lunes, 29 de febrero de 2016

LA BANDA DEL AUTOMÓVIL GRIS



En el año de 1915, un grupo de famosos ladrones fue conocido como La Banda del Automóvil Gris.
Se presentaba en domicilios particulares de gente adinerada, y en comercios importantes para atracarlos.
Los integrantes de la banda se presentaban con órdenes de cateo oficiales –pero ilícitas- , vestidos con uniformes carrancistas verídicos- , y cometían los asaltos. Una vez efectuado el delito, se subían a un vehículo gris, un Fiat modelo 1914, y huían prestamente, hacia los barrios pobres de la Ciudad de México. La situación de inseguridad que reinaba en el país por esos tiempos revolucionarios, era propicia para cometer toda clase de delitos, pues la inseguridad social era absoluta.
El gobierno efectuaba numerosos cateos en busca de armas y enemigos, verdaderos o no, lo cual favorecía la tarea delictiva de la Banda del Automóvil Gris. Los ciudadanos vivían asustados e indefensos ante tal situación, un poco como ahora.
A la banda la dirigía Higinio Granda, quien organizaba los robos y los temibles secuestros, en combinación con algunos generales carrancistas que se encontraban involucrados. Ya de por sí la entrada de Carranza y su gente, los “carranclanes”, a la capital produjo pánico debido a los saqueos y crímenes que cometían, razón por la cual, los verbos “robar” y “carrancear”, llegaron a ser sinónimos.
Las órdenes de cateo utilizadas por la banda estaba firmadas nada menos que por el general Pablo González, lugarteniente de Venustiano Carranza. Este hecho era conocido por don Emiliano Zapata, quien en una carta abierta dirigida a Carranza, denunciaba: Esa soldadesca… lleva su audacia hasta constituir temibles bandas de malhechores que allanan las ricas moradas y organizan la industria del robo a la alta escuela, como lo ha hecha ya la célebre mafia del “automóvil gris”, cuyas feroces hazañas permanecen impunes hasta la fecha, por directores y principales cómplices personas allegadas a usted o de prominente posición en el ejército. Su voz no fue escuchada.
Aparte de Higinio Granda, formaban la banda Santiago Risco, Bernardo Quintero, agricultor de Almoloya, Aurora García Cuéllar, de 24 años, Rafael Mercadante, uno de los principales jefes, Ángela Agis o Sánchez de Apan, Hidalgo, y amante de Higinio. Había otros participantes entre los que se encontraban extranjeros, pues entre ellos había cuatro españoles.
Todos los integrantes habían escapado de la Cárcel de Belem de la Ciudad de México.
El mismo Higinio Granda había huido de ella disfrazado de mujer, a raíz del asalto a la Cárcel por parte de los generales Félix Díaz y Manuel Mondragón, realizado a fin de liberar a Bernardo Reyes y derrocar a Francisco I. Madero. El golpe fracasó, pero un grupo de presos aprovechó la intentona para escapar: los futuros integrantes de la banda. 
Ya organizada la banda, el primer golpe que dio fue al Tesoro de la Nación. Una noche se detuvo el Fiat gris frente a la Tesorería.
Un guardia le ordenó al chofer moverse de ahí, el vehículo avanzó unos metros, se detuvo, y salieron dos “soldados”: José Fernández y León Cedillo, más cuatro “policías” que eran Risco, Granda, Oviedo y Chao.
En el Fiat solamente quedaron dos ladrones. Mientras los bandidos explicaban al guardia que venían a aprehender a unos subversivos que vivían cerca de ahí, del carro bajo el Pifas, un cerrajero excelente y amoral, y abrió los candados de la reja, al tiempo que los mafiosos liquidaban a los otros guardias que se encontraban dentro de la Tesorería.
Una vez que entraron, el Pifas abrió las cajas fuertes, y se llevaron en costales todo el contenido en dinero y alhajas. Como inicio era un buen inicio.
Entre los muchos hechos delictivos que cometieron, destaca el llevado a cabo en la casa del ingeniero Gabriel Mancera, en las calles de Donceles número 94 de la Ciudad de México.
Mancera era un rico minero nacido en el estado de Hidalgo, quien contaba con varios fundos en Mineral del Chico, Hidalgo,  a más de ser dueño de varias fábricas de textiles en Tulancingo, y propietario de los ferrocarriles Hidalgo y del Noroeste. Lo robado a Mancera, quien fuera en su momento presidente municipal de Pachuca y diputado, ascendió a 434,960 pesos.
En el botín se encontraba un collar de esmeraldas que pasó a adornar el cuello de la Gatita Blanca, María Conesa, primera triple española del Teatro Principal, obsequiado por Pablo González de quien fuera amante, o quizá por el mismo Higinio, con el que también tuvo sus quereres.
Los facinerosos empezaron a vigilar las casas de  mujeres solas, sin hombres en ellas, como fue el caso de la señora Carmen viuda de Rocha, y de Fabiola, su bella dama de compañía. A Fabiola Bernardo Quintero la enamoró. Al poco tiempo de hacerle la corte, se presentó en la casa de su “amada” vestido de militar. Ante el asombro de la chica, Bernardo le dijo: -¡Hazte a un lado, preciosa, que venimos a asaltar a tu patrona! maniatándolas, procedieron a desvalijar la casa.
Antes de irse Bernardo quitó el pañuelo que silenciaba  la boca de Fabiola y le dio un beso de despedida.
Recordemos que la chica era guapa.
Después de muchos secuestros y robos, la banda fue apresada y se ordenó el fusilamiento de los diez cabecillas más importantes, quienes fueron condenados a pena de muerte por dos robos de los ocho de que se les acusaba.
El primero en ser aprendido fue León Cedillo, quien chivateó y denunció a los demás. Granda logró escapar, y nunca se supo nada más de él.
Dicho fusilamiento se encomendó al comandante militar de la Ciudad de México, el general Francisco de P. Mariel, revolucionario que llevó a cabo el levantamiento a favor de Francisco I. Madero en Huejutla, Hidalgo. Un poco de tiempo antes del fusilamiento, Pablo González conmutó la pena de muerte a José Fernández, Rafael Mercadante, Francisco Oviedo, Luis Lara y Bernardo Quintero.
La ejecución de los demás integrantes de la Banda del Automóvil Gris quedó inmortalizada en una fotografía tomada por el famoso fotógrafo Agustín Víctor Casasola.
Poco tiempo después del fusilamiento, Pablo González Garza, se dedicó a preparar el asesinato de Emiliano Zapata, acontecido el 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca, Morelos.



