viernes, 20 de julio de 2018

LOS TACONES




En muchas familias mexicanas se tiene la costumbre de que la hija menor siempre debe permanecer al lado de sus padres para cuidarlos durante la vejez. Está también era la tradición de la familia de Mariana, una mujer de edad madura que vivía en la calle del panteón en la ciudad de Saltillo, Coahuila.
Ella se hacía cargo de su madre de 90 años de edad, por este motivo decidió que nunca se casaría y tampoco tendría hijos. Durante el día, la mujer se quedaba encerrada en casa atendiendo a su madre, pero al caer la noche su vida y hasta sus ropas eran diferentes. Parecía que se transformaba en una mujer distinta o por lo menos eso decían las personas que la veían pasar.
Cada noche salía de su casa con vestido de gala, arreglada y usando unos tacones altos. Las personas escuchaban el fuerte ruido de sus tacones cuando bajaba por la calle que daba hasta donde se encontraban los establos. En esa zona había pequeñas casas de adobe ubicadas atrás del Ateneo Fuente donde vivían muchos hombres solteros.
Mariana caminaba hasta ahí para ver a un hombre con el que tenía un romance en secreto. Pero era muy criticada por sus vecinos quienes decían que era una mala hija al abandonar a su madre cada noche para salir con su amado. Las habladurías llegaron hasta su madre quien comenzó a enfermar de tristeza rápidamente.
Una noche, Mariana se encaminó con sus tacones hacía la casa de su enamorado, paso varias horas con él y volvió a su casa. Cuando llegó, fue a ver a su madre para darle las buenas noches pero por desgracia, la mujer ya había muerto. La gente comenzó a culpar a Mariana de haber dejado morir a su madre sin la ayuda de un sacerdote y en soledad.
Después de esto, Mariana entró en una profunda depresión y nunca volvió a ver a su amado. Quedó dentro de su casa y murió en total soledad sin que otra persona la ayudara. La misma noche de su muerte se pudo ver su silueta salir hacia la casa de su amado sonando sus tacones por toda la calle.
Cuentan la gente que aun en estos días, a altas horas de la noche se escuchan unos tacones caminar e incluso si se asoman se puede ver su silueta vagando por las calles, desapareciendo de forma inesperada.


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