viernes, 31 de enero de 2014

¿EXISTIERON LOS CONTINENTE DE MÚ Y LEMURIA?



A lo largo de las épocas, los relatos de ciudades y continentes perdidos han excitado la imaginación del hombre.  Todavía hoy prosigue la búsqueda de la isla de Atlantis o Atlántida, que se cree destruida hace más de 10.000 años por terremotos y mareas gigantescas. La Atlántida no es la única tierra legendaria pérdida bajo las aguas. Se ha dicho que dos continentes enteros desaparecieron sin dejar rastro; los dos eran mayores que la Atlántida y cada uno de ellos ha sido descrito, en algún momento, como la cuna de la humanidad. Si hemos de creer las leyendas, dos civilizaciones mucho más vastas han desaparecido sin dejar rastro, victimas también de cataclismos naturales. Los nombres de estos dos perdidos jardines del Edén eran y LEMURIA. Se supone que estaba situado en el océano Pacífico y que su tamaño doblaba el de Australia. La leyenda afirma que LEMURIA ocupaba la mayor parte del océano 

 es el nombre de un hipotético continente, que se piensa estuvo situado en el  Océano Pacífico, antes de que se hundiera en el mar. Su caso parece  similar a los de la Atlántida y  LEMURIA. La primera mención conocida de aparece en las obras de Augustus Le Plongeon 1825–1908, un viajero y escritor del siglo XIX, que llevó a cabo investigaciones de las ruinas Mayas, en la península del Yucatán. Anunció que había traducido las antiguas escrituras Mayas, que demostraban que era una civilización más antigua que las de Grecia y Egipto. Además contaba la historia de un continente incluso más antiguo, llamado , que se había hundido de una manera similar a la Atlántida y cuyos sobrevivientes fundaron la civilización Maya. 

En 1864, el abate Brasseur estaba intentando traducir un códice maya usando un “Alfabeto” compilado por el conquistador Diego de Landa. Ahora bien, la escritura maya era algo similar a la japonesa o la egipcia, ya que usaba ideogramas que también tenían valor fonético: por lo tanto carecía de alfabeto. Lo que el español había encontrado era un conjunto de símbolos que, leídos en voz alta, sonaban como las letras del alfabeto latino. Brasseur entendió que el códice narraba una catástrofe volcánica que había destruido un continente entero. Su nombre se expresaba en dos símbolos que correspondían a las letras “M” y “U”. Nacía MÚ. En este punto no podemos dejar de recordar al coronel del ejército británico James Churchward 1851–1936, teósofo e investigador condiscípulo de madame Blavatsky; al igual que descubridor y defensor de las evidencias  que configuran la teoría esotérica moderna de la existencia del continente de . James Churchward, a la sazón coronel británico destinado en la India Colonial de finales del siglo XIX, realizó un sinfín de viajes e investigaciones por toda la India, Siberia y Mongolia en busca de las evidencias arqueológicas del alfabeto Uighur en el que él mismo asegura están escritos los misteriosos archivos secretos Naacals, identificados como las últimas reliquias del sumergido continente de . James Churchward narra en sus libros, como el año 1866 un ‘Rishi’ en la India le mostró unas tablillas antiquísimas guardadas en las cámaras secretas de un arcano templo hindú, las cuales estaban grabadas en un lenguaje ideográfico extraño que, según le contaron los sacerdotes del templo, formaban una pequeñísima porción de los tesoros rescatados por los Naacals antes del cataclismo que sumergió las siete ciudades sagradas que existieron en el continente de . El viejo sacerdote hindú le había enseñado el nacaal, el lenguaje más antiguo que la humanidad haya articulado. Gracias a ello pudo descifrar el coronel la historia de en unas vetustas tablillas de piedra escondidas en el templo del sacerdote. Según las tablillas, el hombre primitivo apareció en hace dos millones de años y dio origen a una raza muy selecta de 64 millones de individuos. Entonces el continente fue totalmente destruido por una única y violentísima erupción. Hubo, no obstante, algunos supervivientes de los que surgieron las razas que actualmente habitan el globo. Churchward afirmaba que la extensión del continente era de 9.600 por 4.800 kilómetros y su centro estaba próximo al sur del ecuador. Sesenta y tres millones de personas vivieron en el ahora continente perdido de Mu hace 200.000 años. Los hijos de Mu se volvieron las personas más influyentes en la Tierra. Mu tenía un gobierno increíblemente sofisticado, una cultura floreciente y una tecnología científica. Mucha de la civilización lemuriana vivía en casas con techos transparentes. Ellos construían refugios, hacían ropa, comida, y sus propias herramientas. Estaban libres de estrés y enfermedad, viviendo en paz por cientos de años. Sus habilidades físicas estaban altamente desarrolladas – telepatía, viaje astral y tele transportación haciendo los dispositivos de comunicación tradicional innecesarios. Eran principalmente una cultura vegetariana y agrícola, que funcionaba en armonía con la naturaleza y la tierra. Se cree que todas las religiones tienen un origen común en . Hay evidencias de que la religión de data de hace 170.000 años.
Estas enseñanzas fueron enseñadas por Osiris, Moisés y Jesús. Moisés condensó las cuarenta y dos preguntas de la religión de Osiris en los Diez Mandamientos. Jesús condensó el texto para que quedara en el idioma de sus días. Las últimas palabras de Jesús en la cruz, ¿fueron en el idioma de Mu? Churchward explica las afinidades que existen entre las lenguas mayas y griegas. Estas contienen palabras muy similares que provienen de la lengua de , un continente que reguló gran parte del mundo antiguo. Un mapa de Churchward muestra cómo pensaba que los refugiados de se esparcieron después del cataclismo a través de Sudamérica, a lo largo de las orillas de la Atlántida y hacia África. Churchward viajó también desde la India a Mesopotamia, Siria y Egipto en busca de las evidencias y rastros de las antiguas civilizaciones pre-diluvianas. Tras su pase a la reserva, se estableció definitivamente en Nueva York donde se dedico a viajar por el Oeste de Estados Unidos, México y América Central en busca de esas mismas evidencias que demostraban una línea común en el estilo de esos caracteres arcanos.

En los estados del sur, Churchward analizó múltiples escrituras en piedra logrando encontrar rasgos de civilizaciones antiguas en lugares hoy día desolados. Llegó a comentar: “Tenemos pruebas positivas que toda la región oeste de Norte América estaba poblada por personas civilizadas durante la parte posterior de la Era Terciaria y antes de la Era Glacial. Esas primeras civilizaciones de América vinieron de una tierra llamada ”. Churchward, que pasó una gran parte de su vida estudiando en los antiguos templos hindúes, narra en uno de sus libros: “Existen dibujos e instrucciones  para la construcción de la nave y su maquinaria al igual que el generador para su poder de propulsión, etc. El poder de alimentación se absorbe desde la atmósfera en forma simple e inexpresiva. El generador se parece a una turbina de las nuestras porque funciona y opera de una cámara hacia otra… el poder es ilimitado, o puede ser ilimitado por lo que los metales puedan soportar… He encontrado narraciones de varios vuelos realizados que de acuerdo a nuestros mapas comprenden una distancia de unas 1000 a 3000 millas sucesivamente.” Churchward ha estudiado profundamente los templos antiguos, el manuscrito troyano, y un libro antiguo maya escrito en Yucatán. Se cree que el libro fue escrito hace unos 2000 a 3000 años. Churchward estudió también el código cortesano. Hizo unas referencias sobre un registro antiguo escrito en un templo budista en Lhasa.

