Esto sucedió cerca del pueblo de Tecate, donde en un campo vivía
en tranquilidad un granjero con su familia.
Su vida transcurría plácidamente hasta que un día llegaron dos
hombres, que afirmaron estar de paso hacia Tijuana.
Tras darle refugio y comida, les ofreció que pasaran la noche en
su casa para evitar andar en medio de la oscuridad y que luego siguieran su
camino.
Los visitantes comenzaron a averiguar sobre las posesiones del
granjero: hacienda, cosechas, dinero, etc. a lo que el dueño de casa respondía
con total inocencia, sin saber que estaba firmando su sentencia de muerte….
Una vez entrada la noche, los maleantes
esperaron que los propietarios se durmieran para dirigirse a su habitación y
despertarlos bruscamente. Inmediatamente los obligaron a revelar dónde
escondían el dinero por lo que el hombre les dio un pequeño cofre donde
guardaba algunas monedas, que era todo lo que tenía.
Los ladrones, enfurecidos, comenzaron a golpearlo hasta
provocarle la muerte. Al comprobar que estaba muerto, los delincuentes tomaron
una decisión diabólica: asesinarían al resto de la familia para que no hubiera
testigos.
Así, dieron muerte a la esposa y a los hijos del dueño de la
granja, para luego darse a la fuga, no sin antes esconder los cuerpos en el
pozo de agua de la finca, atándolos con cadenas.
Con el paso de los años, la granja se
vendió, y sus nuevos dueños decidieron remodelar el pozo.
Cuando estaban en estas tareas, unos ruidos les llamaron la
atención y al mirar al fondo del pozo vieron con terror, a los fantasmas de los
antiguos dueños de la finca con sus cuerpos envueltos en cadenas, pidiendo
auxilio en forma desesperada….
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