En nuestra vida, quizás, sin darnos cuenta,
podemos estar atados, aunque no
existan cuerdas que amarren nuestros pies y manos.
Pensamientos
equívocos, a los que nos aferramos, Creencias sin fundamento en las que a veces nos
basamos.
Objetos
materiales, recuerdos del ayer, amores del pasado, Temores, depresiones, sentimientos
cruzados.
Creer
que no podemos, sin haberlo intentado, depender de personas que tenemos a nuestro
lado.
Limitamos
nuestros sueños, porque nos sentimos esclavos, muchas veces sin darnos cuenta, estamos
amarrados.
Situaciones,
condiciones, épocas, tentaciones, La moda, los avances, los medios de
comunicaciones.
Convertimos
en necesidad, los lujos y la vanidad, Hasta distorsionamos la definición del amor
y la amistad.
Perdemos
la libertad de reír, llorar, y opinar, porque nos esclaviza la opinión de los
demás.
Nos
ata la violencia, el resentimiento y el dolor, queremos las cosas fáciles, tener poder,
inspirar temor.
Por
eso no existe paz en muchos corazones de la humanidad, se encuentran
atados, dependen hasta de su propia mentalidad.
Muchas
veces no sabemos porque no podemos la felicidad experimentar; quizás porque no
hemos descubierto, que primero nos debemos desatar.
Y
cuando logramos romper las cadenas físicas y mentales que no nos dejan avanzar, podemos llegar a
ser realmente libres, para poder a otros liberar.
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