Todos estos escritos confirman las narraciones sánscritas acerca del imperio del sol que fue destruido en tiempos lejanos. Posteriormente a sus trabajos, muchos investigadores, arqueólogos y eruditos han encontrado un sin fin de pruebas  y hallazgos arqueológicos entre los que se encuentran los 270 caracteres pictográficos figurativos encontrados en multitud de sellos de esteatita durante las excavaciones en las ruinas arqueológicas de las ciudades ribereñas del Indo, situadas en las regiones del Sindh, Lothal y Gujarat.

En Mesopotamia antigua Sumer, las ruinas arqueológicas de las ciudades antediluvianas de Eridu, El Obeid, Uruk y Djemdet se encuentran estelas con caracteres ideográficos de corte similar a los indostánicos rescatadas de entre los restos de sus colosales edificios de terrazas y templos. Pero lo más curioso es que dichos caracteres se encuentran esparcidos desde Pascua  hasta Perú, América central y México, en un sinfín de formas simples y simbólicas que siempre acompañan a las gigantescas construcciones megalíticas originarias, algunas de ellas sumergidas como las polémicas moles ciclópeas submarinas en el cabo Isekiu o Iri-Zaki, en la isla de Yonaguni, cerca de Okinawa en el Sur del Japón.  Los monumentos de piedra de origen misterioso salpican todo el Pacífico, desde los enigmáticos petroglifos en la Gran Isla de Hawai hasta la Isla de Pascua entre sitios sagrados y megalíticos. Todos estos caracteres ideográficos no son sino los signos y símbolos Lémures y Atlantes, que según los Teósofos dieron paso, durante nuestra Quinta Raza o Raza Aria, a nuestra escritura moderna como actualmente la conocemos.



El relato sobre el continente perdido de LEMURIA tiene una base lógica más firme. El nombre del continente fue acuñado por el profesor Philip Sclater, zoólogo británico del siglo XIX, y deriva del animal llamado lémur. Los fósiles de lémures y de otros animales de eras anteriores, encontrados en África y Malasia, sugirieron a Sclater la posibilidad de que existiera un continente perdido bajo el océano Índico. Entre quienes apoyaron la teoría de Sclater, se contaban el eminente biólogo Ernest Hackel y el evolucionista Thomas Huxlev.



El nombre de LEMURIA proviene de lémur, animal parecido al mono que vive en África, en el sur de la India y en Malasia. El zoólogo británico P. L. Sclater, que ideó el término LEMURIA, aseguró que el extenso continente se extendía desde Madagascar por el sur de Asia hasta el archipiélago malayo. Era un inmenso hábitat de lémures cuando fue invadido por el mar. Esta teoría fue confirmada por el hallazgo de animales fósiles semejantes, en zonas tan apartadas como la provincia sudafricana de Natal y el sur de la India. Entre otros evolucionistas del siglo XIX, el británico Thomas Huxley expresó su creencia en LEMURIA, y el biólogo alemán Emst Haekel sugirió que el desaparecido continente pudo haber sido «Cuna de la humanidad». De este modo surgió la hipótesis de que LEMURIA fue sede del Paraíso Terrenal.

El surgimiento y caída de la civilización lemuriana no puede documentarse con certeza, aunque muchos han ido en busca de su continente mitológico. Se ha sabido que las civilizaciones perdidas surgen y caen – o solamente aparecen y desaparecen sin explicación. Como con los atlantes uno solamente puede especular lo que sucedió, basados en la evidencia arqueológica, leyendas y piezas de teorías reunidas por investigadores. Como con las civilizaciones más antiguas y perdidas, los lemurianos construirían pirámides o ziggurats – pirámides de escalones –, ligándolas a sus dioses que viven arriba o en frecuencia más elevada. Estos serían lugares de adoración y sacrificio, o áreas de aterrizaje para naves espaciales. Las estructuras piramidales simbolizan la conciencia en espiral y la ascensión al lugar de los dioses y diosas que residen ‘arriba’ de nuestra realidad en un plano más elevado de existencia. ¿Hay un enlace entre los lemurianos y las pirámides mayas? La localización exacta de LEMURIA varía con autores e investigadores diferentes, aunque es parte de los misterios de la región pacífica fluyendo hacia el continente americano, así como la Atlántida está ligada a las áreas de tierra del Atlántico que se extienden al Mar Mediterráneo. La ubicación de LEMURIA, está ligada a un área con poderosos terremotos y volcanes que continúan, después de estar dormidos por muchos años. Parecería que las leyendas de la antigua LEMURIA nos hablan una vez más con señales de advertencia – como supuestamente lo hicieron para los lemurianos  antes de que el continente se hundiera en el mar.

Muchos creen que la Isla de Pascua fue parte de LEMURIA. Sus cientos de colosales estatuas de piedra y lenguaje escrito apuntan hacia una cultura avanzada, no obstante apareció el punto más remoto del mundo.



Las leyendas de la Isla de Pascua hablan de Hiva que se hundió bajo las olas cuando la gente huyó.

jueves, 30 de enero de 2014

LA LEYENDA DEL CERRO DE LA BUFA EN ZACATECAS



Pocas ciudades como está tienen una historia y una leyenda tan interesante; tal vez por no conocerse su verdadero origen, la imaginación del hombre ha tejido ese velo de fantasía alrededor de Zacatecas.

Otra razón hay para que surgiera esta leyenda: la fabulosa riqueza de la plata que hubo y que hay en sus minas.


Fantasía y riqueza, dos ingredientes muy apropiadas para forjar una leyenda como la que vamos a referir.

Dícese que en ese pintoresco y bello picacho del cerro de la Bufa alienta una princesa encantada de rara hermosura, que en la mañana de cada uno de los jueves festivos del año, sale al encuentro del caminante varón, pidiéndole que le conduzca en brazos hasta el altar mayor de la que hoy es la Basílica de Zacatecas, y que al llegar a ese sitio volverá a esplender la ciudad encantada, toda de plata, que fue esta capital hace muchos años, y que ella, la joven del hechizo, recordará su condición humana.


Pero para romper este encantamiento hay condiciones precisas, tales como que el viajero, fascinado por la belleza de la joven que le llama, tenga la fuerza de voluntad suficiente para soportar varias pruebas; que al llevarla en sus brazos camine hacia adelante sin turbación y sin volver el rostro, no obstante escuche voces que le llamen y otros ruidos extraños que se produzcan a su espalda.

Si el elegido pierde la serenidad y voltea hacia atrás, entonces la bella muchacha se convierte en horrible serpiente y todo termina ahí.


