jueves, 7 de marzo de 2019

LA BATALLA DE PADIERNA

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La Batalla de Padierna fue un enfrentamiento bélico entre los ejércitos de Estados Unidos y México, ambientado en la Primera Intervención Estadounidense en México. Ocurrió del 19 al 20 de agosto de 1847 en una zona aledaña a la Ciudad de México, donde se hallan hoy día las delegaciones de Álvaro Obregón (en aquel entonces San Ángel), Margarita Contreras y Tlalpan; por eso suele llamarse en ocasiones Batalla de Contreras. El nombre original se debe a la cercanía del Rancho Padierna, lugar donde hubo combates.

Antonio López de Santa Anna, a pesar de haber sido rechazado por mucha gente por los resultados de la Independencia de Texas, en especial por la Batalla de San Jacinto en 1936, recuperó su prestigio durante la Primera Intervención Francesa en México, conocida también como la Guerra de los Pasteles.
  

Cuando posteriormente los Estados Unidos revelan su intención de anexar Texas a su territorio, las reacciones en México fueron virulentas. A pesar de haber recuperado cierto prestigio, Santa Anna quiso mantenerse al margen debido al recuerdo de la experiencia texana. Sin embargo, en virtud de que más territorio mexicano estaba siendo ocupado por Estados Unidos, las hostilidades derivaron hacia la intervención en México, por lo que Santa Anna fue llamado por el gobierno para que asumiera el mando supremo del ejército. Durante ese período, Santa Anna ascendería también a la Presidencia de México.
Luego de la victoria estadounidense en Cerro Gordo, al norte de la Ciudad de México, debida probablemente a mala estrategia de Santa Anna, el ejército de Winfield Scott avanzó sobre la ciudad; pero lo hizo dando un rodeo para atacar desde el sur. Santa Anna se hallaba en el Rancho Padierna, en la ruta que seguiría Scott, de modo que se retiró al norte, a San Ángel.
El ejército de Scott tomó los ranchos de Anzaldo y Padierna el 19 de agosto en su camino hacia México, y Santa Anna dejó órdenes al General Gabriel Valencia de esperar que llegaran a San Ángel para tener mejores condiciones para repeler el avance estadounidense. Desobedeciendo esta orden, Valencia se dirigió con varios batallones a recuperar Padierna. Aunque lo logró, lo hizo al costo de numerosas bajas.
La batalla dejó en claro una lamentable división entre los generales Valencia y Santa Anna, que les impidió mostrar claramente la cadena de mando y trabajar de modo coordinado para aprovechar las ventajas que les habría brindado conocer el terreno y emboscar a los estadounidenses. Por el contrario, el ejército de Scott supo muy bien capitalizar esta discordia entre los generales, y aprovechar todas las ventajas que hallaron, incluyendo un paso de cabras que les proporcionó una conveniente ruta de escape.


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