miércoles, 10 de octubre de 2018

CUÁNDO




En muchos instantes de nuestra vida, nace de lo más hondo del ser, esa exclamación que expresa la angustia por la espera, el dolor por lo vivido, las ansias de llenar el vacío, encontrar lo que se había perdido; llegar a dónde se ha soñado, abrazar a los seres amados.

El tiempo se nos hace eterno mientras aguardamos que nos llegue el momento, hasta se derrumban los sueños al ver pasar los años y sentir que quizás no nos vendrá, lo que tanto hemos esperado.

¿Cuándo veré un poco de luz? Gritan las almas que experimentan en su vida oscuridad; ¿Cuándo encontraré la paz? Es el clamor de aquellos que viven en angustia y soledad. ¿Cuándo podré realizar mis sueños; sino he hecho otra cosa más que luchar por ellos? ¿Cuándo encontraré lo que tanto he buscado? ¿Cuándo llegará lo que ha sido para mí tan esperado? ¿Cuándo se acabarán mis carencias? ¿Cuándo dejaré de perder para ganar? ¿Cuándo tendré un espacio para respirar y descansar? ¿Cuándo se sanarán las heridas? ¿Cuándo aprenderé a ver la vida desde otra expectativa? ¿Cuándo se acabarán las lágrimas derramadas por haber perdido o por tener decirle adiós a los que más he querido? ¿Cuándo llegará ese día en que los hogares no se destruyan y las familias dejen de pelear? ¿Cuándo se hará justicia? ¿Cuándo reinará la paz? ¿Cuándo se darán cuenta de sus errores, aquellos que en su ceguera espiritual, se alejan del camino y hacen mal? ¿Cuándo podremos caminar en libertad, sin ningún temor a que nos miren o nos vayan a juzgar? ¿Cuándo llegará ese cuando?

Hay cosas que pasan porque tienen que pasar; otras llegan cuando deben llegar, algunas más pronto, otras tardan más; pero todo tiene su momento; no somos dueños del tiempo, vivimos en él, simplemente debemos asumirlo intensamente con todo lo que nos trae, con aquello que nos quita y nos da; sin dejar de luchar, de soñar y trabajar por alcanzar eso que tanto anhelamos y buscamos lograr.


A veces la espera parece ser eterna, quizás porque es necesario que nos esforcemos un poco más, que se den ciclos para purificar y modelar nuestro interior, que se fortalezca el corazón en cada latido que lanza con fuerza por las ansias que le causa el anhelar algo y no poseerlo, simplemente luchar por ello, soñarlo y tener que esperar… O tal vez porque en ese proceso, muchas almas aprenderán cosas nuevas, se fortifican, crecerán. Por ello se nos pide estar siempre listos, preparados para lo que vendrá; sin perder nunca la fe ni la esperanza de que aquello que tanto deseamos, algún día nos llegará. NO es nuestro tiempo, todo sucede cuando tiene que pasar, hay un Dios que es amor, y es el único que sabe cómo, cuándo y dónde será… nuestra vida en sus manos está.

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