La oferta es tentadora: una lindísima muchacha y una fortuna inacabable, pero ¿quién es galán con temple de acero que pueda realizar esta hazaña? Por lo visto las condiciones son precarias, pues Zacatecas, el Estado que hoy conocemos, tiene más de cuatro siglos de vida y no ha habido quién cumpla los requisitos para deshacer el hechizo.

Escritores y poetas nacen y mueren con mayor o menor galanura en el lenguaje, todos repiten la leyenda, como un canto a Zacatecas, a la Bufa y a la hermosa princesa encantada.

miércoles, 29 de enero de 2014

LA LEYENDA DE OGOPOGO



OGOPOGO es el nombre que recibe el monstruo del lago Okanagan en Canadá y aunque muchos quieran verlo como una réplica del mito del monstruo del lago Nessie. Lo cierto es que la leyenda de OGOPOGO empezó a extenderse en el año de 1926, siete años antes de que se comenzara a hablar de Nessie.

Fue Roy W. Brown, editor del Vancouver Sun quien reunió los numerosos relatos que hablaban de un extraño ser que habitaba las aguas del lago Okanagan.

Estas narraciones y testimonios se han venido produciendo desde 1872 en forma regular, por parte de todo tipo de personas quienes lo describen como un animal de medio metro de diámetro, entre cuatro y siete de largo y con una cabeza parecida a la de un caballo o la de una cabra. Curiosamente, todos estos testimonios parecen coincidir en la mayor parte de los detalles. Mientras que los criptozoólogos piensan en Nessie de los plesiosauros, en el caso de OGOPOGO se piensa que desciende de los Cetoides Basilosauros, una primitiva ballena cuyo aspecto es el que más se le acerca.

Los habitantes precolombinos de Canadá ya tenían su propia leyenda sobre un nativo llamado KEL-ONI-WON quien asesino a golpes de garrote a un respetable anciano conocido como KAN-LE-KAN. El creador en persona fue el encargado de castigar su crimen, convirtiendo al asesino en una serpiente marina pero conservando su mente humana, para que pasase el resto de su eternidad arrepintiéndose de sus actos.

Los nativos le llamaron N´HA-A-KTI que se puede traducir como el Demonio del lago y que acecha a los que se atreven a cruzar el lago Okanagan. Quienes deben de ofrecerle un sacrificio a cambio de que les permita pasar.

martes, 28 de enero de 2014

SIGUIENDO UNA PISTA



En un lugar de Bretaña, conocido por Camelot, existió una vez un rey poderoso llamado Arturo, en cuya corte brillaba un grupo de caballeros que se reunían en torno a una enorme mesa: la Tabla Redonda. Camelot es el nombre de la fortaleza y reino del legendario Rey Arturo, desde donde libró muchas de las batallas que jalonaron su vida. Su situación concreta se desconoce actualmente y podría ser una provincia romano-británica ficticia de la Bretaña post romana.

En las historias del Rey Arturo, Londres o Nueva Troya, es Troynavant, la ciudad del portal oriental del Rey Arturo. Y la Camelot del Rey Arturo aparentemente significa Ciudad de Marte. La ciudad fue mencionada por vez primera en el poema Lancelot, el Caballero de la Carreta, de Chrétien de Troyes, donde no parece tan importante como llegaría a ser en la leyenda artúrica. Dado que la ubicación de Camelot sigue siendo un misterio, la verdad sobre ella, si es que existió, aún se desconoce. En aquel tiempo y en aquella tierra ocurrían prodigios y maravillas sin cuento. Lord Alfred Tennyson, primer Barón de Tennyson (1809 –1892), es uno de los poetas ingleses más ilustres de la literatura universal, perteneciente al post-romanticismo.

La mayor parte de su obra está inspirada en temas mitológicos y medievales, y se caracteriza por su musicalidad y la profundidad psicológica de sus retratos. Más tarde en su carrera realizó varios intentos de escribir dramas teatrales aunque con poco o reducido éxito. La formación de Alfred, rigurosamente clásica, le fue impartida principalmente por su padre. Empezó a escribir a la edad de dieciséis y en 1827 publicó un volumen de poesía con su hermano Charles, Poems by two brothers.

Asistió a la escuela de gramática ‘King Edward I y en 1828 ingresó en el Trinity College en Cambridge, donde ganó la medalla de oro del premio ‘Chancellor‘. Conoció a Arthur Hallam y pasó a formar parte junto con éste de los Apóstoles de Cambridge, una sociedad secreta que pretendía formar una élite intelectual. Más tarde, en 1830, Tennyson publicó ‘Poems, chiefly lyrical’.  Uno de sus poemas dice: “Oh, hermano, ¡ojalá hubieras conocido nuestro imponente recinto, el que Merlín construyó para Arturo hace mucho tiempo! Hay que trepar por todo el monte de Camelot y por toda la pálida ciudad con sus riquezas, techo por techo / torre tras torre, espira tras espira por el huerto y el jardín, por el prado y el apresurado arroyo hasta alcanzar el empinado recinto que Merlín levantó y cuatro zonas de esculturas entre ellos con muchos símbolos místicos se adorna el recinto”.

Del rey Arturo y de sus caballeros de la Tabla Redonda partió una caudalosa mitología que nutriría, narrada o leída, la fantasía de muchas generaciones medievales.  Las primeras referencias sobre Arturo se encuentran en las literaturas célticas, en poemas galeses como Y Gododdin. El primer relato de la vida del personaje se encuentra en la Historia Regum Britanniae, de Geoffrey de Monmouth, quien configuró los rasgos principales de su leyenda. Monmouth presenta a Arturo como un rey de Gran Bretaña que derrotó a los sajones y estableció un imperio en las islas Británicas. En su relato aparecen figuras como el padre de Arturo, Uther Pendragon y su consejero, el mago Merlín, así como la espada Excalibur. Se menciona también el nacimiento de Arturo, en Tintagel, así como su batalla final contra Mordred, en Camlann, y su retiro posterior a la isla de Ávalon, junto a su hermana Morgana, una hechicera entrenada por Merlín.

A partir del siglo XII, Arturo fue el personaje central de un ciclo de leyendas, apareciendo en numerosos romances en francés.  Chrétien de Troyes añadió otros elementos esenciales a su leyenda, entre ellos la figura de Lanzarote del Lago y la relación con el Santo Grial.  Después de la Edad Media la literatura artúrica experimentó un cierto declive, pero resurgió durante el siglo XIX y continúa viva a comienzos del siglo XXI, tanto en la literatura como en otros muchos medios. De entre todas las versiones del relato, la más leída de entre las antiguas es “La muerte de Arturo”, de Thomas Malory, que es, en palabras de Larry D. Benson, “La única obra literaria inglesa escrita entre Chaucer y Shakespeare, que aún hoy en día es leída con renovado fervor y placer”.  Sir Thomas Malory (1399 –1471) fue el autor o el compilador de La muerte de Arturo.

Existen varias hipótesis sobre la identidad de Malory, aunque la más aceptada dice que se trata de un inglés de Newbold Revell, en Warwickshire. El apellido Malory aparece con diferentes grafías, incluyendo Maillorie, Mallory y Maleore. El apellido se originó en el antiguo adjetivo francés maleüré, que significa ‘de mal augurio’ o ‘desafortunado‘. Pocos datos se saben ciertos de la historia de Malory. Probablemente nació alrededor de 1416 aunque algunos eruditos sugieren una fecha anterior.

