sábado, 7 de febrero de 2015

LAS PROFECÍAS DE QUETZALCÓATL



La leyenda Mejicana de Quetzalcóatl se refería a un hombre bien dispuesto que llagó hace mucho de oriente, fue descrito como de tez blanca, con barba y que vestía una túnica larga. Estuvo un tiempo entre ellos enseñándoles habilidades y ciencia, les dio reglas morales y leyes. Cómo no tuvo mucho éxito en sus enseñanzas especialmente en las morales y conspiraron contra él, decidió marcharse por oriente, no sin antes prometer que volvería pero que entonces traería a sus hijos que les dominarían como señores haciéndoles pagar por sus males. 

Esta leyenda favoreció hasta tal punto a Cortés que le permitió conquistar todo el imperio Azteca con un mínimo de hombres, ya que él y sus soldados eran tenidos por los hijos de Quetzalcóatl, no sólo por su apariencia, sino por los signos que precedieron a su venida que indicaban sin lugar a dudas sus intenciones legítimas (para los indios).

Fueron muchos los presagios que pusieron sobre aviso al emperador mejicano Moctezuma y a su pueblo, siendo cada uno más terrible y sembrando el miedo y la incertidumbre en todo el imperio Azteca, todos ellos fueron descritos por los cronistas mejicanos.

El primero fue un "cometa" que fue descrito como una llama de fuego de forma piramidal, apareció en medio del oriente antes de media noche y allí estuvo hasta que salió el sol y su luz lo ocultó. Hay que tener en cuenta que los aztecas eran expertos astrónomos su calendario era el más exacto de los conocidos y entendían a la perfección los fenómenos astrales como para asustarse por algo común.

El segundo fue que un gran incendio destruyó el templo, y según nos cuentan, el fuego salía desde dentro de los maderos y el agua avivaba el fuego. Otro día cayó un rayo sin trueno sobre el dios del fuego e incendió su templete.

Días después otro cometa que apareció brillando en pleno día surcó todo el cielo de occidente a oriente. Ya empezaba a cundir el pánico entre todos los súbditos de Moctezuma, y este llamaba a todos sus consejeros, brujos y adivinos para que le explicaran los fenómenos, pero estos no hallaban respuestas.

Otro portento tuvo lugar en la capital Azteca que se hallaba en medio de un lago, sin hacer viento se levantó una gran tempestad y el agua se encabritó hasta tal punto que destruyó algunas casas de la costa y muchos barcos.

El pánico y al preocupación fueron en aumento, más cuando se empezaron a oír voces en el cielo de una mujer que lloraba diciendo:"¡oh hijos míos, ya estamos a punto de perdernos!", y también"¡oh hijos! ¿A dónde los llevaré?"

No todos los presagios ocurrían en la capital, la gente informaba que en muchos lugares del imperio aparecían hombres con dos cabezas, cuando los llevaban ante Moctezuma, en viéndoles, desaparecían sin decir nada.

Otro día un ave del tamaño y color de una grulla fue recogido hacia media noche por los pescadores y llevado ante el emperador, ya que tenía en la cabeza un espejo redondo y muy pulido. Moctezuma al mirar el espejo vio las estrellas del cielo y, espantado, apartó la vista. Al volver a mirar de nuevo vio gente a caballo que se dirigían todos juntos armados hacia su imperio. 

Otro día vieron a medianoche hacia oriente un humo blanco que se espesaba hasta relumbrar y hacer que pareciera medio día. Al informar al emperador éste no les creyó y esperó a la noche siguiente para verlo con sus propios ojos, y entonces apareció de nuevo y creyó todo lo que le habían contado. Cómo los hechiceros y adivinos no supieron darle una explicación murieron emparedados unos y otros estrangulados y echados a la laguna mejicana. 

Cómo hacía poco que Moctezuma había sido proclamado emperador no había hecho todavía ninguna obra para conmemorar su reinado decidió tallar una piedra en su honor.

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