sábado, 27 de febrero de 2016

LAS ÁNIMAS DE VILLA COAPA



Cuando llegamos a vivir a Villa Coapa mi abuela Gabriela, que ya murió, nos contó que una noche se le había aparecido muchísima gente caminando en la casa. La Unidad de Villa Coapa se creó en el 68.

Y ella decía que la gente que entraba y salía de los cuartos parecía como que sufría mucho.

Yo jamás los había visto hasta que un día que ella estaba leyendo en la sala, pasé por ahí, voltee y vi a un hombre sentado platicando con ella en la sala.

Me acerqué y le pregunté que quién era, que a qué horas había llegado, que no nos había presentado. Ella dijo:

– Es que todas las tardes está aquí.

Él volteó, me vio y cuando yo me giré para volver a verlo, ya no estaba ahí.

Entonces, ella me contó lo que había averiguado: la Unidad Villa Coapa formaba parte de una ex hacienda muy grande que se llamaba Coapa, propiedad de un hacendado en extremo rico.

Toda Villa Coapa y parte de Xochimilco, le pertenecían a él.

Cuando ocurrió la expropiación de una serie de terrenos, el gobierno se la quitó.

Justamente en la parte donde está construida la Unidad, la parte donde yo vivo, la manzana 1 que es la más cercana al Periférico, era el cementerio de toda esta hacienda.

Entonces, mi abuela decía que la gente que sufría era porque nunca la habían dejado descansar en paz.

Hay toda una tradición con respecto a los muertos de que si tú sacas sus cuerpos y no los vuelves a poner en otro sitio sagrado, ellos no tienen descanso.

Mi abuela se dedicaba a platicar con ellos.

Varias veces entraban y salían de mi casa. Ahora es menos desde que ella murió.

Pero un día, estando en una reunión familiar, un domingo a  eso de las cinco de la tarde, abrieron la puerta de la calle que estaba cerrada con llave: entraron las ánimas, salieron y desaparecieron.

Ese hecho no nos impide vivir, creo que hasta al contrario, me parece perfecto que estén aquí.

VIERNES DE DOLORES




Los seis viernes que comprende la Cuaresma son muy relevantes desde el punto de vista religioso y cultural, pues en ellos se expresan muchas manifestaciones de la cultura popular. Generalmente, durante los viernes de Cuaresma se efectúan ferias, bailes, verbenas, juegos pirotécnicos, procesiones, misas, música de banda y de grupos comerciales, desfile de carros alegóricos, representaciones bíblicas, calendas, danzas tradicionales y elaboración de artesanías ad hoc. En las festividades de los viernes de Cuaresma los funcionarios tradicionales que integran las cofradías son los responsables de la coordinación de la fiesta y del cuidado de la iglesia y las imágenes.

Al sexto viernes de Cuaresma se le conoce como Viernes de Dolores y está consagrado a venerar a la Virgen de los Dolores y a recordar los sufrimientos que padeció. A la Virgen de los Dolores la imaginería popular la represente con rostro doliente, lágrimas amargas que fluyen de sus ojos, y siete puñales que traspasan su sangrante corazón, símbolo de los dolores padecidos. A veces se la ve traspasada con un solo puñal de plata. El primer dolor de la Virgen acaeció cuando el rey Herodes se enteró del nacimiento de Jesús y ordenó degollar a los niños menores de dos años que vivían en Belén. Un ángel enviado por Dios, les anunció a María y José del peligro que corría su hijo, por lo que decidieron huir a Egipto. El segundo dolor de María tuvo lugar durante el viaje que todos los años realizaba la Sagrada Familia a Jerusalén, con el fin de celebrar la Pascua Judía. Cuando Jesús contaba con doce años, se perdió entre la multitud que abarrotaba el Templo de esa ciudad, sus padres se asustaron y los buscaron. Tres días después lo encontraron en el mismo Templo cuestionando, discutiendo y saciado sus ansias de saber los Doctores de la Ley, quienes quedaron asombrados de la sapiencia de un niño de tan corta edad. El tercer sufrimiento de la Virgen acaeció cuando Jesús fue presentado al Templo de Jerusalén a los cuarenta días de su nacimiento. Simeón, un hombre bueno y noble, tomó al niño en sus brazos y, después de dirigirle a Jehová las siguientes palabras, vaticinó la muerte del Señor en la cruz: -Señor, ya puede morir tu siervo, porque mis ojos han visto la salvación que ofreces a los hombres: una luz que iluminará a los gentiles y es la gloria excelsa de tu pueblo de Israel. Los cuatro restantes dolores de la Virgen corresponden a la etapa de la Pasión de Cristo. Se refieren a las estaciones del Señor en su camino hacia el Monte Calvario, a su crucifixión, el descenso de su cuerpo de la cruz, y  su sepultura.

