Había
una vez una hermosa mujer triqui de Oaxaca que se casó con un hombre pobre. La
mujer antes de casarse había tenido un amante que era muy rico. Arrepentida de
su matrimonio, deseaba que su esposo desapareciera para poder casarse con su
antiguo amor. Un día decidió matarlo y lo llevó a dar un paseo por el Sumidero
del Diablo. En un descuido, empujó a su esposo quien cayó desbarrancado. Libre
ya del pobre hombre, la mujer se casó con el amante que le daría amor y, sobre
todo, dinero.
Pero
el marido no había muerto y durante siete años vivió en las profundidades del
Sumidero, alimentándose de los granos de un elote que le arrojaba un cuervo, y
bebiendo agua del río que pasaba por ahí.
Cierto
día una Serpiente Emplumada vio al hombre y se compadeció de su tragedia. Le
dijo que se agarrase de su cola para sacarlo de donde se encontraba. Al salir
del Sumidero, la serpiente se sacudió y cayeron al suelo muchas hermosas
plumas; le dijo al hombre que las recogiera y las llevara a vender para convertirse
en un hombre muy rico. Poco después, la mujer acompañada de su esposo, vio por
casualidad caminando por el pueblo al que fuera el primero y
comentó a su acompañante: -Ese hombre que va ahí se parece mucho a mi primer
esposo. Al pronunciar estas palabras, la Serpiente Emplumada se apareció y dio
muerte a la pareja.
Pasado
un cierto tiempo, el nuevo hombre rico conoció a una joven triqui que era toda
bondad, dulzura y belleza, y se casó con ella. Formaron una familia de cinco
hijitos y vivieron muchos años muy felices gozando de la riqueza que le
había proporcionado la maravillosa Serpiente Emplumada.
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