viernes, 23 de febrero de 2018

QUE GANAMOS Y QUE PERDIMOS



Mientras vemos como un año más se nos va; no podemos ser indiferentes a todo lo que en estos días que vivimos, logramos perder o ganar. Cabe hacer memoria de los momentos vividos y así hacer un recuento, de lo que en este caminar ganamos o perdimos. Aunque para muchos quizás el tiempo y la vida pasan desapercibidos, se acomodan o estancan para evitar involucrarse y correr el riesgo de sufrir; no saben quizás que en esa indiferencia es más lo que se
pierde que lo que pueden ganar lanzándose a vivir.

Existen los que perdieron o ganaron paz interior dependiendo de aquello que el destino les presentó o les quitó; también hay a quienes por la muerte, les ha tocado decir adiós, en esos instantes ayuda mucho pensar en los momentos compartidos, de ello depende se pueda sentir lo afortunados que hemos sido, porque al lado de ese ser tan querido que se nos fue, muchas bendiciones recibimos; no podemos echar el tiempo atrás, hay que seguir adelante sin
renunciar.

Qué decir de los que durante este año ganaron o perdieron un amigo o un gran amor; si se ha ganado se podrá sentir que la vida toma otro sentido y un nuevo color; pero si por el contrario se ha perdido, reflexionemos en ¿qué fue lo que pasó?. Si cometimos algún error, la pérdida nos hará ganar experiencias, habremos aprendido la lección, o si por el contrario, ese amor no nos daba seguridad sino que causaba angustia y dolor, al perderlo habremos ganado la oportunidad de rehacer nuestra vida y encontrar el verdadero amor. Muchas veces en la vida ganar puede ser perder o perder puede ser realmente ganar; todo depende con qué ojos se miran o se asumen las cosas que hay que vivir o afrontar, es necesario ser objetivos a la hora de deliberar.

Haber perdido no es un pecado mortal que haya que condenar, perder hace parte de los riesgos que se asumen en la búsqueda de la felicidad; lo trascendente de este instante es tener la certeza de que en cada nuevo día que se nos regala, tenemos la oportunidad de intentarlo de nuevo, todas las veces que sea necesario, hasta que logremos por fin alcanzar, eso que tanto anhelamos y ahí en ese proceso, mientras en la lucha sentimos que estamos viviendo, a la vez vamos ganando mucho más de lo que alguna vez imaginamos.

Ganaremos experiencias, fortalezas, sabiduría, fe y paz; encontraremos el amor y la amistad, obtendremos la certeza de que aprovechamos el tiempo que se nos ha dado, supimos vivir de verdad, y cuando hagamos un recuento de lo que invertimos en nuestro caminar; a pesar de tener momentos en los que quizás perdimos, sentiremos que más que perder, conseguimos ganar; porque son muchas más las bendiciones que del Amigazo hemos recibido; todo tiene su
razón de ser, simplemente hay que aprender a verlo con los ojos de la fe y no rendirnos jamás.

Hagamos un recuento de lo vivido, reflexionemos en los pasos que dimos, lo que nos atrevimos a hacer o aquello en que nos cohibimos; retomemos en nuestra mente los caminos recorridos y lo que nos toco asumir o enfrentar; es el momento de pensar ¿Qué ganamos o perdimos?

