viernes, 31 de julio de 2015

LOS MASCKOSECES



Los masckoseces fueron unos seres mitad caballo, mitad tortuga, mitad pez. Los masckoseces han vivido su propia leyenda:
Hace mucho tiempo, en el año 1265, una noche de Navidad en el océano pacifico se ahogo un caballo.
Salvado por la tortuga y asesinado por el pez. ¿Quien sabe como un pez ha asesinado a un caballo? Nadie lo sabe...
Se dice que desde ese día nació el masckoses.
Como el espíritu furioso del caballo logro entrar al océano para vengarse del pez. ¿Que tiene que ver con la tortuga? Que el alma valerosa de la tortuga se junto con el caballo.
¿Y el pez? El pez se ha dicho era el Leviatán. Despierto y furioso por los chillidos del Potro, decidió matarlo antes de ser dormido.
Así nació el masckoses. El primero fue llamado: La Venganza.
El masckoses fue creado por la venganza de modo que NUNCA confíes en un masckoses.

jueves, 30 de julio de 2015

LA CHONITA



En el estado norteño de Chihuahua la tradición oral nos refiere una leyenda muy dramática que se ha trasmitido de boca en boca desde hace muchos años.

En dicha ciudad existe una calle algo apartada del centro, donde se encuentra una tienda que vende trajes de novia.

La tienda cuenta con un gran escaparate donde se exhiben algunos trajes, y en el centro del  mismo se encuentra un maniquí que representa a una joven muy bella que luce  un traje especialmente hermoso.

El maniquí es una obra de arte, tanta es su semejanza a una joven y su realismo es tanto que los habitantes de la ciudad le han puesto el nombre de La Chonita.

La tienda pertenece a una viuda, doña Raquel, que vivía muy feliz con su joven hija de diez y ocho años, ambas ocupaban la parte de arriba de la tienda, donde se encontraba la casa habitación.

Todo marchaba de maravilla para las dos mujeres, la tienda daba lo suficiente para vivir confortablemente y sin preocupaciones económicas.

Sin embargo, un triste acontecimiento puso fin a tanta felicidad, pues un buen día la hija empezó a presentar síntomas de una extraña enfermedad.

Doña Raquel llevó a su hija con muchos médicos de la ciudad sin ningún resultado positivo, incluso viajaron a la ciudad de México, pero todo fue inútil, la enfermedad siguió avanzando, hasta que llegó el día en que la joven murió.

La madre, desconsolada por la pérdida de su hija, lloró mucho. En su dolor tuvo una idea.

La sufrida dama decidió embalsamar a su hija, vestirla con un magnífico traje de novia y exhibirla en el centro del escaparate a fin de que todas las personas pudieran admirar la inmaculada belleza de la criatura.

Desde entonces, corre de boca en boca y en todos los ámbitos la creencia de que el maniquí central de la tienda de vestidos de novia, no es sino la Chonita, la hermosa joven que muriera en la flor de la edad.

miércoles, 29 de julio de 2015

GABRIEL Y CUCA



Gabriel Gavira era un muchacho nacido en el estado de Durango. De joven peleó con las tropas revolucionarias contra la dictadura de Porfirio Díaz. Luchó en muchas ciudades de la República Mexicana. Cuando se encontraba en Guanajuato conoció a una hermosa mujer llamada María del Refugio, Cuca, de la cual se enamoró perdidamente.

Después de un tiempo de pelar la pava en el balcón de la casa de la chica, se comprometieron en matrimonio.

Todo iba bien, pero, repentinamente, Gabriel, que ya era general y comandaba una brigada, fue llamado a la ciudad de Zacatecas. Desolado por la orden, pero obediente como buen soldado, Gavira acudió por la noche a despedirse de su novia.

Tocó, salió Cuca, le dio un beso, y atenta escuchó que se hacía necesario retardar un poco la boda, pues Gabriel debía salir inmediatamente para Zacatecas. Pero Cuca se negó a separarse del su querido soldado y, decidida, le dijo que se iba con él.

A las diez de la noche se encontraban en el tren militar en el cual partían las tropas constitucionalistas a pelear contra Pancho Villa.

Pasada esta contienda, y siempre junto a Cuca convertida en soldadera, las tropas carrancistas se dirigieron a Durango, donde el general Gabriel Gavira fue nombrado jefe de la Comandancia Militar y gobernador del estado y Cuca se convirtió en la primera dama.

El 24 de febrero de 1918, Pancho Villa atacó a las fuerzas militares carrancistas que se encontraban acantonadas en Santa María del Oro, Durango.