Educado como un hombre rico en Warwickshire, sirvió a las órdenes del famoso conde de Warwick, junto al que luchó en Calais en 1436. Bajo el mecenazgo y ejemplo del conde (descendiente del legendario Guy de Warwick), a Malory le fue bien. En 1445 fue miembro del parlamento (representante al gobierno del condado de Warckwickshire). Mas de ahí en adelante su vida se tornó menos honorable, pues fue durante la Guerra de las Dos Rosas, que asoló su tierra durante largos años, cuando apoyó al bando de los perdedores. En nombre de los partidarios de los Lancaster, saqueó y arrasó y se comportó de forma cruel y temeraria.

Al fin, tras ser vencidos, Malory se encontró en una situación desesperada, pues había contraído grandes deudas para costear la guerra y había sido acusado de bandidaje y violaciones. En los años posteriores saqueó la abadía de Combe e intentó asesinar al Duque de Buckingham. Murió en prisión en marzo de 1471 de una crisis respiratoria, menos de dos años después de completar su gran libro. Se puede decir que con la muerte de Malory la caballería se topó con su fin. Escapó de la cárcel en dos ocasiones, una vez luchando con una gran variedad de armas y cruzando a nado un foso. Fue preso en varios lugares de Londres, pero salió varias veces bajo fianza. Nunca fue juzgado por los cargos que se le habían imputado.
En la década de 1460 fue perdonado al menos una vez por el rey Enrique VI. Pero, más a menudo, fue expresamente excluido del perdón tanto por Enrique VI como por su rival y sucesor, Eduardo VI. Está claro, por los comentarios que hace Malory al final de algunas secciones de su narrativa, que compuso al menos parte de su obra mientras estuvo en prisión. La descripción que hace de él mismo en el colofón de la muerte de Arturo ha llevado a especular sobre la posibilidad de que fuera un sacerdote, aunque esto no está generalmente aceptado.

Se trata de una reelaboración de todos los textos franceses e ingleses, entre los cuales están el Lanzarote-Grial y el Brut, de Layamon, que Malory tenía a su disposición, sobre la vida del rey Arturo. Fue acabado en 1469 y publicado por William Caxton, en 1485. Muy probablemente esta obra es el texto que más ha influido en la visión posterior de la leyenda del rey bretón. La obra de Malory representa la transición del romance (libro de aventuras medieval) a la novela moderna. Infunde en sus historias arturianas una moralidad caballeresca.

El estilo es fácil de entender para el lector moderno. Muchas obras modernas toman ideas de la obra de Malory. Así, el libro de Alfred Tennyson, The Lady of Shalott (La dama de Shalott). Un joven Malory aparece como personaje al final de la novela de Terence H. White, The Once and Future King (1939), publicada como Camelot, libro basado en La muerte de Arturo. Esta participación inesperada del propio autor se incluye en el musical de Broadway, Camelot. En sus obras están basados los guiones de películas artúricas, como Los caballeros del rey Arturo (1953), dirigidas por Richard Thorpe, y Excalibur (1981), de John Boorman. Juan Eslava Galán es un escritor español del género histórico, tanto de ficción como de no ficción. Ha publicado algunas novelas bajo el seudónimo de Nicholas Wilcox. Hijo de olivareros, estudió en los colegios de Arjona hasta que, al cumplir los diez años, su familia se trasladó a Jaén para proseguir el bachillerato. Estos primeros años de estudios quedaron plasmados en su novela Escuela y prisiones de Vicentito González.  Cursó Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, licenciándose en Filología Inglesa, y luego realizó un viaje al Reino Unido con el objetivo de ampliar sus estudios. Allí estuvo viviendo en Bristol y Lichfield, y fue alumno y profesor asistente en la Universidad de Aston, Birmingham.

A su regreso obtuvo una cátedra de Instituto de Bachillerato y, posteriormente, se doctoró en la Universidad de Granada con una tesis sobre Poliorcética y fortificación bajomedieval en el reino de Jaén. Su novela más conocida es En busca del unicornio, que ganó el Premio Planeta en 1987, impulsando notablemente su carrera literaria. Se declara un apasionado de la Edad Media, como puede verificarse fácilmente por la temática de su obra. Su bibliografía comprende más de cincuenta libros y ensayos, entre los que destacan su muy irónica Historia de España contada para escépticos El catolicismo explicado a las ovejas, entre otros muchos títulos.  En su obra “Los templarios y otros enigmas medievales“, en que he basado parte de este artículo, Juan Eslava Galán analiza la historia del Temple, sus reglas, sus costumbres y el origen de sus leyendas. Este libro ofrece además un ágil y entretenido recorrido por otros enigmas medievales, tales como  ¿Existieron el Rey Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda?, ¿Qué era el Santo Grial? o ¿Quiénes fueron los cátaros?

Historia Regum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña, en latín) es una crónica histórica de Gran Bretaña, escrita por el galés Godofredo de Monmouth, entre los años 1130 y 1136. El libro reseña cronológicamente las vidas de los reyes de los bretones, comenzando con los troyanos que escaparon de la guerra de Troya y se supone fundaron la nación británica. Y termina cuando los anglosajones tomaron el control del país en el siglo VII. Se trata de una de las piezas centrales de la materia de Bretaña.

De todos modos, en el libro hay grandes inexactitudes en los eventos que relata. Pero es una valiosa obra de literatura medieval, que contiene la más antigua versión conocida de la historia del Rey Lear y sus tres hijas. Ayudó a que los lectores que no hablaban galés conocieran la leyenda del rey Arturo. Gozó de gran éxito durante la Edad Media, así como su principal traducción al romance: el Román de Brut, del poeta Wace. La Historia comienza con el troyano Eneas, quien según la leyenda romana se asentó en Italia tras la Guerra de Troya. Su nieto Bruto es exiliado y, tras un periodo vagando sin rumbo, es elegido por la diosa Diana, quien le ordena que se asiente en una isla en el océano del oeste, que por su causa se llamó Britania.

La historia continúa cronológicamente, contando entre los gobernantes a Bladud, que tuvo poderes mágicos e incluso intentó volar; Leir de Britania, que dividió el reino entre sus tres hijas, según el amor que cada una de éstas le profesaba, una historia que Shakespeare usó en su tragedia El Rey Lear; y Dunvallo Molmutius, que codificó las Molmutine Laws. Los hijos de Dunvallo, Belinus y Brennius, lucharon en una guerra civil antes de volver a reconciliarse, y saquearon Roma. Los intentos de Julio César de invadir Britania fueron frenados por Cassivellaunus.

Tenemos noticia de un rey llamado Cunobelinus, en quien Shakespeare basaría su obra Cimbelino.