El Altar de Dolores

La celebración del Viernes de Dolores se instauró por resolución del Sínodo provincial efectuado en Colonia, Alemania, en 1413. Este día se acostumbra montar un altar dedicado a la Virgen. La costumbre se inició en nuestro país a raíz de la evangelización, pero a despecho de su raigambre católica, en el altar se amalgamaron algunos rasgos prehispánicos relacionados con la fertilidad de la tierra, como lo testimonian las semillas germinadas, las verduras frescas, las flores y las frutas que aparecen en su decoración.

Aunque seguramente ya desde el siglo XVI se levantaba altar a la Virgen de los Dolores, los testimonios más fidedignos remontan al siglo XVIII, cuando acostumbrábanse poner en las iglesias y en las casas particulares. La fiesta daba inicio con las bandas militares que tocaban la “diana” al amanecer. Ya para el siglo XIX, la tradición estaba muy arraigada y los hogares de la Ciudad de México se engalanaban con tan hermoso altar. Para empezar a construirlo,  se echaba mano de una mesa  sobre la que se ponían cajas como bases, hasta formar una plataforma escalonada forrada con tela blanca adornada con moños y listones de colores; o bien, se le ponía un mantel de lino, encaje o papel picado de varios colores. La mesa se colocaba pegada a una pared de la sala, por ser el lugar más importante. Sobre la pared se ponía una cortina de lino o seda, preferentemente de color blanco, formando una especie de enmarcado. Bajo este cortinaje se colocaba un cuadro de la Virgen de los Dolores, y, arriba de éste, la escultura de un santo Cristo.

Sobre el altar de iban acomodando objetos: candeleros, platos con dulces cristalizados, naranjas doradas a las que se clavaban banderitas hechas con papel de oro y plata; jarros, comales y cualquier utensilio de barro poroso mojado donde se “sembraban” semillas de chía por fuera, manteniéndolo húmedo hasta que la semilla germinaba. Si se quería que la planta adoptase un color amarillo, se la dejaba germinar fuera del alcance de los rayos del sol; si en cambio se quería obtener un color verde, se la colocaba al sol. También se utilizaban animalitos de barro de variadas formas, en cuyo cuerpo estriado se ponía la chía.

En platos y macetas se sembraba trigo, lenteja, cebada, amaranto, semillas con las que se seguía el mismo procedimiento que con la chía, para lograr la coloración deseada. Además, el altar llevaba muchas macetas con flores de distintos colores, con verdes plantas, esferas y bolas de cristal colorido, llamados “ojos de boticario”, que eran juegos de esferas o botellones de vidrio que iban unos dentro de otros.

En el altar no podían faltar las aguas frescas de horchata, jamaica, limón con chía, y tamarindo. Estos refrescos debían estar muy endulzados, ya que simbolizaban las lágrimas de la Virgen, que a pesar del dolor debieron ser muy dulces. Era costumbre que las aguas se ofrecieran a los que pasaban por las casas que mantenían las puertas abiertas para tal propósito. Aparte de estas aguas destinadas a beberse, se elaboraban otras que se teñían con productos vegetales o químicos. Así, los pétalos de la amapola daban un color colorado; el palo de Campeche, carmesí; la flor de jamaica, púrpura; la piedrecilla de alumbre, tornasol; la grana y la cochinilla, morado; la caparrosa, azul; la pimpinela, verde; la solución acidulada de cromato amarillo neutro con carbonato de potasa, amarillo; y el bicromato de potasa, también amarillo. Las aguas teñidas se colocaban en botellones especiales para la ocasión que se iluminaban por atrás con lamparitas de aceite, para que brillaran y difundieran rayos de colores. Al pie del altar se formaba un tapete de figuras hecho con pétalos de flores, polvo de café y obleas desmenuzadas, al centro se colocaba el anagrama de la Virgen.

En la tarde de Viernes de Dolores, se efectuaba una misa en las casas de las personas de dinero, a la que asistían familiares y amigos. Las mujeres se ponían vestidos de luto y los hombres traje oscuro, para escuchar al sacerdote hablar acerca de la Pasión de Cristo. Acabado el acto religioso, se ofrecía a los convidados una merienda de tamales, atole, pasteles, dulces y chocolate con leche. Asimismo, se obsequiaba con un pequeño recuerdo a los participantes.