Gabriel se aprestó con sus tropas a combatir y defender la plaza. Cuca no le pudo acompañar, pues se encontraba encinta de su tercer hijo. Cuca le despidió temerosa y sufrida, diciéndole: ¡Amado mío, si por desgracia murieras en campaña, ordena a tus soldados que traigan tu cadáver a la casa para poder darte un beso de despedida!

El general salió bien librado, no fue herido. Regresó a su casa ilusionado por ver  a su querida Refugio. Pero el cruel destino había decidido que no la encontrara con vida. Víctima de su mala salud y de las preocupaciones por su esposo, la mujer había muerto.

Cuando llegó Gabriel, hacía ya veinticuatro horas que la habían enterrado. Inmediatamente se dirigió al Panteón de Oriente, y exhumó el ataúd con el fin de dar a Cuca el último y prometido beso. Pero cuando abrieron el ataúd, Gabriel vio que el cuerpo se encontraba boca abajo con las manos laceradas, como si Cuca hubiese sido enterrada en vida y hubiese tratado se salir de la trampa mortal.

Desesperado, el general la sacó, la llevó a la casa donde fue velada durante dos días con la esperanza de que la joven reviviese; la vieron doctores, pero todo fue inútil. Gabriel la besó por última vez y Cuca fue enterrada nuevamente.

En su lápida el viudo mandó que se escribiese el siguiente epitafio, que comienza:

“Fue en un tiempo honrada y hermosa, raro en mujer sin fortuna, cual ninguna cariñosa. Discreta como ninguna”

Todavía puede verse la abandonada tumba de la hermosa Cuca en la Mansión del Reposo, en el lote 261, letra E.

lunes, 27 de julio de 2015

EL FANTASMA DEL CERRO DEL LOBO



Se afirma que desde hace varias décadas, en el cerro del Lobo, una Zona de Preservación Ecológica, también llamado Parque Ecológico de Santa Apolonia; ubicado en la ciudad de Pachuca de Soto, Hidalgo, México, se aparece una mujer vestida de blanco, lo hace solo en las noches de luna llena en las faldas del cerro.

Las mujeres que se topaban con ella la describían como una chica joven, piel clara, cabello castaño largo, mediana estatura, ojos cafés y siempre vestida de blanco, y que en lugar de caminar, flotaba en el aire, no sentían miedo de ella, pues se ofrecía ayudarlas a cruzar el lugar sin peligro, ya que ahí sucedían muchos accidentes.

A sus nuevas amigas, La Mujer de Blanco, les contaba el terrible destino que tenían los hombres las noches de luna llena.

En cambio a los hombres les terminaba haciendo cosas malas, muy malas. Pues muchos de ellos se hallaban muertos en las laderas del cerro del Lobo, siempre el día después de la Luna llena, y todos tenían puesto un crucifijo de plata.

Se dice que se atravesaba en su camino, lo seducía, se hacía seguir a la cima del cerro, para después arrojarlos desde las peñas, el silencio de la noche se interrumpía con los gritos desesperados de los hombres cayendo, acompañados de fuertes carcajadas que erizaban la piel.

Después ella se alejaba flotando, hasta perderse en la oscuridad…

La historia corrió por las cantinas, donde los borrachos bromeaban sobre este fantasma.

Una noche, el joven hermano de un hombre, que había sido encontrado con los huesos destrozados al pie del cerro, juró vengarse de esa mujer y enviarla al mismo infierno de donde salió. Se fue al cerro con pistola en mano, alumbrado por la luz de la luna llena.

-“Por fin te encontré”-, le gritó el joven al verla, amenazando con su pistola. Pero ella lo hechizó mirándolo directo a los ojos, lo llevó hasta un barranco el cual ella cruzó flotando, pero él cayó gritando.

Encontraron su cadáver como todos los otros, con la cruz en el pecho.

domingo, 26 de julio de 2015

EL DIOS QUE SE CONVIRTIÓ EN VENADO



Hace muchísimos siglos en el cerro Curutaran, Juego de Pelota, se enfrentaron para jugar dos dioses: Cupanzieeri y Achuri Hirepe, dios de la noche.

Jugaron durante todo el día con mucho brío, pues ambos dioses querían lograr el triunfo. Al llegar la noche, el juego se terminó con la victoria de Achuri Hirepe, por lo tanto el dios Cupanzieeri fue sacrificado en el templo de Xacunan, la Jacona actual.

El ganador, a más de la victoria, obtuvo a la mujer de Cupanzieeri que se encontraba embarazada en ese momento.

