¿De qué tienes miedo? ¿Lo has pensado alguna vez? El miedo es una
cadena mental que nos impide avanzar, se aferra a nosotros como una piedra enorme atada al
pie, que no nos deja crecer,
lanzarnos, soñar.
Surge
ante lo desconocido, a veces de la nada, en muchas ocasiones aparece después
de haber vivido experiencias difíciles, pero también nos agarra porque se lo permitimos, al
escuchar lo que otros nos dicen o al dejarnos llevar por aquello de lo cual
ni siquiera somos testigos.
Hay
quienes tienen miedo de volver a amar, después de haber sufrido por amor; otros
confiar o abrir el corazón, porque quizás alguna vez lo hicieron y fueron defraudados o
traicionados; de igual forma existen los que temen emprender en algún proyecto
o soñar, tal vez porque
fracasaron en algo que se habían propuesto o les fueron truncados sus
sueños.
Pero
el miedo es irreal, nosotros mismos le damos vida y permitimos que exista dentro
de nuestro ser, por ello nadie más nos lo puede quitar, solo hay que enfrentarlo, mirarlo a
los ojos, vencerlo, superarlo,
decirle que haga lo que haga no nos puede ganar. Porque sino lo
intentamos de nuevo, nunca sabremos si lo podremos realmente lograr; sino nos
damos la oportunidad de amar y sentirnos amados, le estaremos cerrando las puertas al amor y
quizás nunca lo podamos encontrar.
El
miedo manipula nuestros pensamientos y sentimientos; nos hace ver todo oscuro, nos
cierra todas las puertas, nos ata de manos y pies, encadena nuestra mente, no nos deja soñar,
seguir, ganar.
El
miedo se hace grande o pequeño, según la importancia que le demos; entre
menos le enfrentemos, más vida y fuerza le daremos, por ello, hay que
aprender a descubrir en cada nuevo día, otra oportunidad que se nos da, para intentarlo
de nuevo, abrir el corazón,
construir una amistad, pero sobre todo, para volver creer y a soñar.
Sentir
miedo es como experimentar que estamos caminando por un sendero oscuro
que no sabemos a dónde nos va a llevar, en el cual podremos encontrar obstáculos, espinas,
tropiezos, caídas, fracasos, heridas, pérdidas las cuales no queremos hallar,
por ello, encendamos
la luz, y el miedo se irá, todo se verá mejor y sabremos que en nuestro
peregrinar por la vida, no estamos solos, Dios siempre a nuestro lado está, nos muestra el
camino, sana las heridas,
revive nuestros sueños e ilusiones, le da un nuevo sentido a cada día. Por ello repito
una y otra vez: "Si Dios está conmigo, ¿a quién o qué temeré?”
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