Investigadores han reportado
el descubrimiento de un misterioso cementerio ubicado en la región central de
África, cerca de la ciudad de Kiwali, en Ruanda. Al parecer este recinto
funerario fue instaurado hace aproximadamente de cinco siglos. Curiosamente no
se han hallado vestigios de un asentamiento humano en las inmediaciones del
antiguo cementerio, lo cual, aunado a la extraña forma de los restos, ha hecho
suponer al jefe de la expedición que pudiera tratarse de seres de otro planeta.
En el lugar se hallaron
cuarenta tumbas comunales que guardan cerca de 200 cuerpos. Los restos parecen
pertenecer a criaturas que promedian más de dos metros de altura, con cabezas
extremadamente largas, y sin presentar rastros de boca, ojos, o nariz. Los
antropólogos se han aventurado a sugerir que probablemente estos seres eran de
una raza extraterrestre cuyos sistemas inmunológicos no pudieron combatir las
enfermedades terrestres y terminaron por morir prematuramente. Sin embargo,
tampoco se han hallado rastros de lo que pudiera haber sido su nave espacial.
A pesar de que esta nota
ha sido publicada en al menos una decena de medios, llama la atención que no se
especifica alguna universidad o institución a la cual este ligada el grupo de
antropólogos y al parecer tampoco ha sido publicado material fotográfico o en
video, lo cual sin duda le resta credibilidad. Sin embargo, daremos seguimiento
a la nota para verificar cualquier información que sea agregada a este supuesto
suceso.
Esta no es la primera
vez que se encuentran restos similares, afirma el Pravda. En verano de 1937 un
grupo de científicos chinos liderados por el profesor Chi Putei exploraron las
cuevas del Monte Bayan-Kara-Ula. En el interior encontraron esqueletos de
cabezas demasiado largas y cuerpos extraños. Entre ellos había 176 platos de
piedra. El centro de cada disco tenía un agujero del que salía una espiral con
caracteres extraños encima.
A la vez, las paredes de
las cuevas estaban cubiertas de imágenes del sol naciente, la luna y estrellas
con una gran cantidad de puntos acercándose a un paisaje de montañas sobre la
tierra.
Expertos en cifrado
antiguo han tratado durante dos décadas de descubrir el acertijo. Finalmente,
el profesor de la Universidad de Beijing, Zum Umniu, logró descifrar las
inscripciones.
Las letras narraban que
aproximadamente hace 1.200 años un grupo de objetos voladores chocaron en el
lugar. Arqueólogos chinos recabaron testimonios de quienes vivían en esas
montañas para certificar lo acontecido.
También en Turquía y
Egipto se han hecho descubrimientos similares.
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