En un
pueblito cercano a Hermosillo, iba un par de hermanos a comprar unas cosas que
necesitaban, ya faltaba poco para que cayera la noche cuando
vieron a un muchacho que les pidió un aventón, le preguntaron que a donde iba y
como también iba hacia el pueblo decidieron llevarlo también. Como los hermanos
iban tomando y le ofrecieron al joven que llevaban y el acepto una cerveza,
dijo que tenía mucha sed y se la terminó muy rápido y tomo otra, dijo que había
caminado mucho. Siguieron platicando muy bien con el joven y vieron que al
parecer era una persona confiable.
Ya más adelante en una parte de la
carretera, donde hay una serie de curvas muy cerradas, llegando a la falda del
cerro dijo el joven que ahí se bajaría, cosa que se les hizo muy extraño a los
hermanos pero de todos formas se detuvieron para que se bajara, le pidieron el
número de su celular para cuando ellos regresaran sí quería se fuera con ellos
otra vez.
Se
despidieron y cuando avanzaron uno de los hermanos vio por el espejo que el
joven que habían dejado se aventó para abajo del cerro y se asustaron de ver lo
que había hecho.
Cuentan que se regresaron a donde se aventó el joven y se
bajaron para ver sí lo veían, pero lo que vieron fue en el fondo un carro
destrozado que le salía humo, de prisa bajaron con cuidado para ayudar a las
personas accidentadas, uno ayudó al chofer y el otro al acompañante, en este
caso era una mujer, aún estaba viva y llamaron una ambulancia para que los
auxiliaran, de repente el otro hermano que ayudaría al chofer pegó un grito
para que el otro fuera a ver, era un hombre ya sin vida pero lo más
impresionante es que era el mismo al que le acababan de dar un aventón y que se
acababa de bajar de su auto.
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