A los pocos meses nació Siráta-Tápezi, hijo del dios perdedor.

Las pikurpiri lo escondieron en un pueblo localizado en la sima de un cerro, al que se conocía con el nombre de Akuntaro.

Ahí se crió el muchachito, quien resultó muy hábil para la cacería, y el manejo de la flecha y la honda.

Cierto día que se disponía a cazar se encontró con una iguana, ésta le habló y le dijo que no la matase, que le iba a revelar un secreto.

Le dijo que el que el joven creía que era su padre, no lo era; que el que fungía como su padre era en realidad el asesino del mismo, y que Cupanziehri había sido sacrificado en un templo por órdenes de Achuri Hirepe.

Siráta se fue presto hacia el Juego de Pelota y escarbó en el templo hasta encontrar un costal que contenía los huesos de su padre.

Tomó el costal y se alejó del lugar. Cuando iba caminando de camino a su casa, se encontró con una parvada de codornices y las quiso cazar; los huesos del dios se convirtieron en un enorme venado sin cornamenta, con el pelo muy largo y una cola gruesa y súper larga.

El venado se echó a correr hacia el Este y le dijo a su hijo:

-“¿Hijo mío, sabe que algún día regresaré por el mismo lugar por el que ahora me voy. Cuando regresé todo el pueblo se espantara como una parvada de codornices!”-

Cuando llegaron los españoles, todos los indios purépecha creyeron que era el dios Cupanziehri que había regresado como le hubo dicho a Siráta-Tápesi.

viernes, 24 de julio de 2015

EL SEÑOR QUE VIVIÓ CON UNA BRUJA



Había una vez un señor que se enamoro de una muchacha muy bonita, pero cierto día el señor se fue a tomar cervezas con sus compadres y le dijeron que su novia era una bruja y que en la noche se convertía en cualquier animal.

También le aconsejaron que en la noche la espiara para comprobar que era cierto.

El señor la espió en la noche pero el sueño lo vencía y se quedaba dormido. Entonces el señor fue a ver a una señora que era bruja.

Ella le dijo que para ver a su novia se pusiera un escapulario y que cuando la muchacha se quitara su cuero de mujer, que al cuero le echara sal.

En la noche el señor se puso un escapulario y cuando la muchacha se levanto la siguió hasta un árbol de aguacate.

Ahí la muchacha se quito el cuero de mujer y se convirtió en lechuza.

El señor espero a que se fuera alejara.

Y cuando se fue el animal, el señor le echo sal al cuero de mujer.

Cuando la muchacha regresó y se puso el cuero de mujer la muchacha se revolcó y lloraba del dolor.

SE CUENTA QUE CUANDO LA GENTE PASA POR ESE LUGAR SE  APARECE LA MUCHACHA REVOLCANDOSE Y LLORANDO DEL DOLOR.

jueves, 23 de julio de 2015

EL SUEÑO FRUSTRADO



Cuenta una leyenda del estado de Guerrero que hace muchos años una mujer llamada Carmelita Juárez soñaba, día y noche, con hacer un viaje al Vaticano para conocer en persona al Papa de aquel tiempo.

A fin de realizar su sueño, durante muchos años se puso a juntar monedas de oro con bastante esfuerzo para poderse costear el pasaje.

Pasaron algunos años y, por fin, un día Carmelita se dio cuenta de que ya contaba con el suficiente dinero para marcharse al Vaticano.

Al día siguiente se aprestó para el viaje y se dirigió al puerto para tomar el barco que había de llevarla hacia destino tan deseado.

Cuando llegó era de noche y decidió ir a dar una vuelta por la playa para sosegar su emoción.

Como la noche estaba muy oscura y la Luna no se aparecía, tomó un candil del albergue donde se hospedaba y se dirigió a la tibia playa.

De pronto vio dos figuras a lo lejos que caminaban hacia donde ella se encontraba.

Temiendo lo peor, dio media vuelta y apresuró el paso para huir de esas personas que se le iban acercando cada vez más.

Pero como Carmelita era madurita, pronto le dieron alcance dos hombres mal encarados que, presto, le quitaron a la pobre mujer todo su dinero, junto con las esperanzas de ver al Santo Papa.

Fue tan duro el golpe de ver frustradas sus ilusiones que al poco tiempo murió de dolor y pena.

Desde entonces, los habitantes de Guerrero aseguran que en las playas del puerto suele verse a una mujer fantasmagórica que porta un candil en la mano y pasea por la playa en espera de tomar el barco que ha de llevarla hasta Europa a ver al Pontífice.

