Sobre la Avenida Constituyentes cerca del Panteón Dolores se ubica
esta casa, cuentan que en ella vivía una señora que era muy buena con los
desamparados, ella los alimentaba y les daba cobijo, incluso llegó a adoptar a varios niños pobres.
Toña era una mujer sola y lo que menos quería era pasar el resto
de su vida sin compañía, ya había sufrido bastante por años después de la
muerte de su marido.
Pero por desgracia estos
niños no eran buenos con ella, a pesar de todo lo que Toña hacía por ellos,
algunos le robaban lo poco o mucho que tenía. (Se dice que ella guardaba una
gran fortuna que su marido le dejó) al no tener muchos valores, los jóvenes no
respetaban mucho a Toña y en su rebeldía llegaron a desaparecer objetos de valor
que guardaba la casa.
Un
día ella entró en tal desesperación por la ingratitud de sus inquilinos que en
un arranque de ira los mató a golpes, a todos y cada uno de ellos, enseguida
los arrojó por el barranco.
Después
de este suceso ella se encerró en su cuarto y se quitó la vida arrepentida de
su acto. Nadie supo más de Toña pero se dice que su silueta se puede ver
flotando en la recamara principal, a la vez también se escuchan sonidos de
jóvenes que atormentan aún el espíritu de Antonieta.
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