Durante la época de la conquista era
común ver terribles y sangrientas batallas en muchos estados de México. Esto no
fue la excepción en Chiapas, donde un grupo de españoles comandados por Luis
Marín intentaban someter a todo el pueblo. Consiguieron que gran parte de los
habitantes se rindieran ante ellos pero había un pequeño grupo que no quería
hacerlo.
Los
Nandalumí los enfrentaron con armas que ellos mismos habían elaborado y con
gran odio lograron echarlos de su comunidad. Pero tiempo después un nuevo
batallón dirigido por Diego de Mazariegos volvió con más fuerza y esta vez con
la idea de no aceptar ninguna derrota. La batalla fue una de las más
sangrientas, asesinaban niños, mujeres y toda clase de animales.
Pero las últimas familias que quedaron
con vida, antes de rendirse ante la conquista se arrojaron al Cañón del
Sumidero. Fueron decenas de personas las que tomaron a sus hijos y los
arrojaron al abismo. Los hombres y mujeres adultos también saltaron hacía el
agua para terminar con su vida. Los españoles quedaron asombrados ante la
valentía y resistencia de los habitantes, así que decidieron irse de ahí.
Al
día siguiente, algunos sobrevivientes de la guerra bajaron al cañón esperando
rescatar a alguien con vida. Pero misteriosamente no encontraron los cuerpos ni
flotando ni debajo del agua. Fue como si todas esas familias hubieran
desaparecido para siempre. No había rastro de nadie, solamente una enorme
mancha de sangre que desapareció con el tiempo. Las personas que sobrevivieron
al ataque se encargaron de fundar el nuevo poblado que ahora conocemos como San
Cristóbal de las Casas.
Se cree que
aún en el Cañón del Sumidero se pueden ver algunos espíritus de familias
completas jugando a la orilla. Muchos turistas que no conocen la historia
pueden tener contacto con estos fantasmas sin saberlo.
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