viernes, 26 de febrero de 2016

ENCUENTROS CON LA LLORONA



Ésta es un historia real, que no le sucedió al primo del amigo... me sucedió a mi Francisco, en un lugar muy bonito  casi apartado de la civilización, en Navojoa  Sonora, en EL BARRIO CANTUA, donde se han encontrado actualmente lugares sagrados, con una antigüedad de mas de 3,000 anos, que deben de cuidarse y conservarse, para rescatar y que prevalezca nuestras formas de vivir de nuestros antepasados, y por ende conservar la cultura, historia, creencias y los valores, de los que ya se nos adelantaron a la otra vida...esta HISTORIA verídica, que la dedico a la memoria de mi amigo ROSALINO CANTUA ARAIZA, ,que en paz descanse, quien era originario  de este barrio; hace 30 años, en 1978, fuimos a vacacionar  a este lugar , totalmente desconocido para mi en aquel tiempo, muy bello en verdad, mucha vegetación, ríos, animales y sobre todo la gente que te recibe con los brazos abiertos...esta historia la mande a la secretaria de turismo de Sonora, para que tuvieran conocimiento de lo que me sucedió en el Barrio Cantua, y proteja estas historias, como también de la novia virgen y varias historias reales, la mujer que traspasa una pared de una cabaña y entra al mar y avistamientos de ovnis, objetos submarinos no identificados, y de ovnis también... visten estos lugares y no se arrepentirán
Tuve tres avistamientos con la llorona, pero yo sabia que era ella, la primera vez  cuando iba en caballo y se freno inmediatamente y salí volando hacia enfrente del caballo, y quede debajo de su panza, y con sus dientes que queria morderme, y me solté y cuando me estaba limpiando el trasero, me di cuenta que había una mujer de blanco, escasos 5 metros de mi y blanca ella pero con la cabeza agachada y el pelo le cubría su rostro, estaba en posición de firmes pero, note que los brazos los tenia holgados, fue cuando me acorde del caballo y quise tomar las riendas y reparo y mejor lo deje , voltee para saber que se le ofrecía a la mujer y ya no estaba, esto fue al terminarse la milpa y en donde estaba la cascada, en el Barrio Cantúa, la segunda vez fue cuando estábamos en una cueva llena de guano y de murciélagos y desde allí, entre las milpas, la volví a ver , y le dije a mis amigos allá viene una mujer, DONDE… preguntaron todos... y al asomarse al vacio ya no había nada...la tercera vez que la vi fue como 100 metros, andábamos en lugar húmedo donde fuimos a sacar sapo-toros, un sapo demasiado grande, creo como 30 cm. de todo gordo y grande, cuando quise hacerlo se me resbalo y cai de nalgas y al levantar la vista mire de nuevo a la llorona, pero repito no sabia quien era ella, pues esa noche ,que era de luna llena y cielo estrellado, se miraba la gente de cerca , pero se miraba bien oscuro de lejos, y se escuchaba el clásico ruido de las ranas, grillos, uno que otro perro ladrando , las risas de la gente y música alrededor, quiero aclarar que en aquel tiempo no había luz eléctrica, solo lámparas de petróleo y la radio donde se juntaba la gente a platicar o bailar con una consola conectada a las baterías de tráiler, que eran como seis, o no recuerdo, no las conté pero eran varias.
la Matriarca del barrio nos presto un catre  para que durmiéramos mi amigo y yo, fuera de los cuartos, los cuales no tenían piso, eran de tierra y las ventanas, no tenían ni marcos, menos vidrios, y la puerta era una cobija...estaba dormido en el catre... cuando mi amigo me despierta y me dice mira para allá... fue lo peor que he visto en la vida, mi corazón empezó a latir fuertemente que lo alcanzaba a escuchar y escuchaba la respiración de mi amigo, en mi oreja derecha... estábamos mirando al demonio, tal y como lo dibujan... en ese momento se nos pone de frente la Matriarca, y nos dijo plebes o buquis váyanse pa' dentro... fue cuando voltee hacia atrás y mire una vaca, en vez del demonio, estábamos todos sentados en el suelo... y se escucho un silencio total, que duelen hasta los oídos... y de pronto un llanto aterrador, que teda frio hasta en los huesos, y todos los animales haciendo sus ruidos que los caracteriza, y en las montanas se escuchaban voces como en el hoyo de Siberia, todo era un caos, no se cuanto duro esta manifestación, pero trate salir del cuarto y alcance a ver el la punta del vestido de la llorona , me tapo una construcción... era de color azul bajito, casi blanco, no alcance a mirarles los pies, fue cuando la matriarca me detuvo con un gesto de su mano izquierda la señal de alto, ye indicándome que me fuera a sentar, mientras sostenía con la mano derecha EL SANTO ROSARIO, el cual las señoras estaban rezando en voz alta, pero no se alcanzaba a oír nada de tanto ruido, nunca oí que dijera HAY MIS HIJOS.... en la mañana, o mas bien cuando salió el sol fui el ultimo en despertar, estaba tirado en la tierra en la misma posición que me quede sentado en la noche.... buenos días a todos ,que sucedió en la noche... la Matriarca en señal de silencio, espera que se vayan los niños... que fue lo que vieron ustedes dos nos pregunto a mi amigo y a mi....al demonio... pero yo me reí... y me llamó la atención diciéndome, que lo que mire si era el demonio, por que se manifiesta en diferentes cosas para confundir los fieles de JESUCRISTO... ustedes miraron al demonio, que era una vaca, y pero todas acá, miramos al perro negro, fue cuando nos dimos cuenta de lo que iba a suceder, pero el problema no es ese, el problema no es que ustedes lo vieran, el problema real es que él los vio a ustedes.




jueves, 25 de febrero de 2016

EL LAGO DE CAMÉCUARO



En el estado de Michoacán, a catorce kilómetros de la ciudad de Zamora, existe un lago que abarca 1.6 hectáreas, y cuya profundidad máxima alcanza los seis metros. El agua del lago proviene de manantiales que se encuentran al sur del mismo.

Su nombre es Lago de Camécuaro. Desde 1940, el lago, junto con un conjunto de terrenos aledaños, fue declarado parque nacional por el ex presidente Lázaro Cárdenas del Río.

Como todo buen lago que se precie, el de Camécuaro tiene una leyenda que se ha trasmitido desde hace muchas generaciones en todo Michoacán.

Esta leyenda nos refiere que hace muchos años, cuando México se llamaba la Nueva España, un rico noble español de nombre don Alonso de Quijano, decidió viajar a tierras indianas, a fin de visitar las nuevas tierra conquistadas por la Corona Española.

Viajó por muchas partes de México, hasta que sus ansias aventureras lo llevaron al Estado de Michoacán, justamente a la ciudad de Zamora.

En dicha ciudad hizo muchas amistades, pues aparte de rico era muy simpático y buen mozo, razones por las cuales la vida se le facilitaba mucho y era aceptado en los ambientes selectos de españoles de Zamora.

En una de las tertulias que frecuentemente se organizaban para diversión de las familias pudientes, conoció a Leticia de Zúñiga y Berriozábal, hija del alcalde de la ciudad.

La joven era de una belleza exótica: su pelo lacio y negro y sus ojos rasgados le prestaban un aire oriental que fascinaba a todo el que la conocía.

