En
el año de 1890, nació en San Carlos, Veracruz, Lucía Zarate, en el seno de una
familia de la clase media alta. Su padre se llamó Fermín Zárate y su madre
Tomasa Licona de Zárate. Nació muy pequeñita, tan solo midió diez y siete
centímetros de largo y los médicos pensaron que no viviría. Sin embargo, la
nena siguió creciendo hasta que llegó a los diez años y su crecimiento se
detuvo. En ese entonces medía cincuenta y un centímetros y pesaba solamente dos
kilos y medio. Este hecho se debió a que Lucía fue una enana primordial
ostidisplástica microcefálica, lo que la hacía ser pequeña, pero proporcionada,
a diferencia de otro tipo de enanismo. Dicha condición es de origen genético, y
aquellos que la presentan mantienen proporciones normales en el cuerpo, ni padecen
deficiencia de la hormona del crecimiento ni deficiencia de la hormona de
crecimiento. Lucía era, además de chiquita, muy frágil, de carita aniñada,
nariz grande y boca regular; sus ojos pequeños y lúcidos.
La familia de Lucía dejó el
país para trasladarse a los Estados Unidos cuando ella contaba con doce años,
para ser exhibida en la Exposición del Centenario de Filadelfia. Poco después
trabajo en un círculo donde la pusieron como parte de una escenificación que se
llamó la Hermana de las Hadas. P.T. Barnum, empresario y artista circense
nacido en Estados Unidos, la quiso para su circo, y puso a Lucía acompañada de
Francis J. Flyn, conocido como el General Mite, quien medía sesenta
centímetros. Los rumores afirman que entre ellos dos nació un romance. Junto
con él Lucía representaba escenas cotidianas en las que participaba un tío que
medía dos metros treinta y cinco centímetros, chino de nacimiento y que
respondía al nombre de Chang Woo-Gow. Con sus presentaciones, la pequeña Lucía
hizo una buena fortuna y adquirió propiedades en su natal Veracruz.
Tras sus presentaciones en
el circo Barnum, viajó varias veces a Europa donde tuvo un éxito notable,
incluso actuó para la reina Victoria de Inglaterra y para el zar Nicolás de
Rusia.
Según
cuenta la leyenda, esta mujercita no renegaba de su condición, pues era muy
coqueta y le gustaba hacerse de muchos y costosos vestidos y adornarse con
joyas de lo mejor. Sin embargo. en todas sus fotografías aparece triste y nunca
sonríe. Algunas fuentes aseguran que Lucía padecía de un ligero retraso mental.
Parece ser que disfrutaba de su condición y le sacaba provecho. Como era
caprichuda y mimada, tenía a su servicio un traductor, una cocinera –que le
preparaba la comida que podía comer, ya que su frágil organismo no le permitía
comer normalmente- y una sirvienta cuya principal tarea consistía en
satisfacerle todos sus caprichos. Además, en sus viajes artísticos siempre la
acompañaron sus padres y alguno de sus hermanos.
Su primer mánager fue el
empresario y diputado Cristino Lobatón, a quien el presidente Porfirio Díaz
habíale encargado la organización de un espectáculo de fenómenos que viajaría
por la Unión Americana. En tal espectáculo pronto destacó la pequeña Lucía, y
pronto de enriqueció su ambicioso mánager. Fue un éxito rotundo. En el famoso
Ginnes, ha quedado registrada como la persona adulta más pequeña del mundo. La
liliputiense mexicana viajó por muchos países exhibiendo su condición durante
más de catorce años.
En 1890, Lucía viajó con
sus padres en ferrocarril para asistir a una de sus actuaciones. El ambiente
era muy frío y estaba nevando mucho: así pues, el ferrocarril se quedó aislado
en las montañas de Nevada, Estados Unidos, durante quince días, lo cual fue terrible
para la chica quien murió a causa de la hipotermia, el día 28 de enero, contaba
con tan solo 26 años. Otra versión de su muerte afirma que murió a causa de
trastornos intestinales.
A ciento veinte años de su
muerte, La Mexicana Liliputiense, como la llamaban, sigue teniendo el cetro de
la mujer más pequeñita de la historia.
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