviera preparada. El tiempo pasó, y justo a los tres meses de su aparición, los familiares de Lucrecia la encontraron muerta en su cama.
Junto al cadáver de la joven esposa, se encontraba una hoja de papel que decía: “¡Espérame en el Cielo, corazón!”.
Todos reconocieron la letra de Gustavo, y se dieron cuenta que había venido por su mujer, tal como lo habían prometido, para nunca separarse y seguir amándose en la eternidad.

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