EL LEÓN DE SAN JERÓNIMO



Se cuenta que el Señor San Jerónimo, santo patrón de este lugar, tenía un león a su lado; pero la ciudadanía de aquel entonces, empezó a preguntarse el por qué; ya que esto no era correcto en su papel de patrono de pueblo.

Unos afirmaban que debía tenerlo, otros que no, en fin, se pusieron de acuerdo y se lo quitaron.

No se sabe si fue la fe, la superstición o el temor por habérselo quitado, pero se dice que después de algunos días empezó a escucharse el rugido de un león por las noches, y al amanecer se encontraban los restos de animales como perros, borregos, becerros y hasta burros, como indicio de que dicho animal los mataba y se los comía.

Ya la gente no salía cuando empezaba a oscurecer, todo mundo atrancaba las puertas por temor a que el animal entrara a sus casas.

Cuenta un sacristán, que estuvo durante 60 años en este oficio, que él dormía en una pieza que está junto al curato de la Parroquia y que hasta allí oía rugidos del león todas las noches.

Otras personas dicen que era un monstruo que salía de los túneles que se cree tiene el subsuelo de la cabecera municipal, pero sea como fuese, el caso es que a diario aparecía un animal muerto.

Los que le quitaron el león a San Jerónimo, se reunieron y acordaron colocarlo otra vez en el lugar que lo tenía, pues temían que fuera un castigo por habérselo quitado.

Desde que pusieron al león en el lugar donde estaba, no se volvió a aparecer por las noches a causar destrozos, por lo cual el santo volvió a ser venerado como antes.

miércoles, 22 de julio de 2015

EL ESPÍRITU DEL NIÑO ERRANTE



Cuando ocurren cosas, normalmente, es a una persona o un grupo de personas compartiendo la misma experiencia, pero esto que voy a contar sucede en un pueblo, y ocurre a todos sus habitantes, los cuales ya están acostumbrados...

Pero yo, como visitante, y mis primas, hemos vivido unas experiencias que a la gente de allí les parece "normales".

Fuimos a ese pueblo donde mis tíos tenían en las afueras una casa cerca del pantano. Para ir al pueblo tenías que seguir un camino de tierra durante cuatro kilómetros hasta llegar.

Como en la casa de noche nos aburríamos, mis tíos nos acercaban al pueblo en coche para que pasáramos allí unas horas con los chicos del pueblo. Era verano y las noches invitaban a pasarlas hablando y disfrutando de compañía.

Los chicos del pueblo al principio nos parecían muy fantasiosos o que nos querían meter miedo. Decían que algunas noches se oía el gemido de un niño pidiendo ayuda... pero no venía de ninguna parte, sino de todo el pueblo.

Cada uno de los habitantes lo oía en su propia casa, en la calle, en la tienda, en el bar... partía de las paredes, del suelo... a veces incluso sentían un empujón violento que los lanzaba al suelo...

Contaban que incluso una mujer embarazada perdió a su hijo en la plaza una tarde en la que se encontraba hablando con unas amigas al sentir que unas manos aprisionaban su vientre con tanta fuerza que la hizo abortar allí mismo. Ella estuvo a punto de morir y cuando se recuperó, se fueron del pueblo y no volvieron a él.

Les preguntamos que quién podría provocar esas cosas... y que después de lo de la mujer ¿cómo es que la gente no se va del pueblo también?

Entonces nos contaron una leyenda de terror y del por qué creen que "eso" atacó tan ferozmente a la mujer.

Hacía unos diez años, unos niños del pueblo decidieron irse una noche de verano a otro pueblo vecino.

Para ello tenían que atravesar un campo donde en uno de los laterales estaba el cementerio que compartían los dos pueblos y que se hallaba justo a la mitad del camino.

Cuando ya estaban bien avanzados oyeron un crujido a sus espaldas. Era el hermano menor de uno de ellos. Le instaron a que se volviese a casa pues no querían cargar con críos y éste se negó en rotundo, más que nada es que le daba miedo volverse solo.

Entonces decidieron despistarle. Al llegar a la altura del cementerio dijeron que iban a jugar para esconderse en él.

Como había luna llena se veía bastante bien, este chico aceptó sin sospechar nada... Ya en el cementerio, uno contaba y los demás se escondieron todos juntos, mientras este chico se escondía en otro lado pensando que todos estaban haciendo lo mismo.

Cuando ya le perdieron de vista, los chicos se reunieron y salieron por una de las tapias dejando a este chico escondido. No podían evitar reírse de lo fácil que había resultado engañarlo hasta que oyeron un grito desgarrador... Al principio pensaron que se trataba de una broma, hasta que el segundo grito reaccionaron y volvieron a entrar en el cementerio...

