53 fue el
número de personas que murieron de manera injusta el 11 de abril de 1859 en
Tacubaya a manos de oficiales conservadores. Médicos, estudiantes, un abogado o
simplemente jóvenes que se ofrecieron a atender a los heridos de ambos bandos
perdieron la vida ese día, quedando grabados en la historia como los mártires
de Tacubaya.
La
dictadura impuesta por Antonio López de Santa Anna llega a su fin en 1855 tras
ser derrocada por la Revolución de Ayutla, suceso que da
origen a un nuevo régimen de ideología liberal en el que se gesta la Constitución Federal de los
Estados Unidos Mexicanos de 1857. Fueron muchas las modificaciones ocasionadas
por este documento, pero sin duda una de las más polémicas fue la separación Iglesia-Estado.
En
una sociedad sumamente católica, esta segmentación incentivó el surgimiento de dos grandes bandos: liberales y conservadores,
este último grupo rechaza por completo las nuevas disposiciones. Tacubaya, un
sitio ubicado a las afueras de la Ciudad de México, se había convertido en un
lugar de descanso para la élite política; además allí tanto liberales como
conservadores se reunían a deliberar acerca de la política del país.
Los primeros días de
abril de 1859, las tropas del general conservador Leonardo Márquez deciden
trasladarse a Tacubaya, rumor que no tarda en llegar a los liberales que prevén
un inminente enfrentamiento bélico. Un grupo de jóvenes
estudiantes se percatan de que este último grupo no dispone de los médicos
suficientes, razón por la que deciden ofrecerse como voluntarios para la atención de
los heridos de ambos bandos.
Los conservadores superaban
ampliamente las tropas de los liberales; al general Santos
Degollado, al percatarse de esta situación ordena la retirada de su ejército.
Finalizado el enfrentamiento el general conservador Miguel Miramón decide
ejecutar a todos los oficiales y jefes liberales que habían quedado
prisioneros.
Al
escuchar los disparos, el 11 de abril, los médicos se niegan a abandonar a los
heridos. No
obstante, minutos más tarde irrumpe el ejército conservador y separan
violentamente a los estudiantes de sus pacientes, para instantes después dar
muerte a los médicos Ildefonso Portugal, Gabriel Rivero,
Manuel Sánchez, Alberto Abad y Juan Duval, el abogado Manuel Mateos y los
jóvenes Juan Díaz Covarrubias y José M. Sánchez.
Un
grupo de civiles que
nada tenían que ver con el enfrentamiento también resultaron muertos durante
esta masacre, dejando como resultado 53 personas
fallecidas de manera injusta. La francesa
María Couture, quien también prestó asistencia a los heridos, es recordada por
haber intentado salvar la vida de los jóvenes médicos; a pesar de no alcanzar
su objetivo atendió las
últimas peticiones de los sentenciados y guardo sus objetos
personales para enviar a sus familias, aunque éstos le serían arrebatados por
los soldados conservadores.
Esta
matanza fue conocida no sólo a nivel nacional, sino también en todo el mundo.
Este día le valió a Leonardo Márquez el apodo de “el Tigre de Tacubaya”;
quien al ser cuestionado por los excesos de violencia cometidos, el general
argumentó para justificar sus actos haber aplicado la Ley de Conspiraciones.
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