Tras el intento de César, sería Claudio quien se enfrentase con los hijos de Cunobelinus, invadiendo la isla. El linaje de los reyes británicos continúa bajo la ley romana, e incluye a Lucio de Britania, primer rey cristiano de la zona, y un gran número de personajes romanos: entre ellos, el emperador Constantino I, el usurpador del trono Allectus y el comandante militar Asclepiodotus. 


lunes, 27 de enero de 2014

¿SERÁN CEMENTERIOS EXTRATERRESTRES?



Investigadores han reportado el descubrimiento de un misterioso cementerio ubicado en la región central de África, cerca de la ciudad de Kiwali, en Ruanda. Al parecer este recinto funerario fue instaurado hace aproximadamente de cinco siglos. Curiosamente no se han hallado vestigios de un asentamiento humano en las inmediaciones del antiguo cementerio, lo cual, aunado a la extraña forma de los restos, ha hecho suponer al jefe de la expedición que pudiera tratarse de seres de otro planeta.
En el lugar se hallaron cuarenta tumbas comunales que guardan cerca de 200 cuerpos. Los restos parecen pertenecer a criaturas que promedian más de dos metros de altura, con cabezas extremadamente largas, y sin presentar rastros de boca, ojos, o nariz. Los antropólogos se han aventurado a sugerir que probablemente estos seres eran de una raza extraterrestre cuyos sistemas inmunológicos no pudieron combatir las enfermedades terrestres y terminaron por morir prematuramente. Sin embargo, tampoco se han hallado rastros de lo que pudiera haber sido su nave espacial.
A pesar de que esta nota ha sido publicada en al menos una decena de medios, llama la atención que no se especifica alguna universidad o institución a la cual este ligada el grupo de antropólogos y al parecer tampoco ha sido publicado material fotográfico o en video, lo cual sin duda le resta credibilidad. Sin embargo, daremos seguimiento a la nota para verificar cualquier información que sea agregada a este supuesto suceso.
Esta no es la primera vez que se encuentran restos similares, afirma el Pravda. En verano de 1937 un grupo de científicos chinos liderados por el profesor Chi Putei exploraron las cuevas del Monte Bayan-Kara-Ula. En el interior encontraron esqueletos de cabezas demasiado largas y cuerpos extraños. Entre ellos había 176 platos de piedra. El centro de cada disco tenía un agujero del que salía una espiral con caracteres extraños encima.
A la vez, las paredes de las cuevas estaban cubiertas de imágenes del sol naciente, la luna y estrellas con una gran cantidad de puntos acercándose a un paisaje de montañas sobre la tierra.
Expertos en cifrado antiguo han tratado durante dos décadas de descubrir el acertijo. Finalmente, el profesor de la Universidad de Beijing, Zum Umniu, logró descifrar las inscripciones.
Las letras narraban que aproximadamente hace 1.200 años un grupo de objetos voladores chocaron en el lugar. Arqueólogos chinos recabaron testimonios de quienes vivían en esas montañas para certificar lo acontecido.
También en Turquía y Egipto se han hecho descubrimientos similares.

¿QUE ES LA SHAMBALA?



Desde 1939 a 1946 un verdadero apocalipsis se desencadenó sobre Europa y parte de Asia, causando millones de muertos, heridos y desolación. El coste humano para la antigua URSS Rusia se calcula en unos 27 millones de víctimas. Entre los aliados occidentales se ha estimado en 44 millones, mientras que en el Tercer Reich y sus aliados se estima en unos 11 millones.  Estados Unidos, que apenas sufrió bajas en su población civil, perdió a unos 400.000 ciudadanos. En total se calcula que hubo la astronómica cifra de 121 millones de víctimas que sufrieron los delirios de Hitler y sus secuaces. Pero este supuesto delirio ¿a qué se debía?¿Podemos resumir la Segunda Guerra Mundial como un enfrentamiento entre el Tercer Reich y los Aliados Occidentales? ¿O, entre Fascismo y Democracia? Y un hecho que aparece con meridiana claridad es la conexión esotérica-mística en el desarrollo del Tercer Reich, que se decía que tenía que durar mil años.

Uno de los primeros escritos que informaron sobre esta casi desconocida conexión esotérica la facilitaron los escritores/filósofos franceses Louis Pauwels y Jacques Bergier, en su magnífica obra “El Retorno de los Brujos”, que en uno de sus capítulos escribieron esta enigmática frase: “…No somos tan locos como para querer explicar la Historia por las sociedades secretas. Pero sí que veremos, cosa curiosa, que existe una relación y que, con el nazismo, “otro mundo” reinó sobre nosotros durante algunos años.

Ha sido vencido, pero no ha muerto, ni al otro lado del Rin ni en el resto del mundo. Y no es eso lo temible, sino nuestra ignorancia…“ En efecto, parece que una fuerza oscura y poderosa operaba en aquella Alemania.

Y esta fuerza, que aparentemente ayudo a Hitler a salir ileso de varios atentados, era alimentada por sociedades ocultas de raíces milenarias. La teósofa Alice Bailey afirmó que Hitler se había apropiado de la Fuerza de Shambala como “una herramienta de las Fuerzas Oscuras”, y la había usado incorrectamente para luchar contra la “Energía de la Luz”.

De forma similar a las afirmaciones de Bailey sobre la conexión entre Hitler y Shambala, varios estudios de posguerra sobre el Nazismo y el Ocultismo han llegado a la conclusión de que los Nazis enviaron expediciones al Tibet para buscar la ayuda de las fuerzas de Shambala y Agharti para llevar a cabo su siniestro Plan Maestro. Bailey, sin embargo, sólo mencionó Shambala y no dijo nada sobre Agharti. Se atribuye la búsqueda Nazi de apoyo ocultista en el Tibet a las creencias de Karl Haushofer y de la Sociedad Thule. Haushofer fue el fundador de la Sociedad Vril, relacionada con la Sociedad Thule y fue una influencia importante en el pensamiento ocultista de Hitler.

Las sociedades Thule y Vril combinaban creencias de varias fuentes.  Los antiguos Griegos escribieron no sólo acerca de la isla hundida de Atlantis, sino también sobre Hiperbórea, una tierra en zonas árticas, cuando tenían un clima tropical,  cuyo pueblo migró al sur antes de que el hielo la destruyera.

El autor sueco de finales del siglo XVII, Olaf Rudbeck, la situó en el actual Polo Norte. Y varios otros autores afirmaban que antes de su destrucción, se fragmentó en las islas de Thule y Ultima Thule. El astrónomo británico, Sir Edmund Halley, también a finales del siglo XVII, lanzó la teoría de que la tierra es hueca.

El novelista francés Julio Verne popularizó la idea en Viaje al Centro de la Tierra 1864. En 1871, el novelista británico Edward Bulwer-Lytton, en su libro The Coming Race or Vril: The Power of the Coming Race, describió una raza superior, la Vril-ya, que vivía bajo tierra y planeaba conquistar el mundo utilizando el vril, una energía psico-quinética. En efecto, en 1871 se publicó una extraña novela titulada “The Coming Race“. En ella el narrador es conducido por un ingeniero de minas a un mundo subterráneo poblado por una extraña raza. Ese pueblo posee un poder misterioso que le ha permitido vivir sin maquinas y sin todos los aspectos de la civilización moderna. Ese poder es el llamado Vril. Edward George Earle Lytton Bulwer-Lytton, 1º Barón Lytton, nació en Londres el 25 de mayo de 1803. Su extraña colección de nombres y apellidos fue adquirida con el tiempo. Además de tener muchos nombres, Lytton participó activamente en política y fue un escritor famoso en su tiempo. Sus obras eran éxito de venta. Sin embargo, luego de su muerte, en 1873, la mayoría de sus libros quedaron en el olvido.

