Vicente Alonso Teodoro era un bandido
famoso en Colima que tenía a todos aterrados con sus actos de maldad. Primero
realizaba pequeños hurtos en la Hacienda de San Antonio, donde trabajaba como
peón, pero aprovecha a cualquier oportunidad para robar valiosos objetos.
Después
de ser denunciado, tuvo que escapar y vivir de forma solitaria en los campos.
Pero esto no lo detuvo y un día cometió uno de los asesinatos más famosos de
aquellos años. Cuando uno de los empresarios norteamericanos se encaminaba a
pagar a una empresa, Vicente lo interceptó en la calle y lo asesinó. Le quito
más de mil pesos y escapó de ahí. Fue desde ese momento cuando las autoridades
emprendieron la búsqueda de este malhechor, dando recompensas por su captura.
Cada
vez que se encontraba a una muchacha que le gustaba, Vicente la tomaba a la
fuerza y se la robaba por días. Cuando se cansaba de ellas, solía abandonarlas
en el campo a su suerte o en el peor de los casos las mataba. El pueblo decía
que el hombre era un nahual porque su escondite se encontraba en las cuevas de
los cerros. Era un hombre ágil que se escapaba de la policía con mucha
facilidad.
Pero
Ramona Murguía, una de las mujeres que había raptado, lo asesinó con ayuda de
uno de los propios amigos de Vicente. La mujer lo atacó justo cuando estaba
dormido en su cama, tomó un cuchillo y le atravesó la yugular, dejándole
desangrando. Para asegurarse de que estuviera muerto, su amigo lo comenzó a
patear brutalmente y terminó por cortarle la cabeza con un filoso machete.
La
mujer tomó su cabeza y la llevó hasta el Portal Medellín, como muestra de lo
que podía pasar a todos los delincuentes. Desde entonces, se cree que este
hombre reencarnó en un animal gracias a que era nahual y vive dentro de las
cuevas de Colima, esperando atacar a cualquier hombre que se acerque.
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