A veces no es la boca quien habla sino la herida que habita en
el alma y expresa el dolor que siente en lo más profundo de su ser y su anhelo
enorme de encontrar la calma.
Y pueden surgir palabras como espinas que se clavan en otros
corazones, o un mutismo que es más doloroso y ensordecedor que el mismo tono
rencoroso que manifiesta mil emociones.
Cuando habla la herida suele suceder que se dicen y hacen
cosas sin querer, las palabras y acciones no tienen medida, ocasionan estragos,
causan dolor y producen más heridas, que derrumban lo que se había construido y
quebrantan la relación que por algún tiempo había existido.
Cuando es la herida la que habla, se puede llegar a perder el
autocontrol, es el corazón quien domina a la razón; predomina más el sentir que
el pensar; se pierde la fe en el sentimiento, se cierra una puerta que teme
abrirse de nuevo de par en par.
Para sanar la herida, es necesario destapar;
sacar el veneno que la invade, aunque duela remover todo lo que se guarda y
acumula, y parezca imposible encontrar una medicina que sane y no deje cicatriz
de aquello que dolió tanto que el corazón creyó morir.
Es bueno tener presente, antes de juzgar cualquier palabra o
acción, que quizás quien actúa y habla no es la persona sino la herida que
esconden en su interior; por lo que le hicieron o le negaron, por lo que le
dieron o le quitaron, por la confianza que dio y le defraudaron.
Hay que aprender a contar hasta diez o cien, antes de hablar o
actuar e intentar comprender a quien por la herida ha de hablar; es sano buscar
la manera de poderse desahogar, sin atropellar ni dañar; sin deteriorar o
destruir esa relación, causando así más heridas en otro corazón.
Si has de decir o hacer algo, trata de razonar y pensar, si
estas hablando por lo que eres o por lo que has de experimentar; mira bien si
tus palabras tienen miel o hiel, si aportan y construyen, o por el contrario,
arrebatan y destruyen… Y si lo que necesitas es dejar hablar a la herida que
hay en tu corazón, busca a alguien que realmente entienda tu razón… de este
modo será más sano y podrás calmar tu dolor, sin causar más daño y
experimentando la paz que viene del amor de Dios.
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