Al parecer, Lord Lytton fue miembro de la Sociedad Rosacruz Inglesa, una sociedad secreta fundada en 1867 por Robert Wentworth Little. Esto no tendría más importancia si no fuera que varios de sus libros, por ejemplo “Zanoni”, escrito en 1842, parecen haberse escrito bajo la influencia de las ideas que Lytton ya tenía por su anterior participación en otras sociedades rosacruces. Un grupo de miembros de la Sociedad Rosacruz Inglesa creará, en 1887, la Hermetic Order of the Golden Dawn in the Outer, u Orden Hermética del Dorado Amanecer en el Exterior, sociedad de la que fueron miembros Arthur Machen y Bram Stoker, autor de Drácula.  De todas maneras, los intereses literarios de Lytton no se agotaron en el ocultismo. Escribió varias novelas históricas, románticas y de misterio. “The Coming Race” fue traducida al español bajo títulos como “La Raza Futura” o “La Raza que nos suplantará”. En “The Coming Race“, un joven estadounidense, es conducido por un ingeniero de minas a un mundo subterráneo poblado por una raza extraña. Ese pueblo, llamado Vril-Ya, posee un poder misterioso llamado Vril. En el libro se cuenta, entre otras cosas, que: “… Según las primitivas tradiciones, los progenitores más remotos de la raza habitaron en un mundo en la superficie de la tierra, sobre el mismo lugar que sus descendientes entonces habitaban…

La porción de la superficie habitada por los antepasados de esta raza sufrió inundaciones, no repentinas, sino graduales e incontrolables, en las que fueron sumergidos y perecieron todos, salvo un pequeño número… Un grupo de la desdichada raza, invadida por las aguas del Diluvio, huyendo de ellas se refugió en cavernas entre las más altas rocas y vagando por hondonadas cada vez más profundas perdieron de vista para siempre el mundo de la superficie… Aquella gente creía que en el vril habían alcanzado a la unidad de las energías naturales… Puede destruir como el rayo; en cambio, aplicado diferentemente, puede restablecer y vigorizar la vida, curar y reservar… Del mismo extraen la luz que les proporcionan sus lámparas… La guerra entre los descubridores del Vril cesó, por la sencilla razón de que desarrollaron el arte de destrucción a tal grado de perfeccionamiento que anuló toda superioridad en número, disciplina y estrategia militar… Hay en nuestros antiguos libros una leyenda, que en su tiempo fue creída por todos, según la cual estamos destinados a volver al mundo de la superficie y suplantar a todas las razas inferiores que hoy lo pueblan...”

La Sociedad Thule equiparaba Agharti con su afín Asgaard, el hogar de los dioses de la mitología nórdica.  Las tradiciones dicen que, después de un gran cataclismo mundial, Agharti se hundió bajo la tierra. Esto concuerda con el relato de Ossendowski. Los Arios entonces se dividieron en dos grupos. Uno fue al Sur y fundó un centro secreto de aprendizaje bajo los Himalayas, también llamado Agharti. Allí, ellos preservaron las enseñanzas de la virtud y del vril. El otro grupo Ario trató de regresar a Hiperbórea-Thule, pero en vez de ello encontró Shambala, una ciudad del mal y el materialismo. Se dice que Agharti era el titular del sendero de la derecha y del vril positivo, mientras que Shambala era el titular del degenerado sendero de la mano izquierda y la energía negativa. La división de los senderos en mano derecha y mano izquierda había aparecido ya en La Doctrina Secreta de Blavatsky. Allí, ella escribió que en la época de los Atlantes, la humanidad se dividió en los senderos de conocimiento de la mano derecha y de la mano izquierda, que se convirtieron en las semillas de la magia blanca y negra. Ella no asoció los dos senderos, sin embargo, con Agharti y Shambala. En realidad, ella no mencionó en absoluto Agharti en sus escritos. 

Los términos sendero de la mano derecha y de la mano izquierda derivan de una división en el tantra Hindú. Los primeros escritores occidentales a menudo representan el tantra de la mano izquierda como una forma degenerada y lo confundieron con el Budismo Tibetano y sus enseñanzas del tantra anuttarayoga. Según Pauwels y Bergier, la Sociedad Thule buscó contactar y hacer un pacto con Shambala, pero sólo Agharti accedió a ofrecer ayuda. Hacia 1926, los autores franceses explicaban, ya había colonias de hindús y tibetanos en Munich y Berlin, llamadas la Sociedad de los Hombres Verdes, en conexión astral con la Sociedad del Dragón Verde en Japón. La pertenencia a esta última sociedad requería cometer un suicidio ritual japonés (hara-kiri) si uno perdía su honor. Haushofer había pertenecido supuestamente a la sociedad durante sus años anteriores en Japón. 

El líder de la Sociedad de los Hombres Verdes era un monje tibetano, conocido como “el hombre de los guantes verdes”, que supuestamente visitaba a Hitler frecuentemente y que, se afirma, guardaba las llaves de Agharti. Siguieron las expediciones anuales nazis al Tibet desde 1926 hasta 1943. Cuando los rusos entraron en Berlín al final de la guerra, encontraron varios centenares de cadáveres de supuestos monjes de raza Himalaya, sin documentos de identidad, que habían cometido suicidio. Haushofer mismo se hizo hara-kiri antes de poder ser juzgado en Núremberg en 1946. Un relato ligeramente diferente de la búsqueda Nazi de Shambala y Agharti apareció en The Spear of Destiny (La Lanza del Destino) (1973), del investigador británico Trevor Ravenscroft. Según esta versión, la Sociedad Thule creía que dos secciones de Arios adoraban a dos fuerzas malignas. Su orientación hacia el mal provocó el ocaso de Atlantis y, posteriormente, los dos grupos establecieron comunidades en cavernas sumergidas bajo el Océano Atlántico, cerca de Islandia. La leyenda de Thule surgió de ellas. Un grupo de Arios seguía al Oráculo Luciférico, llamado Agharti (Agharti), y practicaba el sendero de la mano izquierda. El otro grupo seguía al Oráculo Ahrimánico, llamado Schamballah (Shambala), y practicaba el sendero de la mano derecha. Notemos que Ravenscroft decía lo contrario que Pauwels, Bergier y otros autores, que decían que Agharti seguía el sendero de la mano derecha y Shambala el izquierdo. Esta es una extraña contradicción. Ravenscroft continúa explicando que según la “Doctrina Secreta”, distinto  al libro de Blavatsky del mismo nombre, que se escribió en el Tibet hace unos diez mil años, Lucifer y Ahriman son dos fuerzas del Mal, los dos grandes adversarios de la evolución humana. Lucifer conduce a la gente a erigirse a sí mismos como dioses y está asociado con el ansia de poder. Seguir a Lucifer puede conducir al egoísmo, falso orgullo y el mal uso de los poderes mágicos. 

