sábado, 4 de agosto de 2018

LA BELLA AIROSA




Hace algunos años en Pachuca vivía una hermosa mujer cuyo nombre aún sigue siendo un misterio. Era joven, llena de vida y con una gran cantidad de cualidades que eran de envidiarse. Le gustaba ayudar a los demás, siempre apoyaba a los ancianos, educaba a los niños y procuraba a los enfermos. Todo lo hacía con una enorme sonrisa.
Cada tarde salía a pasear al cerro porque le gustaba mantenerse en contacto con la naturaleza y disfrutar del viento que refrescaba su rostro y su cabello. Este tiempo lo dedicaba a pensar en cómo podría ayudar a su ciudad ya que en esa temporada los habitantes vivían en pobreza extrema. Una tarde, cansada y desesperada de no poder hacer nada, comenzó a llorar con mucha tristeza en el cerro y el viento era cada vez más fuerte.
Se dice que, al caer la noche, la joven escuchó una voz desde el cielo que le preguntaba sobre su sufrimiento. Al escuchar las nobles intenciones sobre querer ayudar a su pueblo, de la tierra surgió otra voz más fuerte que le ofrecía un trato a cambio de su belleza y su alma. La chica no dudó en aceptar, y de inmediato cayó muerta al piso, su cuerpo fue devorado por una grieta en la tierra y desapareció sin dejar rastro. Nadie sabe con quién hizo el trato, pero tras su muerte la situación mejoró en la ciudad.
Al día siguiente los habitantes habían encontrado plata en las minas, lo que ayudó al pueblo a ser uno de los más ricos durante mucho tiempo. Desde entonces, cada tarde el viento sopla tan fuerte que se puede escuchar su rugir entrar por las ventanas y puertas de las casas en Pachuca. En su memoria, se colocó una estatua de la joven en el centro de la ciudad como si estuviera disfrutando del viento con su cabello suelto.

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