La madurez consiste en tener
la capacidad de llevar a cabo un trabajo aun sin ser supervisado, de terminar
una tarea una vez emprendida, de llevar dinero consigo sin sentir la necesidad
de gastarlo, y de poder tolerar una injusticia sin querer vengarse.
La madurez consiste en tener
la capacidad de controlar la ira y resolver las diferencias sin acudir a la
violencia.
La madurez significa tener
paciencia. Es la voluntad de posponer la gratificación inmediata a favor del
beneficio a largo plazo.
La madurez consiste en tener
perseverancia, en la capacidad de sacar adelante un proyecto aunque se
dificulte su consecución o en poder afrontar cualquier situación a pesar de
fuertes oposiciones y contratiempos.
La madurez consiste en poder
superar las situaciones desagradables y las frustraciones, las incomodidades y
las derrotas sin quejarse ni derrumbarse.
La madurez consiste en ser
humilde. Es el ser suficientemente adulto como para decir, "me
equivoque", o, "tenia razón". Y cuando la tiene, la persona madura
no necesita experimentar la satisfacción de decir: te lo dije o te lo
advertí".
La madurez consiste en tener
la capacidad para tomar una decisión y mantenerse firme en ella. Las personas
inmaduras se pasan la vida explorando interminables posibilidades, para luego
no hacer nada.
Se considera que una persona
ha llegado a la madurez cuando se puede depender de ella, confiar en su palabra
y es capaz de sobrellevar una crisis. Los inmaduros son maestros de las
excusas. Son personas confusas y desorganizadas. Sus vidas son un laberinto de
promesas rotas, de amigos que fueron, de proyectos que nunca llegaron a
materializarse.
La madurez es el arte de
poder vivir en paz con lo que no podemos cambiar, el de tener
el valor de modificar todo aquello que se puede cambiar y al mismo tiempo la
sabiduría para conocer la diferencia.
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