La palabra “Cerveza” proviene del
celtolatino cerevisina. Se trata de una bebida alcohólica fabricada con granos de
cebada o de algunos otros cereales, cuyo almidón debe fermentarse en agua con
levadura Saccharomyces Cerevisiae, Saccharomyces Pastorianus, a la que se puede
agregar lúpulo u otras clases de plantas para aromatizarla.
Los primeros pueblos en fabricar
cerveza fueron los elamitas actual sureste de Irán, los sumerios antigua
Mesopotamia y los egipcios, hace 3500 años a.C., según evidencias arqueológicas
provenientes de Godim Tepe en Elam, hoy Irán.
A México, la cerveza llegó en el año de 1544.
Dos años antes, en la Ciudad de Nájera, España, el emperador Carlos V, por
medio de Cédula Real, otorgó al sevillano Alonso de Herrera el permiso para
fabricar cerveza y montar una cervecería, con duración de veinte años, en la
capital de la Nueva España. La Cédula estipulaba que además se le permitía
fabricar aceite de naveta, jabón y rubia. De lo que ganase el fabricante debía
entregar un tercio al Tesoro Real de la Corona. Ni tardo ni perezoso, Alonso de
Herrera llegó a estas tierras indianas y dio comienzo a su tarea. De Flandes
trajo maestros cerveceros, aparejos, calderas, y demás utensilios necesarios
para la fabricación de cerveza. La Corona había convenido que el empresario
correría con los gastos relativos a los trabajadores que llevase consigo. A
cambio de las condiciones anteriores, Herrera contaba con la absoluta
exclusividad para producir y vender los productos antes mencionados, y con la
exención de pago del almojarifazgo en lo que transportara a España, y de
llevar, libres de derechos, a doscientos esclavos de Portugal, Cabo Verde o
Guinea, los cuales se encargarían de la mano de obra.
Fundó una caldera en la Ciudad de México, pero según le comentaba al emperador, podrían llegar a ser cien calderas productivas, por lo extenso del territorio y por el continuo aumento de la población. Para montar su taberna, que luego serían varias, se le concedió un corregimiento en la comarca de la Ciudad de México.
Tan bien le
iba en el negocio a Alonso de Herrera que con frecuencia enviaba a Carlos I de
España y V de Alemania, suntuosos regalos. Por su parte, el virrey de la Nueva
España, don Antonio de Mendoza, bebía continuamente la cerveza que le
obsequiaba el cervecero hispano. Además, como el vino escaseaba, los colonos
consumían buena cantidad de cerveza en sus comidas y aun fuera de ellas.
Debemos mencionar que el virrey estaba encargado por orden del rey de España de
vigilar la producción de cerveza, para comprobar que se trataba de un buen
negocio, y de estar al pendiente de los manejos de Alonso. Así las cosas,
Mendoza nombró el 11 de diciembre de 1543, a Hernando de Pavía como inspector
de la producción de cerveza, y de vigilar que el pago a la Corona se efectuase
con regularidad y honestidad.
En aquel entonces, la arroba alrededor
de 16,133 litros de cerveza costaba ocho reales, precio bastante elevado en ese
momento, a causa de la escasez de trigo y cebada que se vivía; pero
Alonso Herrera pensaba bajar el precio en cuanto la situación se compusiese. La
cerveza la fabricaba Alonso Herrera en una hacienda llamada El Portal, para ser
vendida en la Ciudad de México. Las ventas de cerveza se llevaban a cabo en los
mercados, plazas, y en la taberna que él había montado. La producción de
cerveza sufría altibajos, e incluso llegó a detenerse la producción entre 1544
y 1549, cuando algunos de los maestros cerveceros decidieron regresar a
Flandes, y otros optaron por trabajar en las minas de México para hacer buen
dinero. Sin embargo, a partir de 1549 la producción aumentó: al fabricarse
1,158 arrobas entre el 28 de enero y el 25 de octubre de 1549 –una media de
128,6 arrobas por mes- y llegarse a 4,192 arrobas entre la última fecha y
el 8 de mayo de 1552, que sitúa la media mensual en aproximadamente 246,5
arrobas, según constata Emilio Luque Azcona.
La cerveza siguió produciéndose en
México. Hacia 1813, el señor Tuallion empezó a producir una cerveza que pronto
se popularizó. Se llamaba Del Hospicio de los Pobres, porque se fabricaba en un
antiguo edificio que había sido una institución de caridad localizada en las
calles de Revillagigedo. En 1825, Notley sacó a la venta una cerveza elaborada
con jengibre inglés, recomendada para los viajes a clima cálido, ya que se
decía ser muy eficaz contra las fiebres y los malestares producidos por el sol.
En 1845, el suizo Bernhard Bolgard montó una fábrica llamada La Pila Seca, la
cual producía una cerveza elaborada con malta de cebada mexicana y piloncillo,
que sirvió de base a los cerveceros de México de finales del siglo XIX, hasta
que se empezó a fabricar en la Cervecería Toluca y México del suizo Agustín
Marendaz, una cerveza tipo lager. La primera cerveza de este tipo, la elaboró
el alsaciano Emil Dercher en su fábrica llamada La Cruz Blanca, en 1898.
Posteriormente, empezaron a abrirse cervecerías fuera de la Ciudad de México,
como por ejemplo en Guadalajara. En 1882, un señor de apellido Graf, sacó a la
venta la cerveza Toluca Lager, elaborada en la Cervecería Toluca y México que
había comprado a Marendaz.
A finales del siglo XIX, en 1891, se
fundó la Cervecería Cuauhtémoc en Monterrey, Nuevo León, a cargo de Isaac
Garza. Para 1894, surgieron cuatro pequeñas cervecerías en Orizaba, Veracruz,
conocidas como La Santa Elena, La Mexicana, La Azteca, y La Inglesa.
Posteriormente, nacieron la Cervecería Sonora y la Cervecería del Pacífico, en
1896 y 1900, respectivamente.
Desde entonces, la cerveza ha sido
para los mexicanos una de sus bebidas predilectas y de mayor consumo en el
país.