Intentar descubrir la
misión que tenemos en la vida, no es creernos superhéroes que al mundo vamos a
salvar; y mucho menos mártires que nacimos para sufrir, porque sienten que Dios
lo quiso así.
Hay quienes prefieren no
pensar que su vida tiene una misión o que han sido creados para algo específico
que va mucho mas allá; optan en ir por el mundo buscando placeres pasajeros,
queriendo gozar el momento, pasarla bien y nada más, encontrando en todo ello
más necesidades y ansiedades que nunca se logran calmar, dejando vacíos y
angustias que se roban las ganas de vivir y les impide ver que hay muchas otras
formas de ser feliz y sentir paz.
Vivir no implica ser
como veletas que se dejan llevar a donde el viento las arrastre, viviendo
simplemente lo que les toca asumir, lamentándose de su suerte, anhelando lo que
no les fue concedido, queriendo descubrir en horóscopos y en la suerte su
destino, porque se niegan a creer que han sido creados para mucho más.
La vida, tiene su misión
y es dejar huellas, más no cicatrices. Las huellas te hacen inmortal, dan vida
a otras vidas que buscan en ti, una razón para seguir, continuar, sin tenerse
que rendir. Las cicatrices, quedan del dolor, surgen de las heridas que quizás
sin darnos cuenta causamos en los demás, por no entender que vivir no es solo
pensar en uno mismo, sino también aprender a convivir y lo mejor de cada
uno entregar.
Todos tenemos una
misión, para algo hemos sido creados, no somos producto de un error, ni de una
aventura, no somos una tragedia, ni un castigo de Dios… somos sus hijos, frutos
de su amor; El pensó en cada uno de nosotros, y al darnos el don de la vida,
nos dio una misión especial; no somos iguales, El hizo a todas sus criaturas
diferentes, porque es un Dios artista y creativo que se goza en
la variedad; para El todo lo que ha creado es bello, se complace en ello y
coloca en todos sus seres un toque de su perfección, para que así, aunque a
veces sintamos que nos rompemos o que fallamos, podamos empezar de nuevo y
volverlo a intentar una y otra vez más.
Nuestra misión consiste
en hacer bien lo que tenemos que hacer, aprender a ser felices desde lo que
somos, trabajar por aportarle al mundo nuestro granito de arena, para que sea
mejor, descubrir nuestra razón de ser en este lugar, hacer que los pasos que
demos, aunque sean cortos, vayan despacio o nos hagan a veces tropezar, dejan
huellas imborrables en los corazones que en nuestro caminar hemos de encontrar.
Hay quienes mueren sin
haber vivido realmente; pues no supieron descubrir su misión; creyeron que
vivir era simplemente, ir por el mundo, sin rumbo, sin sueños, sin aprender a
descubrir lo que es realmente bello, por ello aquella frase que ha traspasado
fronteras: "Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los
ojos".
Es bueno hacer de vez un
cuando un pare en el camino y preguntarnos: ¿Cuál es nuestra misión? ¿Por qué o para qué hemos nacido?
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