Ni que decir tiene que la encantadora muchacha contaba con muchos pretendientes a su mano. Pero ella se dejaba querer. Sin embargo, cuando conoció a don Alonso quedó absolutamente enamorada de su gallardía y su buen humor.

Alonso, por su parte, quedó encantado con la belleza de Leticia, y decidió enamorarla. Tuvo éxito en su empresa, y a los seis meses se encontraban comprometidos para casarse.

En esas estaban, cuando don Alonso recibió una misiva de España, anunciándole que su padre estaba muy enfermo y pronto a morir, y que le llamaba constantemente para que se hiciera cargo de los negocios y la hacienda que tenían en Extremadura.

Ni tardo ni perezoso, Alonso decidió partir, jurándole por la Virgen de los Remedios a Leticia que volvería por ella para casarse como tenían planeado, y llevársela a tierras hispanas. Muy triste y acongojada, la mujer se resignó a su suerte y le rogó a la Virgen que le diese paciencia para soportar la larga espera.

Un día del mes del julio, don Alonso emprendió el viaje a las costas para tomar el galeón que había de conducirlo a su tierra natal. Pero sucedió que en el barco conoció a una noble asturiana, rubia y sonrosada y se enamoró de ella, olvidando completamente a la pobre Leticia.

Pasaron dos años, y la bella Leticia comprendió que el infiel Alonso jamás regresaría a su lado para casarse como había jurado ante la Virgen.

Muerta de dolor y tristeza, la infeliz mujer se fue un día al campo y se sentó en una piedra a llorar su desventura, tanto lloró que se empezó a formar un hermoso lago de prístinas aguas con las lágrimas de sus bellos ojos.

Al cabo de un largo tiempo, el lago creció tanto que cubrió a Leticia y la ahogó. Sus atribulados padres nunca la encontraron.

La leyenda nos cuenta que desde entonces, cuando algún hombre está a punto de ahogarse en el lago de Camécuaro, una linda doncella de pelo lacio y ojos rasgados acude en su ayuda y, jalándole de los pies, le saca del lago.



CRIATURAS FANTÁSTICAS NAHUAS



XOCHITÓNATL

Flor de Alma, fue  una criatura de la mitológica mexica que tenía  forma de lagarto. Vivía sumergida en la laguna llamada Apanohuayan, “el lugar donde se tiene que cruzar el agua”, por donde necesariamente pasaban las almas de los muertos para poder acceder al Mictlan, el Inframundo, durante los cuatro años de arduo camino que duraba el viaje, sorteando lugares de increíble dificultad y dolor. Su tarea consistía en impedir que las dolientes almas pasaran las oscuras aguas.

Los QUINAMETZIN
Criaturas gigantescas creadas durante la etapa creadora del Sol de Lluvia, estaban sometidos al mandato de su patrono Tláloc, el dios del agua. Tláloc estuvo encargado de ser el Sol que alumbró dicha tercera época cosmogónica, la cual llegó a su término cuando Quetzalcóatl, con su gran poder y astucia, descargó una fulminante lluvia de fuego en la cual perecieron quemados todos los pobres quinametzin, a quienes de nada sirvió su enorme tamaño.

CIPACTLI
Era voraz, primitivo y monstruoso. Su cuerpo era mitad cocodrilo y mitad pez. Era tan hambriento que en cada una de las dieciocho partes de su cuerpo tenía una boca para devorar. Con el fin de atrapar a esta criatura maligna y famélica, Tezcatlipoca utilizó como cebo uno de sus pies, el cual perdió, por supuesto. Corresponde al nombre de Cipactli dar inicio al Tonalpohualli, el calendario ritual, ya que se trata de la representación más primitiva de la tierra, de la materia pura flotando en el espacio. Cipactli encarna al único ser viviente en el inicio de los tiempos, cuando nada existía aún, y a quien Quetzalcóatl matara para poder crear la Tierra con su largo cuerpo.

XIUHCÓATL
Serpiente de Turquesa, bella y brillante como el Sol, fue el arma que empuñó el dios de la guerra, Huitzilopochtli, para matar a sus cuatrocientos hermanos y a su mala hermana de nombre Coyolxauhqui, cuando la diosa lunar instigó para dar muerte a su madre, Coatlicue, acusándola de inmoral.

XELHUA
El gigante que construyó en Cholula, en el Tlachihualtépetl, el “cerro hecho de tierra”, una pirámide. Xelhua se salvó del terrible diluvio que azotara la Tierra, escondiéndose en las grutas de la montaña de Tláloc, junto con siete de sus hermanos. Otros gigantes no tuvieron la misma suerte y quedaron convertidos en peces. Una vez recuperado del susto, Xelhua se dirigió a Cholula y con adobes que fabricó en Tlalmanalco,  llevados desde tan lejos por medio de una fila de hombres que se los pasaban de mano en mano, construyó la enorme pirámide como tributo a la montaña en que se salvó de las terribles aguas. Como la montaña crecía y crecía y ya llegaba al Cielo, Tonacatecuhtli, el padre de todos los dioses, enojado por tal invasión de los espacios celestiales, lanzó fuego sagrado y con una piedra en forma de sapo mató a muchos de los constructores de la pirámide.




miércoles, 24 de febrero de 2016

EL RICO DON RAMÓN ALCÁZAR



Una de las familias verdaderamente adineradas que sobrevivieron a la época bonancible de Guanajuato fue la de Don Ramón Alcázar, cuyas proezas de bolsillo se prolongan hasta poco después da la Revolución, de modo que todavía hay personas a quienes consta como vivió el minero, el comerciante y el banquero. Éste último llegó a reunir fabulosas fortunas, cuando nuestra moneda estaba casi a la par con el dólar.

