Muchas veces no es suficiente sentir demasiado amor, para
aceptar que las cosas no se pueden dar como lo esperábamos, ni tampoco evitar o
impedir que nos cause dolor el tener que decir ineludiblemente, adiós.
Cuesta entender como todo parece a veces quererse oponer,
y en cada paso surgen tropiezos y obstáculos que nos hacen caer y hasta dudar
de lo sano o no que pueda ser continuar o terminar lo que ya tenía sus raíces
bien clavadas en lo más profundo de nuestro interior.
Qué difícil es hacerle comprender al corazón, que aunque
lo que está sintiendo es lo que le da sentido a su latir, tiene que aprender a
dejar de suspirar y asumir que las cosas no pueden continuar, porque la
decisión que se ha tomado es escribir fin, en lo que creímos sería para toda la
eternidad.
Y a veces no sabemos dar explicación, cuando nos
preguntan, porque hay que soltar lo que más hemos sabido amar; no es fácil
encontrar una razón, decir que quizás existen mundos diferentes en los que cada
uno se ha de ubicar; entender que cuesta seguir cuando las circunstancias se
atraviesan para separar, ni aceptar que quizás uno de los dos no amó lo
suficiente y por eso se llegó a la conclusión que es mejor terminar.
Hay
momentos en los que ese adiós inmortaliza en el alma el sentimiento que tanto
unió, y aunque muchas cosas nuevas surjan y existan propuestas de vivir algo
más, nada podrá hacer que se olvide aquello que significó demasiado, por lo que
permitió experimentar… Y quizás este adiós cueste tanto que se guarde la
esperanza de replantear, o se dejan las puertas abiertas por si el tiempo
decide que las cosas se puedan retomar; esa es la ilusión que más alimenta el
corazón, aunque intente distraer lo que siente y finja demencia afirmando que
ya lo ha superado y se optó por lo mejor.
Tal vez sin quererlo, se rompe cualquier lazo que
dificulte el soltar; y se prefiera arrancar cada página que en el fondo del
alma se quiere arraigar; porque mientras exista una esperanza es casi imposible
terminar, y hace más daño la separación, sin que el corazón asuma realmente que
todo terminó.
Son realmente muchas las circunstancias que aún en contra
de lo que se siente, obligan a decidir que todo debe llegar a su fin y debemos
continuar dejando atrás lo que por un tiempo se convirtió en nuestro todo y en
lo que más sabíamos amar.
Solo queda expresar, que decir adiós fue la mejor
decisión, porque era difícil continuar, aunque en el corazón de uno o de ambos
existiera demasiado amor… muchas veces quizás esto en el fondo no es verdad y
quedará el vacío por terminar o dejar ir lo que más se amó.
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