Hace
mucho tiempo había un hombre de nombre Martin Hernández quien era conserje de
una escuela secundaria quien aseguro haber toreado a un toro
negro enorme a quien siguió en su huida hasta encontrarse con una serpiente muy
grande que le provoco temor.
Cuando esta se le enredo en su cuerpo lamia su
rostro y lo dejo ir mostrándole el camino por donde el toro se había ido a
esconder.
Una cueva misteriosa que nunca había visto, al entrar le llamo la
atención el brillo que veía a medida que iba avanzando en la cueva
Cuando se
acercó vio que había escondido tesoro incontables piezas de oro blanco y amarillo,
cuando de pronto se encontró con una joven bella mujer de unos veinte años que
le dijo que todo este tesoro era suyo pero que no podía salir de aquella cueva
con ninguna pieza de oro más que el recuerdo.
En este momento apareció el toro
negro y este sujetándose fuertemente de la cola del toro arranco velozmente
hasta salir de la cueva cuando Martin se dio cuenta que estaba afuera se soltó
y cayó sobre unas rocas quedando inconsciente por varias horas, cuando despertó
se dio cuenta de que en aquella cueva misteriosa existían grandes tesoros que
ningún mortal podía llevar consigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario