Dicen cuando los dioses mayas crearon
la tierra, a cada animal le asignaron una tarea determinada.
Pero,
al terminar, se percataron de que no había quien transportara las ideas, los
pensamientos y los deseos entre unos y otros.
Encima se habían terminado
el barro y el maíz, que son los materiales con los que habían originado el
resto de las cosas.
Sólo
les quedaba una pequeña piedra de jade, por lo que decidieron tallarla y crear
una pequeña flecha.
Cuando
finalizaron soplaron sobre ella y salió volando. Habían creado así un nuevo
ser, al que llamaron x’ts’unu’um, que significa colibrí.
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