Muy cerca
de Irapuato se encuentra una comunidad que hace tiempo vivía con el temor
constante de inundación. Esto debido a que había una presa muy vieja y mal
construida que amenazaba con explotar y dejar inundado todo el pueblo arrasando
con las pequeñas casas. Tras escuchar el temor y las demandas de los
pobladores, los dueños de la presa decidieron mejorar la construcción.
Pero
tenían no sabían cómo hacerlo, así que tras muchas recomendaciones decidieron
acudir a una bruja que les dio la respuesta. Esta mujer les dijo que
construyeran una nueva presa pero colocando niños vivos dentro de los muros. De
esta forma cuando la presa estuviera a punto de desbordar, los pequeños darían
aviso al pueblo y todos podrían salvarse.
Así que los dueños salieron a dar órdenes
a su capataz pidiendo que les llevaran a todos los niños menores de dos años
que se encontraran en el pueblo. El hombre salió y arrebató de las manos de sus
padres a todos los pequeños que se encontraba en el camino, los aventó dentro
de su camioneta y así hasta terminar de secuestrar a todos.
Los
dueños de la presa realizaron los trabajos y emparedaron a los pequeños niños
en la presa, dejando únicamente libre su cabeza. Los niños lloraban todo el
tiempo, y el pueblo comenzó a asustarse de estas drásticas medidas de los
dueños de la presa. Tiempo después, cuando los niños murieron aún se podían
escuchar sus gritos, avisando que la presa estaba a punto de desbordarse.
Pero
cuando la presa se secó, y en el pueblo ya nadie conocía la historia, se
escucharon los llantos de estos niños tan fuerte que lastimaron los oídos de
las personas. Muchos de los habitantes pensaron que se había desatado una
maldición de la presa y decidieron abandonar el pueblo.
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