En muchos instantes de nuestra vida, nace de lo
más hondo del ser, esa
exclamación que expresa la angustia por la espera, el dolor por lo vivido, las
ansias de llenar el vacío, encontrar lo que se había perdido; llegar a dónde se ha soñado, abrazar
a los seres amados.
El
tiempo se nos hace eterno mientras aguardamos que nos llegue el momento, hasta se
derrumban los sueños al ver pasar los años y sentir que quizás no nos vendrá, lo que
tanto hemos esperado.
¿Cuándo
veré un poco de luz? Gritan las almas que experimentan en su vida oscuridad; ¿Cuándo
encontraré la paz? Es el clamor de aquellos que viven en angustia
y soledad. ¿Cuándo
podré realizar mis sueños; sino he hecho otra cosa más que luchar por ellos?
¿Cuándo encontraré lo que tanto he buscado? ¿Cuándo llegará lo que ha sido para mí tan
esperado? ¿Cuándo se acabarán
mis carencias? ¿Cuándo dejaré de perder para ganar? ¿Cuándo tendré un espacio
para respirar y descansar? ¿Cuándo se sanarán las heridas? ¿Cuándo aprenderé a ver la
vida desde otra expectativa? ¿Cuándo se acabarán las lágrimas derramadas por
haber perdido o por tener
decirle adiós a los que más he querido? ¿Cuándo llegará ese día en que los
hogares no se destruyan y las familias dejen de pelear? ¿Cuándo se hará justicia? ¿Cuándo reinará
la paz? ¿Cuándo se darán
cuenta de sus errores, aquellos que en su ceguera espiritual, se alejan del camino y hacen
mal? ¿Cuándo podremos caminar
en libertad, sin ningún temor a que nos miren o nos vayan a juzgar? ¿Cuándo
llegará ese cuando?
Hay
cosas que pasan porque tienen que pasar; otras llegan cuando deben llegar,
algunas más pronto, otras tardan más; pero todo tiene su momento; no somos dueños del tiempo,
vivimos en él, simplemente debemos asumirlo intensamente con todo lo que nos
trae, con aquello que nos
quita y nos da; sin dejar de luchar, de soñar y trabajar por alcanzar eso que
tanto anhelamos y buscamos lograr.
A
veces la espera parece ser eterna, quizás porque es necesario que nos esforcemos un
poco más, que se den ciclos para purificar y modelar nuestro interior, que se fortalezca
el corazón en cada latido
que lanza con fuerza por las ansias que le causa el anhelar algo y no
poseerlo, simplemente luchar por ello, soñarlo y tener que esperar… O tal
vez porque en ese proceso, muchas almas aprenderán cosas nuevas, se fortifican, crecerán. Por
ello se nos pide estar siempre
listos, preparados para lo que vendrá; sin perder nunca la fe ni la
esperanza de que aquello que tanto deseamos, algún día nos llegará. NO es
nuestro tiempo, todo sucede cuando tiene que pasar, hay un Dios que es amor, y es el único que
sabe cómo, cuándo y dónde será… nuestra vida en sus manos está.
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