Ahriman se esfuerza por establecer un reino puramente material en la tierra y usa la lujuria sexual perversa en ritos de magia negra. Curiosamente, aunque Blavatsky había escrito también sobre Lucifer y Ahriman, no equiparaba a ambos ni los asociaba con Shambala o Agharti. Además, Blavatsky explicó que, aunque se había transformado a Lucifer en un Satán puramente maligno, Lucifer tenía poder tanto para destruir como para crear, representando a Prometeo, el Titán amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses en el tallo de una cañaheja, darlo a los hombres para su uso y posteriormente ser castigado por Zeus por este motivo. Blavatsky  afirma que Lucifer representaba la presencia portadora de luz en las mentes de todos que podía elevar a la gente del animalismo y originar una transformación positiva a un plano superior de existencia. Fue Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía, agricultura biodinámica y medicina antroposófica, quien afirmó que Lucifer y Ahriman representaban los dos polos del poder destructor. 

Sin embargo, Steiner describió a Lucifer como una fuerza destructiva benevolente. Además, Steiner asociaba a Lucifer con Shambala, no con Agharti y, de hecho, como Blavatsky y Bailey, no mencionó Agharti en absoluto. Además, ninguno de los tres autores ocultistas describió Shambala como localizada bajo tierra. Sólo Nicholas Roerich, artista, filósofo, escritor, arqueólogo y viajero ruso, había asociado Shambala con la ciudad subterránea de Agharti, pero habían aclarado que las dos eran diferentes y nunca afirmó que Shambala fuera subterránea.

