Doña
Pascualita Esparza fundó la tienda de vestidos de novia “La Popular” en
Chihuahua, donde rápidamente tuvo éxito gracias a sus hermosos vestidos. La
señora tenía una hija muy joven que tenía como principal sueño casarse y poder
usar uno de los vestidos de la tienda de su madre.
La chica se enamoró de un taxista, a
quien Doña Pascualita no le simpatizó para nada. Ella quería lo mejor para su
hija, pero a pesar de esto nunca se opuso a su amor y aceptó la relación. Al
poco tiempo el hombre le pidió matrimonio a la chica que aceptó de inmediato.
Su madre le ayudó con todos los preparativos para el gran día.
El
día de la boda el novio se encontraba puntual en la iglesia junto con toda su
familia y amigos, pero la joven no aparecía por ningún lado. La habían
atropellado en el centro justo cuando salía de la tienda de novias de su madre.
La chica murió de forma trágica y Doña Pascualita quedó devastada. Durante
muchos días mantuvo cerrada la tienda, pero cuando la volvió a abrir, había un
hermoso maniquí en el aparador principal de la tienda.
La
bella mujer tenía un vestido de novia que nadie había visto y que impactó a
todas las mujeres de la ciudad. Pero lo más aterrador fue el gran parecido que
tenía ese maniquí con la fallecida hija de Dona Pascualita además, estaba tan
detallado en sus manos, cara y ojos que parecía un ser humano. Muchos dicen que
la señora le tenía tanto amor a su hija que se encargó de embalsamarla y así
convertirla en maniquí para conservarla siempre a su
Con el
tiempo, la dueña de La Popular falleció, y nunca aclaró lo que había pasado con
su hija o de dónde había sacado ese misterioso maniquí al que los habitantes le
pusieron “La Pascualita”. Pero los trabajadores de la tienda aseguran al
anochecer el maniquí baja del aparador para cambiarse de vestido y lucir uno
nuevo al día siguiente.
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