lunes, 8 de enero de 2018

LA ARREPENTIDA



Tecozautla es un pueblo que se encuentra en el estado de Hidalgo. Por su encanto y su belleza ha sido considerado como uno de los Pueblos Mágicos de México. Su nombre significa “lugar donde abunda la tierra amarilla”. Es un pueblo pequeño que cuenta con una bella arquitectura, como el ex Convento de Santiago Apóstol, fiestas tradicionales, una sabrosa gastronomía, y una tradición oral que se ha transmitido de padres a hijos desde tiempos inmemoriales.
Una de sus muchas leyendas relata que un día del año de 1904, las calles de Tecozautla estaban llenas de gente que se dirigía al centro de la ciudad. Todas las personas iban contentas y alborozadas, ya que era el día en que se iba a iniciar la construcción de la torre que albergaría al reloj municipal.
El centro de la pequeña ciudad estaba lleno, el pueblo había acudido en masa para presenciar el histórico hecho, poniéndose sus vestidos domingueros. En primer lugar, se encontraban los hacendados, los comerciantes ricos, y los funcionarios de importancia. Eran los poderosos de la sociedad quienes habían donado dinero para la construcción de la torre donde estaría instalado el reloj, orgullo de los pobladores hasta hoy en día.
En una de las columnas que sostendrían a la torre, los riquillos del pueblo fueron depositando monedas de oro y plata, y las joyas que consideraban pertinente donar. Esto se hacía con el objetivo de que la torre fuese fuerte y duradera para toda la vida y que nunca fuese a caerse por ningún motivo.
Cuando se dio término a la construcción de la torre y el reloj lucía su majestad muy orgulloso, sucedió un hecho muy extraño. Se decía que todas las noches, entre las dos y las tres de la madrugada, se aparecía una mujer vestida de blanco que se sentaba a un lado de la columna donde las personas acaudaladas habían depositado sus joyas y el dinero.
Cuando se encontraba la mujer junto a la columna de dicha torre, solía platicar con quien se la llega a encontrar. Cuando las personas que platican con ella se despedían y volteaban la cabeza ¡La mujer de blanco desaparecía como por arte de magia!
Este suceso ocurre hasta nuestros días. No se sabe de quién se trata, pero se especula que podría ser una de las damas adineradas que depositaron sus joyas en la tal columna y que al encontrar la muerte se arrepintió y trata de recobrarlas. ¡Vaya usted a saber!

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