Se dice que nuestro acaudalado banquero nació en la hacienda de Cotija, Michoacán, pero su lapida asienta que era originario de esta ciudad. Lo cierto es que aquí fue donde hizo el cuantioso capital que comentamos en este relato.

Su 
esposa, Luisa de Ibargüengoitia, también pertenecía a familia acomodada. De ese matrimonio hubo tres hijos. Luisa que se casó con el rico español Don Benigno Elola, dueño de varias fincas, entre ellas la que fue estimable Lic. Don Pedro P. Arizmendi y ahora de su yerno el Lic. Jesús Cardona.

También des varones, Carlos y Ramón, por cierto que uno de ellos, parece el segundo, fue enviado a los mejores colegios de los Estados Unidos, pero, lejos de aprovechar el estudio, dilapido lo que entonces era una gran fortuna algo así como un cuarto de millón de pesos.

En esta familia se cumplió la sentencia que sirvió tema a una obra teatral del escritor Don Carlos Díaz Duffo: Padre mercader, hijo caballero y nieto pordiosero
La casa que fue escenario de esta riqueza es la que se encuentra en la Plaza de la Paz, marcada con el número 20.

En esta casa Don Ramón tuvo un museo de arte prehispánico y colonial, considerado por entonces como el más valioso de Latinoamérica, por las ricas colecciones que poseía.

Se cuenta, que cuando había una ceremonia de tipo religiosa en la familia, sale a relucir una alfombra importada, que tenía entretejidos hilos de oro y de plata. Esa alfombra se extendía de la casa a la Parroquia, llamando como es de suponer, la atención general.

Era este un acontecimiento del Marques de San Juan de Rayas, de quien se dice que en lugar de tapetes, tendía a manera de pasillo varias hileras de barras de plata.

Esta casa el dato es rigurosamente cierto fue construida por el Ingeniero francés Camila Saint Germain, igual que la casa Kloster, la del Truco No. 5 la que ocupa el Antioch College, en Sopeña 18, y la de la familia del Lic. Eduardo Trueba.

Don Ramón como banquero tuvo su propia institución de crédito en la misma casa donde vivió con la firma Stafford−Alcázar, letrero que todavía se conserva sobre el marco de la primera puerta a la entrada, a la derecha, y contribuyó a la construcción del ferrocarril de Veracruz a México por lo cual una calle de la metrópoli lleva su nombre.



LA CELOSA MARIANA



En la época virreinal, en la ciudad de Valladolid de la Nueva España, vivía una rica y aristocrática familia formada por la esposa, el marido y un hijo que ambos habían procreado. Su vida se desplazaba tranquila, casi feliz y sin problemas.

La mujer era un tanto metiche y siempre le gustaba saber lo que las personas opinaban de ella, y por otro lado, era terriblemente celosa y siempre se la pasaba vigilando a su esposo, tratando de descubrirle alguna infidelidad.

Indagando y metiéndose en la vida de los demás, un nefasto día se enteró de que su marido le era infiel con una mujer, y ésta era nada menos que su madre.

La esposa, loca de celos y muy ofendida por tan terrible engaño, presurosa acudió ante su esposo y le mató decapitándole cuando se encontraba profundamente dormido.

Después de haberle dado muerte al infiel, acudió al lecho de su hijito y le mató también.

En seguida de haber cometido los espeluznantes crímenes, presurosa se encaminó a la casa de su madre a la que también mató a cuchilladas, para posteriormente prenderle fuego a la casa.

Antes de morir, cuando la madre estaba recibiendo las primeras cuchilladas, le espetó a la asesina: ¡De ahora en adelante te llamarás Mariana, y deambularás por la eternidad, por los campos asustando a los borrachos y a las mujeres chismosas!

Desde el día de la maldición la Mariana, a altas horas de la noche, se les aparece a todos los borrachos y los asusta con su terrible risa y su espantosa cara de muerta.

A las mujeres amantes del chisme las persigue sin tregua como un recordatorio de que por sus celos y por hacer caso a las habladurías, la que fuera una hermosa mujer se convirtió en la horripílante Mariana, pues su madre y su esposo eran absolutamente inocentes del terrible delito que se les imputaba.

martes, 23 de febrero de 2016

LA CASA DEL RÍO



Se dice que en cierta región de Los Pirineos, se encontraba una hermosa y gigantesca casa, del otro lado del río.

Hacia tiempo que no se miraba gente en ella así que grupo de chicos curiosos, se atrevió a cruzar el puente, y entrar en la casa.

Uno de los niños se quedó esperando por ellos sin cruzar el puente, pues el agua lo asustaba demasiado.

Los demás continuaron para satisfacer su curiosidad, revisaron todas las puertas y ventanas hasta encontrar un lugar por el cual entrar.

Finalmente dentro, hurgando por aquí y por allá, encontraron en algunas habitaciones enormes estanterías, desde el suelo hasta el techo, repletas de frascos de cristal, con algunos líquidos de colores y algún tipo de masa dentro de ellos, la luz era algo escasa, y nadie había tenido la genial idea de cargar con una lámpara.

Cuando se dirigían al segundo piso, vieron la horrible pintura de un hombre sobre la chimenea, este tenía una expresión de enojo, y parecía que seguía atento cada uno de sus movimientos.

Los chicos continuaron revisando el lugar, y encontraron un par de fósforos, que al encenderlos, les permitieron ver que lo que había dentro de los frascos eran restos humanos, fetos y animales deformes.

Bajaron corriendo las escaleras, el hombre del cuadro ya no estaba, aquello era en realidad una ventana, desde la cual estaban siendo observados.
El muchacho que se quedó fuera, solo escucho gritos aterradores, y salió en busca de ayuda…
Cuando las personas acudieron al lugar, no pudieron encontrar a los chicos.

