Huetamo,
municipio del estado de Michoacán, tiene como cabecera a la ciudad de Huetamo
de Núñez. Se trata de un poblado de Tierra Caliente que cuenta con 41,937
habitantes. Su cultura popular es muy rica y en ella sobresalen sus leyendas.
La que a continuación relataremos tiene como protagonista a Esteban, un
jovencito de quince años muy bueno y bien parecido.
Este joven vivía con su
madre y sus hermanos en Huetamo, cuando una noche que se encontraba
plácidamente dormido en su cama notó que le jalaban los pies y las piernas.
Sintió mucho miedo porque no vio a nadie cerca de su cama, pero no le dijo nada
a nadie de lo ocurrido.
A la siguiente noche,
Estaban volvió a sentir que le jalaban los pies, pero tampoco dijo nada a
nadie. Sin embargo, como el hecho se producía todas las noches, decidió
contárselo a sus hermanos, quienes acordaron que lo mejor sería que Estaban se
cambiase de cuarto. Así lo hizo, pero todo continuó igual y siguió sintiendo
que le jalaban los pies. Entonces, el muchacho ya desesperado, decidió
contárselo a su mamá, a fin de que lo llevara a la iglesia para pedirle consejo
al sacerdote. Pero su mamá no quiso llevarlo pues no era católica, sino
practicante de la magia negra. Esteban obedeció a su madre y no fue a la
iglesia.
Esteban
obedeció a su madre y no fue a la iglesia.
Pasaron los años y el chico seguía sintiendo que le jalaban los pies. En esas
estaba cuando su mamá pasó a mejor vida. Entonces, Esteban se apresuró a ir a
la iglesia del pueblo para hablar con el cura. Cuando le contó lo que le
pasaba, el clérigo le dijo que no se asustara, que la próxima vez que sintiera
los jalones preguntara por qué le jalaban los pies.
A la noche, cuando sintió
el jalón, el joven dijo: – ¿Qué es lo que deseas de mí? ¿Por qué me jalas los
pies? Entonces el ente le respondió que le diera un pañuelo rojo y que al día
siguiente donde encontrara el pañuelo tirado debía escarbar porque ahí se
encontraba mucho dinero, y que si lo sacaba sería suyo.
Al siguiente día, Esteban
buscó el pañuelo por el terrero alrededor de su casa. Cuando lo encontró se
puso a cavar como loco, hasta que encontró el famoso dinero. Se puso muy
contento y quería disfrutar al máximo de esa riqueza, pero no pudo. Tantos años
de tener miedo porque le jalaban los pies había minado su salud y se encontraba
muy enfermó.
A los pocos días, Esteban
murió sin que pudiera disfrutar del dinero encontrado. Sus hermanos se hicieron
ricos y fueron ellos los que disfrutaron de una vida desahogada, y siempre le
agradecieron a Esteban lo que les había dejado y al ser sobrenatural el haberle
jalado los pies a su hermano, a pesar de que le costó la vida.
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