Al suroeste de la isla San
José y a 12 km de la bahía La Amortajada, se encuentra un yacimiento que a
fines del siglo pasado era un buen productor de perlas, y en el cual se reunían
cientos de buzos todos los años.
Al final de cada temporada,
antes de que el frío y los vientos del noroeste hicieran imposibles las
maniobras de buceo, los pescadores acostumbraban sacar una última perla
"para la Virgen".
En cierta ocasión, un buzo
se disponía a tirarse por última vez al mar, cuando alguien, advirtiendo el
intento, le grito:
El pescador, irónico, hizo un
gesto de desdén, y respondió con burla:
--Yo no voy por la perla
de la Virgen, voy a buscar una para el diablo.
Y se lanzó al agua.
Satanás le tomó la
palabra, y el pescador no reapareció ni las aguas devolvieron su cadáver.
El lugar ahora es un tabú
y nadie va ahí a buscar perlas. Quienes lo han hecho, encontraron en el fondo
al fantasma del
buzo blasfemo, a quien le ha crecido una
enorme cabellera y una lengua barba. Parece vivo, y en sus manos sostiene una
enorme concha de madreperla.
Es
la perla del diablo, dicen; y como el fantasma lleva cabellos largos se le ha dado el nombre de El Mechudo y a ese lugar punta Cabeza Mechuda.
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