En
el estado de Guerrero, cerca de la costa grande, vivía María una mujer humilde
que vivía de la venta de artesanías que ella misma realizaba. Tejía prendas y
hamacas que vendía a los turistas que visitaban las playas de Guerrero. María
era muy religiosa, y uno de sus sueños más anhelados era viajar a Italia para
conocer al Papa.
Su
abuela le había heredado unas monedas de oro que ella guardaba dentro de un
saco debajo de su cama. Después de muchos meses ahorrando y sumando sus monedas
de oro, la mujer se decidió a realizar su tan esperado viaje. En aquel
entonces, no había carreteras ni transporte que conectara la costa grande de
Guerrero. María se despertó desde temprano para poder caminar por toda la
orilla de la playa hasta llegar a la ciudad de Acapulco.
La
única forma que tenía la mujer de llegar a su destino era guiándose por medio
de la espuma del mar. Ella tenía planeado caminar cerca de un día y medio para
así llegar hasta las playas de Acapulco. Para no perder el camino también se
acompañaba de la luz de un candil de petróleo. Pero a mitad del camino tuvo una
desgracia que cambió su viaje por completo.
Unos
hombres borrachos la atacaron cuando la vieron caminar sola sobre el mar. La
asesinaron de una forma horrible y le robaron todo su dinero, incluyendo sus
monedas de oro. Dicen que el cuerpo fue devorado por las olas del mar y nadie
volvió a ver a María.
Pero
cada noche, cuando la luz se oculta entre las nubes, se puede ver una mujer
vestida de blanco salir desde la espuma del mar. Parece que sostiene un candil
que ilumina con mucha fuerza que es visible desde la ventana de cualquier hotel
cercano a Acapulco. Muchos dicen que esta mujer está en busca de cualquier
hombre, que se encuentre a altas horas de la noche en la playa, para poder
cobrar su venganza.
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