La toma de refugio es la puerta de entrada a la enseñanza del Buda. En
el contexto de la enseñanza funciona como la vía de acceso a todas las
prácticas del Buda Dharma. Para dedicarse a las prácticas en su contexto
apropiado hemos de entrar en ellas a través de la puerta de la toma de refugio,
al igual que para ir a un restaurante y tomar la comida tenemos que entrar por
la puerta. Si permaneciésemos fuera del restaurante y leyésemos el menú
colocado sobre la ventana, tal vez nos iremos con un conocimiento completo del
menú pero no con el hambre satisfecha. Del mismo modo, por el mero estudio y
admiración de la enseñanza del Buda no entraremos en su práctica. Incluso si
extrajésemos ciertos elementos de práctica para nuestro uso personal sin tomar
refugio en primer lugar, nuestros esfuerzos no podrían considerarse como la
práctica real de la enseñanza del Buda. Tan sólo serán prácticas derivadas de
la enseñanza, o de prácticas en armonía con la enseñanza, pero mientras
continúen sin conjuntarse con la actitud mental de la toma de refugio en la
Triple Joya no se habrán convertido aún en la práctica de la enseñanza del Buda.
Para subrayar el significado de la toma de refugio consideraremos el
contraste entre dos tipos de personas. Una de ellas observa los principios
éticos implícitos en los cinco preceptos pañchasila. No se compromete
formalmente con los preceptos en el contexto de la práctica ética del Buda Dharma,
sino que espontáneamente se acopla a los principios de conducta prescritos
debido a su sentido innato de lo correcto y lo equivocado, es decir, los sigue
como formando parte de una ética natural. Además, supongamos que practica
meditación algunas horas la día, pero no lo hace dentro del contexto del
Dharma, sino simplemente como un medio para disfrutar de paz mental inmediata.
Supongamos también que dicha persona ha encontrado la enseñanza del Buda, la
aprecia y la respeta, pero no se siente lo suficientemente convencido como para
reconocer su veracidad o no se siente impulsado a tomar refugio.
Por otro lado, supongamos que hay otra persona cuyas circunstancias le
impiden la observancia perfecta de los preceptos y que no puede encontrar
tiempo libre para practicar meditación. Pero a pesar de que carezca de estas
realizaciones, desde lo más profundo de su corazón, con toda sinceridad,
comprensión y dedicación de propósito ha tomado refugio en la Triple Joya. Al
comparar estas dos personas, nos preguntaremos qué actitud mental es de mayor
valor espiritual a largo plazo, la de la persona que sin tomar refugio observa
los principios éticos incluidos en los cinco preceptos y que practica
meditación varias horas al día, o la de la otra persona que no puede cumplir
estas prácticas pero ha tomado refugio sinceramente en el Buda, el Dharma y la
Sangha. Si bien no se encuentra ninguna declaración explícita sobre este caso
en los sutras y comentarios, sin embargo existen suficientes indicios para
sostener una inteligente suposición. Sobre esta base, diremos que la actitud
mental de la segunda persona, que ha tomado refugio con clara comprensión y
sinceridad de corazón, es la de mayor valor espiritual a largo plazo. La razón
para tal juicio es la siguiente.
Como resultado de sus prácticas éticas y meditativas, la primera
persona disfrutará de paz y felicidad en su vida actual y acumulará mérito que
le conducirá a un renacimiento favorable en el futuro. Sin embargo, cuando el
mérito alcance su maduración, se agotará y perderá su fuerza sin causar un
desarrollo espiritual ulterior. Cuando el renacimiento afortunado resultante de
los méritos llegue a su fin, le seguirá un renacimiento en otro plano,
determinado por el karma acumulado, y dicha persona continuará girando en el
ciclo de la existencia. Su práctica virtuosa no contribuirá directamente a
trascender la rueda del samsara.
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