Estuvieron buscando por todas partes pero no le encontraron, gritaron su nombre, dieron vueltas y más vueltas y nada.

Al cabo de muchas horas, cuando ya despuntaba el alba decidieron buscar ayuda en el pueblo con la esperanza de que el chico les hubiese gastado una broma y se hubiese ido a casa.

Al llegar al pueblo, el hermano fue a su habitación, no había dormido allí, la madre le preguntó por su hermano pequeño y éste le tuvo que contar la verdad. La madre avisó al padre y éste a todo el pueblo... Salieron todos en busca del muchacho al cementerio.

Cuando llegaron allí, uno de los vecinos descubrió con terror que el cuerpo del chico se encontraba en una de las fosas que acababan de abrir días antes para un nuevo difunto...

El chico tenía la cabeza reventada, los huesos de las piernas y de los brazos retorcidos en una figura grotesca, los ojos cristalizados por el pánico y la boca en una mueca de absoluto terror...

Fue un día negro en todo el pueblo, nadie se explicaba lo que había ocurrido allí.

El hermano, con los años, fue internado en un psiquiátrico pues decía que su hermano se estaba vengando de él, le veía en todas partes, le pegaba... Los médicos le diagnosticaron neurosis obsesiva post-traumática, pero no podían explicar los continuos moratones que aparecían por todo su cuerpo, incluso en la cara...

Al cabo de unos años, la madre de estos hermanos se quedó embarazada... y a los siete meses le ocurrió lo que ya contaron antes: Algo había provocado la muerte de su bebé y quizás su propia muerte de la que escapó por poco. 

Los chicos decían que los gritos que oían por las noches eran iguales que los que oyeron en el cementerio.

Oyendo esta historia la verdad es que les creímos... habíamos pasado un buen rato de miedo y nuestro tio nos vendría pronto a recoger para llevarnos a casa...

Cuando íbamos hacia el coche, sentí un golpe fuerte en mi espalda que me obligó a apoyarme en mi prima de una forma violenta. Casi nos vamos las dos al suelo... Miré hacia atrás, pero los chicos estaban hablando entre ellos a unos tres metros de nosotros.

Mi tío dijo que me había tropezado. Mi prima, sin convencerse del todo, fue hacia los chicos, cuando de repente volvió la cabeza hacia el otro lado de forma violenta... Dijo que alguien la había abofeteado... y tenía una mano marcada en la cara... una mano pequeña...

Nos asustamos muchísimo... y empezamos a gritar presas de la histeria... Los chicos vinieron a auxiliarnos mientras mi tío abría el coche rápidamente para meternos dentro.

Los chicos hicieron una barrera con sus brazos protegiéndonos de lo que fuese y pudimos meternos en el coche. Por el cristal pude ver cómo golpeaban a algo invisible que les estaba atacando. Mi tío condujo a gran velocidad tocando el claxon como un loco.

Al llegar a la casa llamó a mis otros tíos y todos fueron al pueblo a ayudar a los chicos, pero ya todo había pasado. Éstos se encontraban agotados por la lucha, con arañazos, golpes... pero dijeron que estaban acostumbrados, que no pasaba nada.

Las agresiones en ese pueblo son esporádicas y no siempre a las mismas personas... pero ellos sienten que tienen que estar ahí para que ese niño que murió de forma tan violenta no esté solo...

Llegará el momento en que pueda descansar en paz.

lunes, 20 de julio de 2015

EL BELICEÑO



En la ciudad de Tenosique, en el estado de Tabasco, existió hace muchos años un hombre de Belice que vivía en la Colonia de San Miguelito.

Este señor que era brujo, medía un metro noventa de altura y era de raza negra.

Todas las mañanas acudía al café del mercado público que se encontraba ubicado en el Centro de Tenosique y que hoy se conoce con el nombre de Benito Juárez.

Cuando en el café veía a alguna persona le preguntaba: -“¿Qué cosa le sucedió por la noche que venía usted gritando como loco?”- Azorado y con miedo, el cuestionado siempre la contestaba qué como lo sabía, y pasaba a relatar su infortunio contestando que se le había aparecido un chivo negro horroroso.

Entonces, el beliceño, riéndose a carcajada batiente, replicaba: -“¡Eso les suele pasar a los que andan caminando por la madrugada!”-

El Chivo Negro era nada menos que este hombre alto y negro que era brujo y nahual, y cuando se transformaba era un chivo enorme, sumamente peludo, con grandes ojos rojos muy saltones que miraban con maldad.

