La Isla Tiburón pertenece al estado de Sonora, mide 1.204 km2 y está
separada del continente por un estrecho canal que mide poco más de 3 km. Es una
tierra árida y hostil en la que no crece prácticamente nada, es difícil
conseguir agua y únicamente la habitan pequeños animales. Actualmente existen
en ella dos bases militares, pero anteriormente fue el asentamiento de 3 grupos
diferentes de seris. Los seris son un pueblo
indígena del estado de Sonora. Para ellos la Isla Tiburón es un lugar
sagrado, ya que creen que en ella se originó su pueblo.
La isla se vio involucrada en dos leyendas diferentes, la primera fue la creencia de que en sus
tierras había yacimientos de oro y
la segunda que los habitantes de
la isla eran caníbales.
En 1903 un explorador americano llamado Tom Grindell efectuó una primera expedición a la isla
con el fin de valorar si valía la pena iniciar una operación de prospección de yacimientos auríferos en ella.
Aunque prácticamente no desembarcó en la isla, lo que vio le pareció prometedor
y volvió a Arizona, su lugar de origen, a fin de reclutar más personal.
En 1905 decidió
iniciar la operación a pesar de que únicamente tres hombres se habían unido a
su proyecto. Entre el equipamiento contaban con gran cantidad de agua y un alambique para destilar agua de mar, ya
que sabían que el agua iba a ser su principal preocupación. Partieron a
principios de junio para establecer un primer asentamiento y debían regresar a
finales de julio. Solo uno de ellos regresó cuatro meses después y no supo
explicar qué había ocurrido con sus compañeros, pues se había extraviado y a
duras penas sobrevivido.
El hermano de Tom,
Edward, pasados unos meses partió en su busca. Encontró restos de los
campamentos que habían ido montando y de los animales que habían muerto durante
la expedición, pero de los hombres no había ni rastro. Desembarcaron en la
isla y en un campamento Seri abandonado encontraron atadas a unos postes los restos de unas manos humanas.
De ahí partió la leyenda de que los seri tenían por costumbre atar a sus
enemigos a estacas e irlos descuartizando y comiendo poco a poco mientras moría.
Las manos se comprobaron
que no pertenecían ni a Tom ni a ninguno de sus compañeros y por las iniciales
encontradas en unos correajes se creyó que pertenecían a dos mineros que
también habían partido hacía un tiempo hacia la isla a fin de encontrar oro.
Dos años más
tarde fueron encontrados los restos de Tom y sus compañeros y por los
indicios las autoridades dedujeron que habían muerto de sed al no funcionar
correctamente el alambique para potabilizar el agua de mar. Los seri no se los habían comido, pero sí que era cierto que
atacaban a todo aquel que intentase afincarse en una isla que ellos
consideraban sagrada, si además se los comían o no, nadie lo sabe. Finalmente el gobierno mexicano apoyó al pueblo seri en sus
reivindicaciones y la isla Tiburón actualmente les pertenece convertida en una
reserva natural.
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