Pero desataron su rabia contra todos aquellos frascos de horrores, rompiéndolos uno tras otro, solo para darse cuenta con tremendo terror… que sus hijos ya estaban dentro de ellos, hechos también pedazos… en la casa que en épocas antiguas fue de un doctor, acusado de perder la razón.



lunes, 22 de febrero de 2016

LA TRAGEDIA DE HAPUNDA



Hapunda, palabra purépecha que significa lago o laguna, fue una hermosísima princesa que vivía en la isla de Yunuén, una de las ocho islas que se encuentran ubicadas en el Lago de Pátzcuaro, en el estado mexicano de Michoacán. Siete de tales islas están pobladas actualmente.

La isla de Yunuén y la llamada Pacanda, forman un conjunto; otro está integrado por las islas de Tecuena y Tecuanita; un tercero recibe el nombre de islas Urandenes, palabra que proviene del término urani, que quiere decir “batea”.

El último conjunto lo forman las islas Jarácuaro y Copujo. Aparte de ellas se encuentra en el Lago la famosa isla de Janitzio.

La hermosa isla de Yunuén tiene el significado de Media Luna, nombre que se le puso por tener  forma curvada.

En este sitio vivió una princesa muy bella y muy buena que se llamaba Hapunda.

Era tan atractiva que los invasores chichimecas decidieron un día raptarla para obsequiársela a su jefe y quedar bien con él.

Al enterarse los hermanos de la dulce princesa, furiosos por tal atrevimiento de los chichimecas, se aprestaron a defenderla.

Sin embargo, Hapunda sabía que las fuerza militares estaban a favor de los chichimecas y que los purépecha llevaban las de perder.

Por lo tanto, la princesa acudió al Lago de Pátzcuaro, Cabello de Elote,  a contarle la terrible tragedia que se avecinaba. La chica acudió al lago porque se trataba de su novio.

Ante la terrible confesión el Lago de Pátzcuaro le aconsejó a la asustada princesa que lo que debía hacer era echarse al lago y unirse con él para siempre.
Hapunda, muy obediente y enamorada, se lanzó a las aguas del lago.

Poco después de haberse arrojado, la princesa resurgió convertida en una blanca garza, para vivir para siempre en el lago, su enamorado, y nutrirse de sus apacibles aguas.

Después de pasado un cierto tiempo, llegaron más garzas a poblar la isla, tan plena de vegetación y de belleza.




EL LLANTO DE LA NIÑA



Cuando tenía aproximadamente 11 años de edad una amiga falleció de la peor manera que una persona quisiera desear, estaban jugando con unos de mis otros compañeros de salón y se le ocurrió esconderse debajo de un tráiler de galletas, cuando el conductor arranco la llanta trasera le despedazo completamente la cabeza, muchas fuentes dicen que exploto como un globo.

En fin, desde esa noche que falleció esa niña se empezaron a expandir cientos de rumores sobre la presencia fantasmal de dicha niña, en lo personal tenía 11 años y me gustaba salir a jugar después de la escuela, obviamente en la escuela nos comentaron sobre nuestra compañera que había fallecido.

Muchas personas aseguran que escuchan el llanto de una niña cerca del lugar donde falleció, igualmente en lo personal me paso algo más extraño que un simple lamento.

Eran las 11 aproximadamente de la noche y era uno de esos niños que le gustaba andar por todos lados a altas horas de la noche jugando canicas o alguna otra cosa, en realidad mi madre no se preocupaba debido a que era una ciudad pequeña y más que nada la seguridad de la ciudad era muy buena.

Al acercarme al lugar del acontecimiento note a una niña corriendo por la calle, me pareció ver la silueta de dicha niña, ya que como mencione anteriormente la niña estaba estudiando conmigo en el mismo salón y la conocía perfectamente, me asuste demasiado Al ver a esa niña, no sabía qué hacer así que tome la decisión de esperar a que pase una persona o un coche para seguirlo y así no irme solo.

Estuve más de 1 hora esperando a una persona o coche que pase para no irme solo pero la suerte no estaba de mi lado, decidí pasar corriendo rápidamente y solo detenerme hasta llegar a mi casa, la verdad no sucedió así, debido a que cuando me acerque más escuche el llanto de una niña. Los rumores eran ciertos, sentí que mi cuerpo se decaía completamente, no podía ni respirar correctamente.

Lo que primero paso por mi mente era correr hasta llegar a mi casa y así lo hice, una de las experiencias de mi vida que nunca olvidare, aunque ahora ya tiene más de 5 años siempre se rumora sobre esa niña de la cual pena cada noche, ya se ha vuelto una leyenda urbana en nuestra ciudad, la última vez que escuche sobre dicha niña era de 2 personas que visitaron la ciudad y no sabían sobre esa leyenda, valla susto que se dieron al saber que con la niña que platicaron estaba muerta.