A partir de las doce de la noche se les aparecía a los viandantes, y los atacaba embistiéndolos con rabia hasta matarlos a al menos asustarlos.

Estos sucedía noche tras noche en la Colonia San Miguelito, a la cual se le conoció, por muchos años, con el nombre de Colonia El Chivo Negro.


El brujo-nahual también tenía la capacidad de convertirse en búho e iba por las casas asustando a sus morados con sonidos extraños que salían de su pico.

Todos le temían, y en cuanto lo oían se ponían a rezar toda la noche, pidiéndole a Dios no morir por haber oído su fúnebre canto.

LA CHOZA EMBRUJADA



Esto le paso al tío de mi tío y no se si será verdad pero hay algo que comprueba todo: "Una marca en el cuello". Lo ocurrido fue lo siguiente:

Mi tío se llamaba Manuel Marmolejo y siempre viajaba con su perro "Arán" y en algunos casos con su amiga Patricia.

Un día mi tío hizo una excursión por los bosques de Chiapas con su amiga y su perro. Mientras caminaban por el bosque empezó a llover y se refugiaron en una choza que encontraron cercana.

Mi tío sintió curiosidad y entró.

Caminó por todo el pasillo hasta que encontró un cuarto y cuando estuvo a punto de entrar sintió una ausencia detrás de él, se voltio pero no había nada.

Vio de repente que algo pasaba de una puerta a otra y escucho unos pasos.

Por fin lo que lo molestaba se quedo quieto en una silla y pudo ver una mujer de blanco, no le podía ver el rostro y decidió asustarla.

De repente la mujer se paro, mi tío se asusto, corrió y la mujer lo persiguió.

La mujer de blanco lo alcanzo y el observo que era muy fea y no tenia ojos.


Cuando la mujer lo tocó le dejo una marca en el cuello roja que según me dijo mi tío era un símbolo diabólico.

sábado, 18 de julio de 2015

EL MILAGROSO SEÑOR DE VILLASECA



Don Alonso de Villaseca fue un noble de raras virtudes que de España vino a estas tierras allá por  mediados del siglo XVI.

Caballero a carta cabal que gozó de la estimación general por su desprendimiento y libertad, otorgando beneficios a mucha gente necesitada.

A lo dicho hay que agregar que Don Alonso tenía sentimientos religiosos muy bien fincados, que tradujo también en nobles acciones: de España mandó traer tres Cristos, con su propio peculio, uno que donó al pueblo de Ixmiquilpan porque allí había hecho su fortuna, otro a las famosas minas de Zacatecas y un tercero al Mineral de Cata, a orillas de esta población.

Este Cristo es al que nos vamos a referir, contando aquí dos de los múltiples milagros que se le atribuyen.

Dícese que cuando aún no había ni la más remota idea de reglamentar el trabajo de nuestros braceros en el vecino país del Norte, un grupo de campesinos de estos alrededores, necesitados en ganarse la vida en mejores condiciones, creyeron ingenuamente en la promesa que les hiciera un vívales y, dejando su casa y familia, corrieron la aventura de la que después tuvieron que arrepentirse muchas veces.

Hallándose en una hacienda algodonera cercana a la frontera, se les designó un galerón para que pasaran la noche, advirtiéndoles que para mayor seguridad iban a cerrar la puerta.

También se les ofreció que una persona les llevaría la cena un poco más tarde, pero como ese momento no llegó nuestros pobladores rancheros se disponían a dormir sin más alimento en su estómago que unos sorbos de agua, cuando uno de ellos que andaba cerca del fondo escuchó un ruido raro que llamó su atención, algo así como una gotera; más como no era tiempo de lluvias, no era posible pensar eso.

Con mucha precaución abrieron la puerta, encontrándose en un patio semioscuro.

En la habitación de la derecha, también mal alumbrada, se hallaban colgando del techo varios cuerpos que parecían humanos.

−“No parecen”− dijo otro de ellos –“Son hombres semidesnudos y sin cabeza”− afirmó profundamente sorprendido.

Hay que imaginar cual fue su asombro al comprobar que en efecto los que colgaban del techo eran cuerpos humanos decapitados, puestos en esa actitud para que la sangre chorreara sobre sendos recipientes.

Lo primero que pensaron los aspirantes a trabajadores fue que para hacer de ellos otro tanto se les había llevado allí.

Verdadero pánico se apoderó de su ánimo y, en el paroxismo de su angustia, se encomendaron al Señor de Villaseca, rogándole que les permitiera salir de allí con bien.

