Es tan fácil hacer feliz un corazón, dibujar una sonrisa,
encender de nuevo esa luz que ilumina el rostro y devolverle al alma la
ilusión…
No se necesita bajar la luna, ni cambiar el mar de color,
hacer que un perro vuele, o regalar un avión; es suficiente ofrecer algo
sencillo y pequeño que esté inundado del más sincero amor…
Una palabra oportuna, un abrazo que se de con la fuerza del
alma, un mensajito que nazca, una llamada, son cosas que pueden regalar mucha
paz, quebrar el silencio que causa la soledad y devolver la calma; tal vez
cuesta pensar y entender el efecto que logra tener aquello que rompe la rutina
y hace sentir al otro importante en la vida…
¡Yo no te pido la luna!, es lo que grita un corazón, que
quizás sintiendo soledad y buscando un poco de paz, solo espera sentir que a
alguien le ha de importar; saber que si existe el amor y la amistad, y estos no
se expresan haciendo cosas extraordinarias, simplemente buscando la manera de
estar en los momentos en que el alma se siente en oscuridad…
Se puede salvar una vida, sanar una herida, y levantar a otro
de una caída, tan solo con hacer esas pequeñas cosas que naciendo del corazón y
siendo motivadas por la fuerza del amor, logran realizar milagros que nunca
imaginó la razón… y que causan efectos maravillosos en aquel que lo recibió…
Las cosas más sencillas y pequeñas, son las
capaces de guardar en sí mismas, todo el amor que el alma experimenta; esos
detalles olvidados porque muchos no creen necesario y otros piensan que ya de
moda han pasado; son los que hacen un día diferente a otro y mantienen con vida
una relación, porque matan la rutina y expresan lo que hay escondido en el
interior…
Quién realmente ama y quién necesita amor; no pide que se le
baje la luna ni que se encienda el sol; le basta una palabra, un chocolate, una
carta, una llamada o una flor; una mano extendida, un abrazo cálido, señales de
vida; para vencer la soledad y devolverle al corazón la ilusión y las ganas de
no rendirse y luchar…
Cualquier problema o situación familiar, laboral, social; se
puede vencer sin sentimos que hay alguien en el mundo que está presente de una
u otra forma y que no estamos rodeados de soledad; los amigos son una luz
encendida en medio de la más grande oscuridad…
El amor y la amistad manifestado en lo más sencillo y pequeño,
realizan milagros demasiado grandes como salvar una vida y fabricar sueños; en
nuestras manos y sin darnos cuenta está el realizar muchos de ellos, no tenemos
que ser astronautas para subir hasta el cielo y bajar la luna o encender un
lucero; cualquier acción que salga de nuestro corazón y la inundemos de amor,
será suficiente para que quien la reciba experimente que Dios existe y en
nosotros se hace presente para ellos
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