En la región de la Laguna dentro del
estado de Durango se encuentra una de las más interesantes y misteriosas zonas
de nuestro Estado, El Bolsón de Mapimí.
Éste, está situado dentro
del desierto más grande de Norte América denominado Desierto Chihuahuense que
se extiende desde el Estado de San Luis Potosí pasando por Zacatecas, Coahuila,
Durango, hasta Arizona, Nuevo México y Texas en los Estados Unidos, y es sin
duda uno de sus rasgos más sobresalientes.
Es indiscutible que aún
cuando los desiertos han sido considerados en lo general lugares inhóspitos sin
vida, su nombre viene del latín (desertum, lugar abandonado, soledad), esto ya
en la realidad dista de ser verdadero pues en el “desierto” existen un gran
variedad tanto de plantas como de animales y en el caso del Bolsón, según el
Instituto de Ecología se encuentran 350 especies de flora y 270 de fauna
algunas endémicas, lo que si es cierto es que, realmente llueve muy poco ya que
recibe menos de 270 mm. de lluvia en promedio al año.
El Bolsón de Mapimí es en
sí una cuenca cerrada, pues su cause no sale a ningún lado, así el Río Nazas y
el Aguanaval que ahí descargan sus aguas, antes, mucho antes, formaban una gran
laguna que todavía vieron los Conquistadores por ahí a fines de los años
1500.
Ahora en día el área aparte de ser una
de las más prósperas del Estado por su industria, además es un lugar cargado de
historia y bellezas naturales.
El papel que jugaron las
ciudades de Lerdo, Gómez Palacio, Torreón y las poblaciones de Bermejillo y
Mapimí durante la revolución para la evolución de la llamada División del Norte
y el nombramiento del General Francisco Villa como Comandante de la misma,
fueron determinantes y todavía ahora podemos visitar algunos de esos lugares
históricos como la Hacienda de La Loma.
Hacia el norte manejando
por la carretera Gómez Palacio-Chihuahua y desviándose al poblado de Dinamita
un poco más adentro por el camino de terracería llega uno al Cañón del Sarnoso
donde la erosión causada por el aire ha esculpido en la roca formaciones caprichosas
que dan lugar para todo tipo de imaginaciones.
Continuando por esta carretera 49 a sólo 30 Km. de Gómez Palacio está Bermejillo donde Villa durante la Revolución dejó sus trenes en las dos tomas de Torreón, y aquí nos desviamos por la carretera estatal 30 rumbo al poblado de Mapimí, fundado por el sacerdote jesuita Agustín de Espinosa el 25 de Julio de 1598.
Continuando por esta carretera 49 a sólo 30 Km. de Gómez Palacio está Bermejillo donde Villa durante la Revolución dejó sus trenes en las dos tomas de Torreón, y aquí nos desviamos por la carretera estatal 30 rumbo al poblado de Mapimí, fundado por el sacerdote jesuita Agustín de Espinosa el 25 de Julio de 1598.
En su principio se
recuerdan rebeliones indígenas en 1648, 1650, 1652 y 1715 lo que nos da un
rasgo de los indígenas Tobosos y otros Chichimecas que vivían por aquí. Luego
finalmente se construye un presido para contenerlos. También por Mapimí pasó el
cura Hidalgo en su camino a Chihuahua a ser ejecutado y el Presidente Benito
Juárez. Detalles de estos acontecimientos se pueden ver en el Museo localizado
en contra esquina de la Plaza de Armas. Además no puede uno dejar de visitar el
cementerio donde curiosamente encontramos una gran cantidad de extranjeros (los
que trabajan en las minas) sepultados en el mismo y varias lápidas del arte funerario
de Don Benigno Montoya.
La Mina de Ojuela la razón
más contundente para la existencia de Mapimí, todavía ahora es explotada por su
lado sur, pero en su lado norte su historia nos dejó todo un pueblo minero
fantasma y el Puente Colgante de Ojuela con todos sus 319 mts. de longitud que
lo hacen uno de los puentes colgantes más largos de América Latina y sus más de
cien años desde que fue construido. El acceso está por la carretera 30 entre
Mapimí y Bermejillo.
Finalmente uno de los
atractivos más impactantes del área son las Grutas del Rosario, éstas esconden
en su interior una belleza sin igual y se ha dicho que son unas de las cavernas
más hermosas del mundo. Las estalactitas y estalagmitas que crecen por la
acción del agua en la piedra caliza del cerro a través del tiempo han
construído adentro un verdadero mundo subterráneo de fantasía el cual no deja
de impresionarte cada vez que vas. El recorrido es de unas dos horas y media y
en el poblado de Vicente Suárez puedes conseguir permiso y guías para entrar.
Para llegar sin mucha premura nosotros sugerimos seguir hacia el oeste por la
carretera 30 saliendo de Mapimí unos cuantos kilómetros y voltear hacia la
izquierda, hay un anuncio que marca la ruta hasta el Ejido Vicente Suárez donde
ya preguntando encuentras al Guía. Están como a 20 Km. de recorrido.
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