Lo consiguieron, no sin antes pasar por varios peligros, regresando en peores condiciones a su tierra, pero con su vida.

El retablo en que patentizaron este milagro se encuentra en el muro izquierdo del templo de Cate, dedicado al Milagroso Señor de Villaseca.

Después supieron que la sangre de aquellos quien sabe cuantos desdichados más, era empleada para hacer colorantes que en el mercado se vendían muy caros.

El segundo caso se refiere a María, una guapa galereña que reunía en su persona todos los atributos para ser lo que se dice una hermosa muchacha.

Muy joven la casaron sus padres con un viejo minero adinerado, por quien María profesaba la más profunda repugnancia. Sin embargo, obediente y de buenos principios, permaneció sumisa al lado de aquel hombre, no obstante que la seguía cortejando Juan Manuel, apuesto galán que no podía resignarse a perder su amor y por medio de una viejecita del barrio del Terremoto, constantemente hacía saber su honda pasión a la dueña de sus desvelos.

Por su parte, María no solo sentía admiración y afecto por su admirador, sino que sostenía la más intensa lucha por liberarse de aquella tentación.

Muchas veces, arrodillada ante el Cristo milagroso, le rogaba que le diera fuerzas para seguir siendo fiel a su esposo.

−“Tú sabes, Padre mío, que yo jamás he querido a Don Martín”− éste era el nombre del celoso y feroz marido

−“Y que me casaron sin mi voluntad”-

Un día que Don Martín, por razón de sus negocios tuvo que ausentarse por dos días, María no pudo resistir el deseo de llevar a Juan Manuel un buen almuerzo, pues tenía el turno de madrugada.

Feliz y risueña como nunca, iba la muchacha por el camino de Cata, cuando de repente se apareció su marido.

En el acto reconoció la canasta, y cegado por los celos increpó con violencia a María, imaginando que el almuerzo era para su adversario.

Con la hija de su puñal levantó la servilleta que cubría la canasta, al tiempo que decía:

−“¿Qué llevas ahí?”-

La infeliz muchacha turbada por la pena y el dolor, se encomendó al Cristo de su devoción y,  aparentemente sin inmutarse, con voz firme contestó:

−“Llevo flores al Señor de Villaseca”-

Efectivamente al levantar la servilleta, aparecieron a la vista de Don Martín las más frescas y hermosas rosas que él hubiera imaginado. 

viernes, 17 de julio de 2015

DON PÁNFILO GARCÍA



Hace muchos años en Tulancingo, Hgo., vivió Don Pánfilo García, un hacendado con mucho poder e inmensa fortuna, "se dice" que tenía pacto con el Demonio.

Él era dueño de 99 haciendas, después de varios intentos por obtener más, se dio cuenta que no le era posible, porque al querer adquirir una más, le pasaba algo a su persona, como cortarse, caerse, etcétera, eso lo orilló a comprarse un rancho, que está en el municipio de Singuilucan, Hgo. ésta nueva propiedad contaba con túneles, pasadizos y cuevas, que solo él conocía y siempre se refugiaba ahí, a tal grado que pasaban semanas sin que se supiera de él, la persona que entraba a buscarlo nunca se le volvía a ver, su propia hija no lo podía encontrar, porque, ni a ella le contaba sus secretos.

Cuentan que Don Pánfilo García era malo y cruel con sus trabajadores, no tenían derecho de faltar a sus labores, ni aún enfermos, porque una falta era motivo de que los echara a los puercos hambrientos que tenía y éstos devoraran a los peones, no escuchaba explicación alguna, y cuando su personal le pedían que les diera una ración más de comida, los encerraba en el cuarto de torturas y los castigaba hasta veinte o más días para que nunca más le volviesen a pedir algo.

Al confesarle su hija que estaba profundamente enamorada de un peón y de su intención de casarse con él, en un arrebato de ira, Don Pánfilo se enfureció tanto que la golpeo y la encerró durante muchos meses.

Al peón, lo mandó traer para torturarlo hasta destrozarlo y, aunque su hija le rogó que le diera Santa Sepultura, su padre no le hizo caso y él dio el cuerpo del enamorado de su hija en partes a los puercos para que fuera devorado, su hija al ver tanta crueldad que en su padre existía, se deprimió tanto, que la orilló a suicidarse.

Pánfilo no pudo con tan gran pena, ya que su hija era lo más que amaba en el mundo, poco tiempo después, enfermó, mandaba traer doctores de muchas partes, éstos al conocer su posible fin, preferían huir, pues si no lo curaban, los arrojaban a los ya famosos puercos.

