Hay algo
decisivo, a lo que algunos le temen, otros prefieren olvidarlo; hay quienes no piensan en ello,
porque saben realmente lo implica asumirlo y realizarlo.
Es el primer paso, un acto de valentía, que demuestra la inmensa capacidad de amar, perdonar y luchar que tiene el que se atreve a darlo sin dejarse persuadir de "peros", miedos, orgullos, rencores y muchos otros sentimientos, que intentan evitar que se tome la decisión de avanzar, dando marcha a la realización de un sueño, al fortalecimiento de un sentimiento o la restauración de una relación de amor o de amistad.
Es el primer paso, un acto de valentía, que demuestra la inmensa capacidad de amar, perdonar y luchar que tiene el que se atreve a darlo sin dejarse persuadir de "peros", miedos, orgullos, rencores y muchos otros sentimientos, que intentan evitar que se tome la decisión de avanzar, dando marcha a la realización de un sueño, al fortalecimiento de un sentimiento o la restauración de una relación de amor o de amistad.
Dar el primer
paso, puede parecer algo muy sencillo, pero cuesta demasiado, sobre todo a la hora de
perdonar; porque propiciar ese acercamiento, es considerado para muchos
humillación y faltar a la propia dignidad; qué equivocados están los que
creen que sanar heridas,
reparar corazones o vivir en armonía y paz, minimiza el ser o les hará perder
el valor que como personas han de tener; al contrario, es un acto que da testimonio de
la grandeza de corazón e inmensa capacidad de amar.
¿Cuántas heridas
innecesarias se agrandan en la soledad que se alimenta del tiempo que pasa, el silencio y
el distanciamiento que duele y
hasta mata? ¿Cuántas relaciones se han perdido, dejando corazones
desfallecidos, que pierden la fe y la esperanza en el amor y la amistad;
simplemente porque ninguna de las partes se atreve a dar el primer paso, pedir perdón o
sencillamente perdonar? Todo sería distinto, se evitaría mucho dolor, tan solo
si alguno se arma de valor
y acaba con tanto orgullo y rencor.
¿Cuántas
relaciones no pudieron resurgir, porque aunque ambos sintieron amor, ninguno de los dos se
atrevió a expresarlo primero y dejarlo fluir? ¿Cuántas quedaron convencidos que
no eran dignos de esa
relación; estaban enamorados, tenían todo a su favor para hacer realidad ese
sentimiento, pero lo dejaron muy escondido en lo más profundo del corazón?... Ese amor tan
intenso se hubiera hecho realidad, llenándolos de alegría y de paz, si tan
solo se hubieran dado
permiso de expresarlo, sentirlo y hacerlo inmortal.
¿Cuántos sueños y
metas se convierten en simples fantasías, que creemos imposibles de realizar; quizás
porque sentimos que no somos capaces de reconocer nuestros muchos dones, dar el
primer paso hacia el camino
del éxito y de nuestra realización personal?... Cuántas obras
inconclusas, historias sin terminar; cuadernos que nunca se han empezado a
escribir, simplemente porque nos da miedo de comenzar y luego continuar.
Dar el primer
paso, a la hora de reparar, sanar, perdonar, restaurar, recomenzar y hacer un sueño
realidad; habla muy bien de quien se atreve a darlo, muestra su humildad,
carisma e inmensa capacidad
de amar y perdonar; este acto de valentía aunque parezca un gesto sencillo
y sin trascendencia manifiesta el enorme valor que como ser humano tiene la persona que lo da;
ese paso puede en determinado
momento ser el que salva una relación, una ilusión, una vida, un sueño y
hasta más.
Antes de darlo
hay que pensar muy bien lo que se hará; porque hay quienes se dejan convencer más fácilmente
de dar un primer paso equivocado,
que en vez de llevarlo por el buen camino lo haga errar; así, la
iniciativa tomada puede llegar a destruir en vez de salvar… ten presente que
a la hora de discernir, hay que saber escuchar lo que realmente nos conviene y que no va en
contra de nosotros mismos ni de los demás; para poder vivir así en armonía y
paz siendo felices
de verdad.
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