LA CUARESMA



Las fiestas religiosas relacionadas con Jesucristo se enmarcan dentro de dos ciclos. El primero comprende el tiempo de la Natividad que da inicio con el Adviento, continúa con la celebración de las Posadas, el Nacimiento del Salvador, la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos y termina con la Candelaria o Fiesta de la Purificación de la Virgen María, que tiene lugar el  2 de febrero. El segundo ciclo hace referencia a la Pasión y Muerte de Cristo. Comienza con el Carnaval, prosigue con la etapa de la Cuaresma dentro de la que se cuenta al Miércoles de Ceniza, y culmina con la Semana Santa o Semana Mayor.
El vocablo cuaresma deriva del latín quadragésima, que significa cuarenta o cuarentena. Dentro de la tradición judeo-cristiana, el número cuarenta es sagrado y pleno de intenciones simbólicas. Muchos de los acontecimientos relatados en el Antiguo y el Nuevo Testamento contenidos en la Biblia, están regidos por períodos de cuarenta días o años. Por ejemplo, el famoso Diluvio Universal consignado en el Génesis y considerado por Jehová como instrumento para castigar la maldad y perversión humanas, duró cuarenta días y cuarenta noches. El mismo número de días el pueblo judío estuvo errando por el desierto conducido por Moisés, huyendo de la furia del faraón egipcio, hasta que llegaron a la Tierra Prometida, después de vivir durante cuatrocientos treinta años en las negras tierras de Egipto. 
Cuando Jehová entregó a Moisés el Decálogo o Tablas de la Ley, el patriarca estuvo cuarenta días en el Monte Sinaí, consagrado al ayuno y a la meditación, hasta que descendió portando en sus manos los Mandamientos de la Santa Ley, que guardó en el Arca de la Alianza, hermoso cofre de fina madera revestida de oro, depositado en el Tabernáculo es decir, el santuario portátil que los Hijos de Israel llevaban consigo en el desierto.
Por haberse inclinado al ejercicio de prácticas paganas, alejadas de la Ley de Dios, Jehová castigó a los israelitas con cuarenta años de esclavitud bajo la férula de los filisteos, hasta que fueron liberados por Sansón, uno de los principales jueces judíos, famoso por su enorme fuerza que provenía de sus largos cabellos. Para llevar a cabo su hazaña, Sansón mató a los filisteos con una quijada de burro, derribó sus casas y los palacios donde habitaban los príncipes. Asentados ya en la Tierra Prometida, los judíos nombraron su rey a Saúl, a quien sucedió David, hijo de José de la tribu de Judea. David dio muerte al gigante Goliat, filisteo que constantemente molestaban a los judíos con sus ataques. El reinado de David duró cuarenta años, durante los cuales extendió las fronteras de Palestina y conquistó Jerusalén. Le sucedió Salomón, su hijo, quien mandara construir el Templo de Jerusalén y escribiera tres libros inmortales: El Eclesiastés, Proverbios y el Cantar de los Cantares. Su sabio gobierno duró cuarenta años.
Elías, el profeta de Jehová y consejero del rey y del pueblo, fue perseguido por el rey Acad por anunciar su desastroso final y por haber dado muerte a los sacerdotes del dios fenicio Baal. Para escapar a la furia del rey, Elías huyó y caminó durante cuarenta días hasta llegar al Monte Horeb, a fin de esconderse en una cueva.
A su vez, otro profeta, Jonás, desobedeció la orden de Jehová de predicar en la ciudad de Nínive. Como castigo el barco en el que navegaba naufragó y a él se lo tragó una ballena. Jonás vivió en el vientre del animal durante tres días, fue perdonado por Dios y, obediente, retomó su camino hacia Nínive donde predicó cuarenta días antes de pronosticar destrucción por corrupta e idólatra.
En el Nuevo Testamento, el número cuarenta aparece ligado a la vida de Jesucristo, pues igual cantidad de días debieron transcurrir desde el nacimiento de Cristo hasta su presentación en el templo y la ceremonia de purificación de su madre la Virgen María.
Asimismo, cuarenta días El Salvador permaneció en el desierto en completo ayuno y dedicado a la meditación, con el propósito de purificarse y entregarse a la predicación.
El rito de la Cuaresma comenzó a celebrase durante el siglo IV, bajo el papado de Gregorio Magno, Padre de la Iglesia, como homenaje a los cuarenta días que Jesús ayunara en el desierto. Además se la consideraba como un período de preparación religiosa de los catecúmenos, es decir, de aquellos que se aprestaban a recibir el bautismo como muestra de su deseo de pertenecer a la Iglesia Católica.
La Cuaresma es el lapso especialmente dedicado a la preparación espiritual para recibir la Pascua de Resurrección. Por lo tanto conlleva una extrema penitencia y ayunos antaño muy rigurosos, ya que de los siglos VII al IX, estuvo prohibido estrictamente ingerir cualquier tipo de alimento antes de la puesta del sol e incluso los fieles estaban obligados a restringir su sueño, alejarse de las diversiones y mantener un extremo.
La austeridad de la Cuaresma de los primeros tiempos, nos dice Antonio García Cubas, consistía en:
La abstinencia de carne, huevos leche y vino y en comer una sola vez al día, después de vísperas, o sea, por la tarde. Esta costumbre prevaleció hasta el siglo XIII. Los de la iglesia de Oriente, fueron más estrictos que los latinos, pues limitaban sus alimentos a pan y agua, frutas secas y legumbres. En el siglo XII los latinos agregaron a la comida algunas conservas, permitiéndoseles en la noche tomar agua y poco vino, corto refrigerio al que se dio nombre de colación.
En 1762, el Papa Clemente XIII, concedió la facultad de comer durante la Cuaresma huevos, manteca, queso y  otros lacticinios y también carne, con excepción de los primeros cuatro días, de los miércoles, viernes y sábado y de toda la Semana Santa. Pero imponía a todos los que usasen de esa gracia, el deber de observar la ley del ayuno con una sola comida y a los ricos, además, el de distribuir limosnas a los pobres. Esa gracia siguió ampliándose por los sumos pontífices, reduciéndose las excepciones a sólo el Miércoles de Ceniza, los viernes y los cuatro últimos días de la Semana Santa. 
Hoy en día el Ayuno cuaresmal da inicio el Miércoles de Ceniza, a fin de completar los cuarenta días, pues se exceptúan los domingo por ser el día del Señor. La abstinencia se ha concretado a no comer carne los viernes de Cuaresma sino pescado, aun cuando los católicos más ortodoxos guardan todos los días del período cuaresmal. El Nuevo Ordo de los rituales de Semana Santa, dicta que los ayunos terminen a la media noche entre el Sábado Santo y la Doménica de Pascua.