La noche que el Presidente López Mateos inauguró la
luz de Temascal: la población estaba a oscuras.
Y por el rumbo del convento, y por la Avenida
Morelos, y cerca del templo de santo domingo, ocurrió un suceso digno de
relatarse.
Comenzó a hablarse por el barrio entre las gentes de
buena fe y timoratas, de un espanto que solía aparecer por el convento era
–decían las monjas que pasaban algunas noches haciendo “vela” por penitencia -
un chirrido, como el de una pesada carreta que pasara sobre el empedrado de la
angosta callejuela. Otra, una tal doña Nila, vieja santurrona, juraba haberse
asomado a su ventana, para contemplar horrorizada –antes de caer desmayada, por
supuesto, según certificaron sus hijos- que se trataba de una carreta cubierta
hasta todo lo alto con negros crespones, arrastrada por negros caballos y
conducida nada menos que por la mismísima muerte cubierta con blanco sudario.
Otra leyenda dice que siendo las doce de la media
noche, se puede escuchar el cabalgar de un caballo, cuentan las personas que
una vez una señora quiso averiguar que era o quien era, al salir vio un gran
caballo de color negro lustroso con grandes ojos, el mejor caballo que había
visto, y sobre él una persona que le pegaba con un látigo, jalando una carreta,
de la impresión la señora cayó desmayada sus familiares la ayudaron y ella les
contó lo que había visto, nadie creía dicho suceso, pero al tercer día aquella
señora sin explicación alguna, apareció muerta, con marcas en todo el cuerpo,
la ropa desgarrada como si hubiera sido arrastrada por largos caminos.
Al escuchar esto toda la gente empezó a murmurar que
había sido la carreta de la muerte quien se había llevado a la señora.
Desde ese momento todas las noches se escucha el
ruido del caballo jalando una carreta y como si trajera algo en ella, nunca
nadie ha querido salir a ver por miedo a que la carreta se los pueda llevar,
pero si se escucha el sonar de aquel hermoso caballo.
Las autoridades desmintieron esta historia porque ya
no sabían como controlar la situación, ya que la gente vivía aterrorizada y
pensaron que diciendo que todo era falso, les daría seguridad a los habitantes
de ese rumbo.
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