Durante la
intervención francesa muchos soldados llegaron al centro de Durango.
Planearon
su asentamiento durante varios días y realizaban recorridos en la zona cerca de
la Catedral, en donde se encontraba un convento. Una de las monjas que apenas
había entrado al convento tenía mucha curiosidad por esos hombres extranjeros.
Cada día se asomaba a la ventana para ver lo que hacían los soldados franceses.
Entre esos hombres quedó enamorada de
Fernando, un hombre alto de ojos claros y con un cuerpo robusto. Él también
solía mirarla durante horas desde donde estaba, así pasaron varios días, pero
sin cruzar ni una palabra. Hasta que un día los franceses tuvieron que
ocultarse del enemigo que estaba a penas a unas horas de distancia. Fernando
tuvo la idea de pedirle a la monja que lo escondiera durante un tiempo y así lo
hizo.
Durante
un par de días Fernando estuvo viviendo con la monja en secreto dentro del convento,
ellos estaban enamorados y habían pasado las noches juntos. Pero el militar
recibió la noticia de que tenían que irse de Durango de inmediato porque serían
atacados con mucha fuerza por los mexicanos. Así que los dos enamorados tenían
que separarse, pero Fernando prometió que volvería por su amada pronto para
casarse.
A
los pocos días la monja se dio cuenta de algo que cambiaría su vida por
completo, estaba embarazada y en muy pocos meses comenzaría a notarse. Por esto
tenía que salir del convento cuanto antes para casarse con su amado. Cada día
ella esperaba en la catedral la llegada de Fernando como lo habían acordado.
Pero al poco tiempo, todo el ejército francés fue asesinado y la noticia se
esparció por el pueblo.
La
monja estaba muy triste y deprimida, ya no podría vivir más en el convento y su
amado había muerto. Además al estar embarazada podría ser señalada por todos y
no podría vivir con eso. Entonces una noche subió al campanario dela catedral
de Durango, cerró los ojos y se aventó. Su cuerpo quedó impactado contra el
piso, provocando su muerte inmediata y llenando todo de sangre. Nadie se dio
cuenta de lo sucedido hasta la mañana siguiente, cuando vieron el cuerpo de la
monja tendido y ensangrentado.
Muchos
aseguran que cada noche a la misma hora se puede ver a una monja desde el
campanario de la catedral. Aseguran que es la misma monja que vivió enamorada y
que su alma está en pena por haberse suicidado.
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