Cada día que pasaba se enfermaba más y más, todo era de tristeza, hasta que murió dejando una enorme fortuna, de la cual ninguna persona podía tomar ni un centavo ya que los que se atrevieron murieron, después de escuchar el replicar de las campanas por mucho tiempo, el pueblo al fin se pudo reunir para darle una Santa Sepultura, en el momento del salir de la Iglesia cayó una tremenda tormenta, por lo cual se tuvo que esperar por varias horas para seguir el cortejo, cuando iban llegando al cementerio la caja empezó a rechinar con mucha fuerza, los asistentes al sepelio, aunque estaban muy asustados, no se retiraban hasta que lo terminasen de sepultar, y se han llevado tremenda sorpresa, pues cuando lo enterraban, era inmediatamente expulsado el féretro a la superficie, después de varios intentos de enterrarlo, sin tener éxito aún, acordaron entre todo el pueblo, que los peones que le fueron más fieles, lo llevaran a las montañas más lejanas que pudieran, cargando todo su oro, joyas y dinero y así, cargaron varios burros y a Don Pánfilo García lo llevaron en una carreta, después de dejarlo en esos lares, los peones regresarían en los burros, ya que se pretendía enterrarlo con toda su fortuna, dicen, cuando iban en camino, los senderos se abrían y los burros empezaron a caer al vacío, y de la caja, se escuchaban lamentos y rechinidos muy fuertes que se podían escuchar a lo lejos, al llegar al lugar que habían acordado para sepultarlo los peones nunca pudieron abandonarlo para poder regresar y la gente que iba a buscarlos la atacaban y decidieron quedarse junto a su amo como "Ermitaños", después que murieron ellos, quedaron plasmados en piedra y, con cara de horror de lo que seguramente vivieron ven el paso del tiempo.

La zona se encuentra al oriente de Tulancingo, a un lado del cerro El Yolo.

Dicen que parte de su fortuna está enterrada en el jardín de la hacienda Exquitlán, cuidada por los duendes que aún moran en ella, la persona que pueda entrar cuando haya luna llena y a las doce de la noche cave exactamente donde este la sombra de la cruz de la capilla antes de ser devorado por los duendes será el dueño de la fortuna de Don Pánfilo García.

Que los Santos de la capilla están ofrendados al Demonio, pues lo adoraban, hasta los Angelitos en lugar de arpa tienen un trinche y la Virgen esta con las manos en el pecho adorando con la mirada hacia abajo.

jueves, 16 de julio de 2015

EL MANCO GARCÍA



El Cerro Culiacán, llamado Teoculhuacan Chicomoxtoc Aztlan en la antigüedad, tiene con una altura de dos mil ochocientos treinta metros, donde se localizan ciertos vestigios  arqueológicos, y lugares de gran belleza que poseen sus nombres propios.

Esta singular y mítica montaña, cuenta con una leyenda que afirma que en dicho lugar se encuentra escondido el tesoro del valiente guerrillero Albino García Ramos, obtenido en saqueos efectuados sobre todo en los estados de Zacatecas y Guanajuato.

Los botines los escondía en ciertas  grutas del cerro que solamente él conocía. Se dice que para descubrir dónde está oculto el famoso tesoro, se deben reunir todas las partes de su cuerpo y llevarlas a una gruta para sepultarlo, entonces se sabrá cuál es la gruta en la que se encuentra el botín.

Albino García nació en Cerro Blanco, una hacienda de Salamanca del estado de Guanajuato, un 8 de marzo de 1774.

Fue dirigente insurgente en la región del Bajío en los años 1810 y 1812.

Le apodaban El Manco García debido a que en su juventud se lastimó un brazo al caer de un accidente y no le funcionaba.

Peleó en la Guerra de Independencia al mando de Miguel Hidalgo y Costilla en las campañas de la zona del Bajío.

En 1812, las fuerzas realistas  de Alejo García Conde y de Agustín de Iturbide lo atraparon, junto con ciento treinta insurgentes.

Lo fusilaron en Celaya y descuartizaron su cadáver: su cabeza se colocó en la calle de San Juan de Dios, una mano se llevó al Cerro de San Miguel en Guanajuato, y la otra, la inservible, a Salamanca, donde fue colgada de un poste.

Su cuerpo quedó insepulto por ocho años, y cuando la guerra dio término, su cabeza la colocó el arquitecto Francisco Eduardo Tres guerras en un nicho del osario de la iglesia de Celaya.

Actualmente, no se sabe dónde se encuentran sus despojos, ya que fueron robados hace ya mucho tiempo.