En
la localidad de Atlixco, Puebla, se encuentra el cerro de San Miguel en donde
también está la capilla a San Miguel. Hace muchos años los habitantes tenían la
tradición religiosa de hacer una pequeña representación sobre la lucha entre
San Miguel y el diablo. En la iglesia colocaban una pequeña imagen de casi 50
centímetros de un diablito en color negro.
Cada 29 de septiembre amarraban a la figura del diablito a un tubo
y lo colocaban contra la pared dentro de la iglesia. Pero al día siguiente los
mayordomos encontraban la espalda de la figura con muchos mensajes, y hasta
oraciones de personas que se atrevían a pedirle cosas a este diablito. Además,
durante ese día muchas cosas misteriosas pasaban con los habitantes, había
mucha violencia, peleas callejeras y robos.
Cada año había muchos accidentes en el poblado y parecía que la
creencia de amarrar al diablito ya estaba perdiendo efecto. Eran muchos los que
adoraban a la maléfica figura, se cree que esto le dio más poder para salir
cada noche a hacer el mal. Para evitar esto, el sacerdote tomó la decisión de
encerrar para siempre al diablito en el sótano de la iglesia. Aunque tiempo
después, un hombre se metió y robó la pequeña figura, nunca lo encontraron y se
cree que desde ese tiempo se liberó mucha maldad para el poblado.
Nadie pudo ver nuevamente a la figura, pero cada año justo antes
del 29 de septiembre el diablito sale a hacer maldades a los habitantes. Se
cree que el diablo también es el encargado de engañar a los habitantes cada año
durante el día de San Juan, abriendo en el cerro una pequeña tienda muy surtida
que regala todo a quien la pise. Pero si al llegar la media noche no logran
salir de la cueva, entonces quedan atrapados para siempre.
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