martes, 19 de junio de 2018

MALVERDE




A quien conocemos como Jesús Malverde, pero quien se llamaba en realidad Jesús Juárez Mazo, tenía el cabello y los ojos negros y tenía muchos epítetos: El Santo de los Narcos, El Ángel de los Pobres, El Bandido Generoso… Lo de Malverde le vino porque asaltaba en los verdes bosques y era un mal para los asaltados.  Malverde nació en Sinaloa en el año de 1870, y en cuanto pudo se dedicó a asaltar a los ricos en los Altos de Culiacán. Sus víctimas preferidas fueron los hacendados y gente adinerada como las familias de la Rocha, los Redo, los Tarazonas y otras más. Parte del dinero que obtenía de sus atracos se los daba a los pobres de Sinaloa. Parece ser que empezó con sus fechorías para vengar la muerte de sus padres que habían muerto en la miseria, a causa de los hacendados.
Antes de irse de ladrón, ejerció los oficios de albañil y de obrero de los ferrocarriles, trabajando en las vías del Ferrocarril Occidental de México y en el Ferrocarril Sud-Pacífico. Cuando ya se convirtió en un ladrón reconocido, el general porfirista Francisco Cañedo le puso precio a su cabeza. Después de una larga serie de robos, murió el 3 de mayo de 1909. De su captura y muerte existen varias versiones. Una de ellas afirma que lo agarró la policía y lo mató; otra nos cuenta que uno de sus cotlapaches lo traicionó para obtener el dinero que por él daban las autoridades; la tercera versión propone que en un enfrentamiento con la policía recibió una herida que se le gangrenó y lo llevó a la tumba.
Antes de morir y ya agonizando, le pidió a un compañero que lo delatara para cobrar el dinero que por él ofrecía el mencionado general y que ese dinero pasara a manos de los descamisados. Cuando murió se prohibió que lo enterraran y su cadáver quedó colgando de un árbol de mezquite, como ejemplo para aquellos que intentaran seguir sus pasos. Al caer su podrido cuerpo a tierra, los habitantes de Culiacán empezaron a cubrir su cuerpo de piedras que iban arrojando: es por ello que en sus ofrendas de flores y velas siempre se pueden encontrar piedras.
Tanto lo quisieron los pobres que lo convirtieron en santo, santo que por supuesto no reconoce la Iglesia Católica. Su culto se fue extendiendo fuera de Sinaloa a otros estados del país. Se le venera en varias capillas sitas en Culiacán, Tijuana, Chihuahua, la Ciudad de México, y aun en Colombia y Los Ángeles, en Estados Unidos. Como no está reconocido oficialmente como santo, se le suele llamar “ánima”. Su culto tiene mucho de la tradición católica, como por ejemplo la celebración de novenas, y los rezos que se le dedican para obtener milagros y curaciones. Puede decirse que Malverde es el santo de los emigrantes que van a los Estados Unidos, de los narcotraficantes, de los pobres encarcelados injustamente o no, y el patrono de las causas perdidas.
Cuauhtémoc Villa Toledo, escritor oriundo de Sinaloa, escribió una oración a Malverde que se ha hecho famosa, la cual dice: Hoy ante tu cruz postrado ¡Oh Malverde, mi Señor, ¡te pido misericordia y que alivies mi dolor! Tú que moras en la Gloria y estás cerca de Dios escucha los sufrimientos de este humilde pecador ¡Oh, Malverde milagroso!, ¡Oh, Malverde mi Señor, concédeme este favor y llena mi alma de gozo!
Actualmente, la tumba de piedras que le hicieron a su muerte fue destruida y sus huesos fueron trasladados a una capilla, donde acuden sus miles de fanáticos cada año a rezarle y pedirle toda clase de favores.


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