viernes, 24 de enero de 2014

EL REY SALOMÓN Y EL ARCA DE LA ALIANZA



Salomón es un personaje descrito en la Biblia como el tercer y último rey del Israel unificado. Es célebre por su sabiduría, riqueza y poder, pues La Biblia’ ‘lo considera el hombre más sabio que existió en la Tierra. Logró reinar cuarenta años y su reinado quedaría situado entre los años 970 a.C. y el 930 a.C. aproximadamente. Construyó el Templo de Jerusalén, y se le atribuye la autoría del Libro de Eclesiastés, libro de los Proverbios y Cantar de los Cantares, todos estos libros recogidos en la Biblia. Es el protagonista de muchas leyendas posteriores, como que fue uno de los maestros de la Cábala.
En el Tanaj libro hebreo, a una versión del cual los cristianos llaman Antiguo Testamento también se le llama Jedidías. En la Biblia se dice del rey Salomón que heredó un considerable imperio conquistado por su padre el rey David, que se extendía desde el Valle Torrencial, en la frontera con Egipto, hasta el río Éufrates, en Mesopotamia. Tenía una gran riqueza y sabiduría y administró su reino a través de un sistema de 12 distritos.
Poseyó un gran harén, el cual incluía a «La hija del faraón». Honró a otros dioses en su vejez y consagró su reinado a grandes proyectos de construcción. La Biblia dice del rey Salomón que era «El más sabio de los hombres», que podía pronunciar un discurso sobre la biodiversidad de todas las plantas, «Desde los cedros del Líbano hasta el hisopo que crece en los muros, y animales, y pájaros, y cosas que se arrastran, y peces».  
Entre los distintos autores que han tratado sobre Salomón y el Arca de la Alianza, se distingue Erich von Daniken, que lo relata, con su estilo atrevido,  en su obra Profeta del Pasado”, en la que me he basado para escribir este artículo. Según el Éxodo,  Dios ordenó a Moisés que construyera un Arca. Las instrucciones que Moisés recibió fueron: Mira bien y hazlo fabricar según el diseño que se te ha propuesto en el monte”.
El Zohar, obra principal de la Cábala, dedica al Arca de la Alianza casi cincuenta páginas, y ha consignado hasta los más mínimos detalles que pasaron inadvertidos a los ojos de otros narradores. A primera vista podrá sorprender que el Zohar hable del Arca de la Alianza bajo el epígrafe de «El Antepasado de los Días». Pero es evidente que la descripción cuadra con el Arca. En el Zohar se dice que Moisés recibió de Yahveh, el Dios de Israel, instrucciones para la construcción de una caja según especificaciones exactamente detalladas, y con destino al «Antepasado de los Días». El recipiente debía acompañarle con el misterioso «Antepasado» en la travesía del desierto. Aunque sabemos que el Arca existió, hay dudas sobre su verdadero tamaño y se discute su finalidad.  Una de las primeras cosas que hizo el Rey David, padre de Salomón,  fue trasladar el Arca de la Alianza desde su última ubicación temporal hasta la capital, como preparativo para su emplazamiento en una Casa de Yahveh que David planeaba erigir. Pero ese honor, según le dijo el profeta Natán, no sería suyo debido a la sangre derramada por sus manos en las guerras y en sus conflictos personales.
Este honor, se le dijo, sería para su hijo Salomón. Todo lo que se le permitió hacer mientras tanto fue erigir un altar, cuyo lugar exacto se lo mostró a David un «Ángel de Yahveh, de pie entre el Cielo y la Tierra», que señalaba el lugar con una espada. También se le mostró un Tavnit, un modelo a escala del futuro templo, y se le dieron detalladas instrucciones arquitectónicas, que, llegado el momento, David transmitió a Salomón en una ceremonia pública, diciendo: “Todo esto, escrito por Su mano, me hizo comprender Yahveh, de todas las obras del Tavnit”.
En la Biblia se dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.  Con respecto a imagen y semejanza,  Maimónides, en su obra Guía de los Descarriados“, distingue dos conceptos: tzélem forma y demut semejanza, de tóar aspecto y tavnit configuración.  Tóar y tavnit expresan la figura material, mientras que tzélem y demut la forma espiritual. 
La Tora Instrucción, al indicar tzélem y demut define el espíritu y nos confronta con uno de los principios básicos del Hebraísmo. No es posible elevarse a Elohim por medio de la materia, tóar y tavnit, Isaías XLIV y sí por medio del espíritu, tzélem y demut. En el cuarto año de su reinado 480 años después del comienzo del Éxodo, según la Biblia, Salomón comenzó la construcción del Templo, «sobre el Monte Moriah, como se le había mostrado a su padre, David». Mientras se traían maderas de los cedros del Líbano, se importaba el oro más puro de Ofir y se extraía y se fundía el cobre para los lavabos, había que erigir la estructura con «Piedras talladas y cinceladas, grandes y costosas piedras».Los sillares de piedra tuvieron que prepararse y tallarse según el tamaño y la forma deseados, pero  en otra parte, ya que la construcción estaba sujeta a una estricta prohibición contra el uso de cualquier herramienta de hierro en el Templo. Así, los bloques de piedra tuvieron que ser transportados y ubicados en el lugar sólo para su montaje. «Y la Casa, cuando estaba en construcción, se hizo de piedra, lista ya antes de ser llevada hasta allí; de modo que no hubo martillo ni sierra, ni ninguna herramienta de hierro en la Casa mientras se estuvo construyendo».
Ofir es un puerto o región mencionada en la Biblia que fue famosa por su riqueza. Se cree que el rey Salomón recibía cada tres años un cargamento de oro, plata, sándalo, piedras preciosas, marfil, monos y pavos reales de Ofir. Estudiosos de la Biblia, arqueólogos y otras muchas personas han intentado determinar la localización exacta de Ofir. Muchos estudiosos modernos sostienen que podía haber estado en el suroeste de Arabia, en la región del actual Yemen. Ésta es también la posible localización de Sheba. Otra posibilidad es la costa africana del Mar Rojo, ya que el nombre puede ser derivado de la etnia Afar de Etiopía.
Otras posibles localizaciones varían enormemente. El Easton’s Bible Dictionary (1897) menciona la conexión a «Sofir», el nombre copto para la India, y también una posible conexión a Abhira, en la desembocadura del río Indo. Flavio Josefo lo conectó con Cophen, un río indio, a veces asociado a una parte de Afganistán. Algunos estudiosos, que proponen conexiones entre Eurasia y América antes de la llegada de Colón, también han hecho sus propias hipótesis, incluyendo lugares como Perú. Llevó siete años finalizar la construcción del Templo y equiparlo con todos los utensilios del ritual.
Después, en la siguiente celebración del Año Nuevo, el rey, los sacerdotes y todo el pueblo presenciaron el traslado del Arca de la Alianza hasta su lugar permanente, en el Santo de los Santos del Templo. No había nada en el Arca, salvo las dos tablillas de piedra que Moisés había puesto en su interior en el Monte Sinaí”. En cuanto el Arca estuvo en su lugar, bajo los querubines alados, «una nube llenó la Casa de Yahveh», obligando a los sacerdotes a salir apresuradamente. Después, Salomón, de pie ante el altar que había en el patio, oró a Dios «Que mora en el cielo» para que viniera y residiera en esta Casa. Fue más tarde, por la noche, cuando Yahveh se le apareció a Salomón en un sueño y le prometió una presencia divina: «Mis ojos y mi corazón estarán en ella para siempre». El Templo se dividió en tres partes, a las cuales se entraba mediante un gran pórtico flanqueado por dos pilares especialmente diseñados. La parte frontal recibió el nombre de Ulam «Vestíbulo»; la parte más grande, la del medio, era el Ekhal, término hebreo que proviene del Sumerio E.GAL «Gran Morada» Separada de ésta mediante una pantalla, estaba la parte más profunda, el Santo de los Santos. Se le llamó Dvir, literalmente: “El Orador”, pues guardaba el Arca de la Alianza con los dos querubines sobre ella, de entre los cuales Dios le hablaba a Moisés durante el Éxodo. El gran altar estaba en el patio, no dentro del Templo. Los datos y las referencias bíblicas, las tradiciones antiguas y las evidencias arqueológicas no dejan lugar a dudas de que el Templo que construyó Salomón el Primer Templo se levantaba sobre la gran plataforma de piedra que todavía corona el Monte Moriah también conocido como el Monte Santo, Monte del Señor o Monte del Templo.  
Todo parece indicar que el Arca de la Alianza podía ser algún sofisticado medio de comunicación, incluyendo, al vez, algún tipo de hologramas. O, especulando todavía más, algún tipo de puerta estelar.
Dadas las dimensiones del Templo y el tamaño de la plataforma, existe un acuerdo general sobre dónde se levantaba el Templo, y sobre el hecho de que el Arca de la Alianza, dentro del Santo de los Santos, estaba emplazada sobre un afloramiento rocoso, una Roca Sagrada que, según firmes tradiciones, era la roca sobre la que Abraham estuvo a punto de sacrificar a Isaac. En las escrituras judías, la roca recibió el nombre de Even Sheti’yah, «Piedra de Fundación», pues fue a partir de esa piedra que «Todo el mundo se tejió».
El profeta Ezequiel la identificó como el Ombligo de la Tierra. Esta tradición estaba tan arraigada, que los artistas cristianos de la Edad Media representaron el lugar como el Ombligo de la Tierra y siguieron haciéndolo así aún después del descubrimiento de América. El Templo que construyera Salomón el Primer Templo lo destruyó el rey babilonio Nabucodonosor en 576 a.C. y lo reconstruyeron los exiliados judíos a su regreso de Babilonia, 70 años después. A este respecto vale la pena resaltar que la tradición interna de la Orden Masónica afirma que Jacobo de Molay, el último maestre de los Templarios, hizo crear poco antes de ser quemado en la hoguera cuatro grandes logias masónicas.
Estos mismos rituales  remontan a Salomón, el monarca israelita, los orígenes del Arte que ellos practican. Pero afirman que este llegó a occidente a través de los Caballeros del Templo de Salomón. Es decir, defienden que la masonería se había configurado en Tierra Santa por obra de las órdenes militares, especialmente la del Temple, y que, como hemos visto, fueron estas fraternidades de constructores llegadas a occidente las que habrían originado la francmasonería moderna “La enigmática Orden del Temple”
El profeta Samuel, que también fue juez, y que, como tal, debía ser un buen observador, escribió: “Ahora, pues, manos a la obra: haced un carro nuevo, y uncid al carro dos vacas recién paridas, que no hayan traído yugo… Tomaréis después el Arca del Señor y la pondréis en el carro; colocando a su lado en un cofrecillo las figuras de oro que le consagrasteis por el pecado”. Y Samuel incluso nos habla de otro carro utilizado para el transporte: “Y pusieron el Arca de Dios en un carro nuevo, sacándola de la casa de Abinadab, que habitaba en una colina; siendo Oza y Ahio, hijos de Abinadab, los que iban guiando el carro nuevo… Y a cada seis pasos que andaban los que llevaban el Arca del Señor…”. 
Pese al empleo de uno o varios carros y la tracción a cargo de dos vacas fuertes, el peso muerto no debió ser superior en ningún caso a unos trescientos kilos, aproximadamente, pues a veces el Arca es transportada y trasladada por los levitas, sacerdotes a cargo de los santuarios de Yahveh: “Y a cada seis pasos que andaban los que llevaban el Arca del Señor, inmolaban un buey y un carnero”. Pero, ¿qué era lo que transportaron a través del desierto los judíos, entre grandes trabajos y durante cuarenta años? Si tantas molestias les causaban, ¿por qué no podían desprenderse de ese objeto?  Lazarus Bendavid (1762-1832), filósofo y matemático de Berlín, que dirigió la Academia libre judía, fue un «Judío ilustrado y conocido filósofo», que consiguió demostrar que «el Arca de la Alianza de los tiempos mosaicos debió contener un grupo bastante completo de instrumentos eléctricos, cuyas influencias se hacían sentir en el exterior». Lazarus Bendavid no sólo fue un hombre sabio, sino que además se adelantó con mucho a su época. Sabía que el acceso al Arca de la Alianza estaba rigurosamente limitado a un círculo muy restringido de personas, y que ni siquiera los Sumos Sacerdotes podían acercarse al Arca todos los días, sin peligro de sufrir un terrible accidente.