Libertad y
yo hemos estado juntos 16 años en este verano. Llegó como un bebé en 1998,
con dos alas rotas. Su ala izquierda no se abría hasta el final, incluso
después de la cirugía, se le había roto en 4 lugares. Ella es mi
bebé.
Cuando
Libertad llegó a mí, tenía las dos alas rotas. Estaba demacrada y
cubierta de piojos. Decidimos darle una oportunidad en la vida, así que la
tomé y la llevé a la oficina del veterinario. A partir de entonces yo
siempre estuve a su alrededor.
La hemos
tenido en una enorme jaula de perros con la parte superior abierta, a la
cual llenamos con periódicos cortados en tiras para que
ella estableciera su nido, y así pudiera acostarse y descansar. Yo solía
sentarme y hablar con ella, instándola a vivir, a luchar, mientras ella se
quedaba mirándome con esos ojos marrones grandes.
También
tuvimos que alimentarla dándole comida a través de un tubo durante semanas, esto
se prolongó durante 4-6 semanas, y para entonces todavía no podía
mantenerse parada por si sola. Llegó al punto en que se tomó la decisión
de practicarle la eutanasia si es que ella no podía mantenerse en pie por
si sola, en una semana.
Usted debe
imaginarse lo difícil que era para mí, tomar una decisión de ese
índole. No quería cruzar esa línea entre la tortura y su rehabilitación,
pero parecía que la muerte nos iba ganar. A ella se le iba a dar
oportunidad, hasta ese viernes, pero si no reaccionaba, se le pondría a
dormir.
Supuestamente
yo debía visitarla por última vez la tarde del jueves. Yo no quería
ir porque no podía soportar la idea de verla sacrificar; pero me fui
de todos modos, y cuando entré al Centro, vi que todo el mundo estaba con
una sonrisa de oreja a oreja. Fui inmediatamente de regreso a su jaula, y
allí estaba ella, de pie por su cuenta, una grande y bella Águila.
Estaba
lista para vivir. Yo estaba casi con lágrimas en mis ojos en ese momento,
fue un día muy bueno, y muy especial para mí…
Sabíamos
que no podía volar, así que el director me pidió que obtuviera un guante
de entrenar. Me dio el guante, una correa para sujetar la pierna del águila con
un anillo para fijarlo a la correa en mi mano...
Entonces
empezamos a hacer programas de educación para las escuelas en el
oeste de Washington.
Terminamos
en los periódicos, la radio aunque no lo crean y algunos programas
de Televisión. En "Se admiten Milagros" incluso se hizo una demostración acerca
de nosotros.
En la
primavera de 2000, fui diagnosticado con linfoma no-Hodgkin. Tuve la etapa
3, que no es bueno en un órgano principal, más en otras partes, por
lo que terminé haciendo 8 meses de la quimioterapia. Recuperar el
cabello, me perdí un montón de trabajo. Cuando me sentí lo
suficientemente fuerte, yo iría a las montañas de Sarvey para tomarme con
Libertad la dicha de dar un paseo.
Estaba
ansioso por ver la reacción de Libertad.
También
ella me ayudaba viniendo a mí en mis sueños y me ayudo a luchar en contra del
cáncer. Esto sucedió una y otra vez, un avance rápido hasta noviembre de
2000 el día después de Acción de Gracias, fui para el último
examen.
Me dijeron
que el cáncer ya no existía. Se había ido. Todos mis martirios
y preocupaciones se han ido después de 8 rondas de quimioterapia, mi
última opción era un trasplante de células madre. De todos
modos, hicieron las pruebas, y yo tenía que volver el lunes para los
resultados finales. Fui el lunes, y me informaron los Doctores, que todo
el cáncer había desaparecido.
Así que lo
primero que hice fue levantarme y llevar a la chica grande a dar un paseo.
Era una mañana con niebla y muy fría. Quería ver si se atrevía a volar aunque fuera un vuelo corto, fui con una
correa para sujetar la pierna del Águila con un anillo para fijarlo a
la correa de mi mano y salimos frente a la parte superior de
la colina. Yo no había dicho ni una palabra a Libertad, pero de
alguna manera lo sabía. Ella me miró y me envolvió con sus
inmensas alas hasta donde yo podía sentir su presión y toda su fuerza en mi espalda Yo estaba envuelto
por las alas del águila. Entonces me tocó la nariz con su pico y se quedó mirándome
con sus ojos, quedándose allí muy tranquila por no sé cuánto tiempo.
Emprendió
un corto vuelo y regresó a mi.
Ese fue un
momento mágico.
Hemos sido
amigos del alma cada vez desde que llegó a mi vida. Esta es un ave muy especial.
He
presenciado gente que estaban enfermos y se acercan a nosotros
cuando estamos fuera, y Libertad tiene algún tipo de control sobre ellos.
Una vez tuve un tío con una enfermedad terminal, y al llegar a nosotros
dejé que la abrazara.
Sus
rodillas casi se doblaron y juró que podía sentir su supuesto poder a
través de su cuerpo. Tengo muchas historias como esa.
Nunca me
olvido de que tengo el honor de estar tan cerca de un espíritu tan
magnífico como Libertad.
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