La vainilla, Ixtlilxóchitl,
“flor negra”, es un género de orquídeas que produce un fruto saborizante muy
exquisito. Sumamente apreciada en la época prehispánica en toda Mesoamérica,
los mexicas y los mayas la empleaban para preparar el xocólatl, bebida
destinada a los nobles y guerreros, hecha con chocolate, en una de sus tantas
variedades. La vainilla la producían los totonacos de las zonas costeras de
Veracruz, y la enviaban hasta el Altiplano, para ser consumida por los mexicas.
A los totonacos se debe la leyenda que nos cuenta su origen.
Los abuelos nos relatan
que hace mucho tiempo existió una bella princesa llamada Tzacapontziza,
Estrella de la Mañana, de largos cabellos negros, lacios, y lustrosos; sus
rasgados ojos expresaban dulzura y malicia; era tan atractiva que los jóvenes
nobles la perseguían a todas horas. Zkata-Oxga, Venado Joven, y príncipe
también, era uno de esos enamorados; tan enamorado estaba que un día decidió
raptarla, aún cuando contaba con el beneplácito de la noble doncella. Huyeron
de sus respectivos hogares, y trataron de esconderse lo mejor que pudieron. Sin
embargo, el padre de la princesa había dado órdenes de que se la buscase por
doquier, hasta encontrarla. Después de mucho batallar, los sacerdotes de la
diosa de las cosechas Tonoacayohua, acompañados de guerreros, los encontraron,
los apresaron, y los decapitaron como había sido ordenado por el padre de
Tzacopontziza. Poco tiempo después de morir, el príncipe Zkata-Oxga reencarnó
en un fuerte, alto y bello arbusto. A su vez, la desdichada princesa se
convirtió en una liana de maravillosas orquídeas que se enredaba con amor y
dulzura en el príncipe-arbusto. Se amaban tanto que, aun después de la muerte
se mantuvieron juntos. Desde entonces, los totonacos llaman a la vainilla
caxixanath, dulce nombre que significa “Flor casada”, o más brevemente, xanath.
Agregan los ancestros que Xanath era tan bondadosa que después de muerta quiso ayudar a los indios totonacos: decidió que su cuerpo-flor sería curativo. Así pues, la vainilla es un muy buen estimulante del sistema nervioso, cura la histeria, la melancolía, y la depresión, además del reumatismo, y las lesiones musculares. Asimismo, se emplea como infusión, aceite esencial, y tintura.
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