Cuentan los teenek, los
indios huastecos, que hace mucho tiempo fueron creados por una pareja de dioses
llamados Maam, o Mammlaab, quien es el Abuelo de los Abuelos, y Miim Tsabaal la Madre
Tierra, siempre cubierta de vegetación, también conocida como Puulik Miim, la
Gran Madre Abuela.
En la creación les ayudó
Muxí, Dios de la Lluvia, que vive en el mar y, a veces en
la cima de una montaña, o en las profundidades de la Tierra, según se le antoje
y le dé la gana. Muxi simboliza al Trueno, gracias a él las frutas y las
plantas maduran.
Así pues, Maam y Miim Tsabaal, la
pareja primordial dio vida al primer hombre y a la planta de maíz, tan
profundamente básica en la civilización de los indígenas.
Antes de que se crearan los hombres que actualmente
viven en la Tierra, hubo varias creaciones que no dieron buen
resultado, porque las personas se alimentaban de la frutita del algodón, lo
cual no era suficiente para su subsistencia y vitalidad.
Hasta que un día Nuestra Abuela dijo que tenía que
conseguir maíz para elaborar una masa con la cual formar la carne de dos
hombres y dos mujeres. Y así lo hizo.
Con la masa formó los cuerpos y con el olote hizo
los huesos de las criaturas. Fue así como nacieron los hombres que no pueden
vivir sin maíz por tal razón.
El dios Muxi debe mandar siempre el maíz a la
Tierra, porque sin él los hombres morirían, ya que forma parte de su esencia
misma y es su primordial alimentación.
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