sábado, 14 de julio de 2018

ANA MARÍA DOLORES




Ana María Dolores era una niña muy querida por su familia, tenía 2 años cuando tuvo que ser cuidada por sus abuelos en Orizaba ya que sus padres trabajaban en la Ciudad de México. Su abuela se encargaba de hacerle el desayuno cada día, siempre la tenía limpia y salía con ella al parque durante las tardes.

Una mañana, su abuela puso leña para calentar agua y poder bañar a la niña, pero una de sus vecinas tocó a la puerta. La señora dejó por un momento a la pequeña mientras platicaba en la entrada de la casa con su amiga. Fue entonces cuando en un descuido la niña se acercó a las llamas y una de ellas alcanzó su vestido, incendiándolo rápidamente. La mujer escuchó el llanto de la niña pero ya era demasiado tarde, Ana María estaba envuelta en llamas.

La pequeña murió con mucho dolor al ser quemada vida, sus padres viajaron hasta Orizaba para darle sepultura en el panteón Juan de la Luz Enríquez.

Solicitaron a un arquitecto que le diseñara un nicho de mármol con un ángel del tamaño real de la niña. Pasaron más de 100 años hasta que no sobrevivió ninguno de los familiares de la pequeña cuando cosas espeluznantes comenzaron a pasar en su tumba.

Las personas notaban que durante los días de lluvia la figura del ángel cambiaba de posición para proteger la tumba. Otras veces se podía ver a una niña correr en el panteón, buscando juguetes y tomando flores de otras tumbas, para que al día siguiente todo apareciera al pie de la tumba de Ana María.

Nadie le lleva flores, nadie procura limpiar la tumba, pero a pesar de que ha pasado mucho tiempo, la misteriosa tumba sigue como nueva. Los turistas suelen visitarla esperando ver al ángel moverse pero los habitantes la respetan pues dicen que se trata de una tumba con poderes sobrenaturales.


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