jueves, 22 de febrero de 2018

CLAUDIA Y RODOLFO



En San Luis Potosí vivía una muchacha muy bonita llamada Claudia. Pertenecía a una familia de las llamadas de abolengo bastante rica. Claudia vivía con su madre, pues era huérfana de padre, y su hermano mayor también había muerto cuando era pequeña. La joven era, además de bella, alegre y muy elegante.
Siendo casi una adolescente conoció a Rodolfo y ambos se enamoraron. Para ella él era su primer novio y su primer amor. Fueron novios por muchos años y acabaron comprometiéndose en matrimonio. Cuando Rodolfo le pidió a Claudia que se casaran le regaló un anillo de oro blanco con una enorme acerina negra, anillo que había pertenecido a la abuela del muchacho y era muy antiguo. El enamorado le pidió a la enamorada que le quisiera por siempre pasara lo que pasase: y ella, muy apasionadamente juró cumplir el juramento de amarlo por toda la vida.
Habían escogido para casarse el Templo de San Miguelito. El día de la boda Claudia se presentó en la iglesia portando un maravilloso vestido de novia lleno de encajes traídos especialmente desde la ciudad de Brucelas en Bélgica. Llegó y esperó a un novio que nunca llegó. Al principio la joven reía y esperaba pacientemente la llegada del prometido, pero éste no llegó nunca.
Los invitados que esperaban la ceremonia empezaron a murmurar acerca de tan extraña situación, muchos opinaban que Rodolfo se había arrepentido y había sacado el bulto a la situación. Otros pensaban que tal vez hubiese muerto o lo hubiesen asesinado. Al final nadie supo que había pasado con el prometido y la boda no se celebró.
Ante este terrible plantón, Claudia se volvió loca y, vestida de novia acudía al Jardín de San Miguelito o a la Plaza de Armas, para sentarse en un banco en espera de que Rodolfo se presentara para casarse con ella. Si llegaba a ver a algún joven parecido al ingrato le gritaba: – ¡Rodolfo, por qué tardaste tanto en venir si tenemos que casarnos como me prometiste! Ante estos gritos destemplados de la loca, algunos muchachos se detenían y la consolaban, otros se burlaban y hasta abusaban de ella.
Las personas empezaron a llamarla La Loca Zulley, que era como se apellidaba. Y la pobre mujer, con el vestido de novia sucio y andrajoso, seguía gritándole a los hombres: ¡Ven, Rodolfo, ven a mí!
Esta situación duró por muchos años, hasta que La Loca se murió de amor. Su madre la enterró en el Panteón llamado El Tecuán el cual curiosamente se encontraba atrás del Templo de San Miguelito.
Cuando el panteón desapareció para dar lugar a la construcción de la Escuela Manuel José Othón, un joyero del Mercado de la Merced se encontró con el anillo de oro blanco y acerina, y decidió dárselo a la Virgen de la Soledad quien lo luce en el dedo anular de la mano izquierda.
De Rodolfo nunca se supo que le sucedió y que le impidió asistir a su boda: ¿desamor, miedo o la muerte?


martes, 20 de febrero de 2018

CUANDO EL ADIOS PARECE SER LA MEJOR OPCIÓN



Muchas veces no es suficiente sentir demasiado amor, para aceptar que las cosas no se pueden dar como lo esperábamos, ni tampoco evitar o impedir que nos cause dolor el tener que decir ineludiblemente, adiós.

Cuesta entender como todo parece a veces quererse oponer, y en cada paso surgen tropiezos y obstáculos que nos hacen caer y hasta dudar de lo sano o no que pueda ser continuar o terminar lo que ya tenía sus raíces bien clavadas en lo más profundo de nuestro interior.

Qué difícil es hacerle comprender al corazón, que aunque lo que está sintiendo es lo que le da sentido a su latir, tiene que aprender a dejar de suspirar y asumir que las cosas no pueden continuar, porque la decisión que se ha tomado es escribir fin, en lo que creímos sería para toda la eternidad.

Y a veces no sabemos dar explicación, cuando nos preguntan, porque hay que soltar lo que más hemos sabido amar; no es fácil encontrar una razón, decir que quizás existen mundos diferentes en los que cada uno se ha de ubicar; entender que cuesta seguir cuando las circunstancias se atraviesan para separar, ni aceptar que quizás uno de los dos no amó lo suficiente y por eso se llegó a la conclusión que es mejor terminar.

Hay momentos en los que ese adiós inmortaliza en el alma el sentimiento que tanto unió, y aunque muchas cosas nuevas surjan y existan propuestas de vivir algo más, nada podrá hacer que se olvide aquello que significó demasiado, por lo que permitió experimentar… Y quizás este adiós cueste tanto que se guarde la esperanza de replantear, o se dejan las puertas abiertas por si el tiempo decide que las cosas se puedan retomar; esa es la ilusión que más alimenta el corazón, aunque intente distraer lo que siente y finja demencia afirmando que ya lo ha superado y se optó por lo mejor.

Tal vez sin quererlo, se rompe cualquier lazo que dificulte el soltar; y se prefiera arrancar cada página que en el fondo del alma se quiere arraigar; porque mientras exista una esperanza es casi imposible terminar, y hace más daño la separación, sin que el corazón asuma realmente que todo terminó.

Son realmente muchas las circunstancias que aún en contra de lo que se siente, obligan a decidir que todo debe llegar a su fin y debemos continuar dejando atrás lo que por un tiempo se convirtió en nuestro todo y en lo que más sabíamos amar.


Solo queda expresar, que decir adiós fue la mejor decisión, porque era difícil continuar, aunque en el corazón de uno o de ambos existiera demasiado amor… muchas veces quizás esto en el fondo no es verdad y quedará el vacío por terminar o dejar ir lo que más se amó.

lunes, 19 de febrero de 2018

EL MAR SE ENAMORA



Campeche, ciudad capital de uno de los estados del sureste de la República Mexicana fue fundada en 1531 por el adelantado Francisco de Montejo, a la cual designó con el nombre de Villa de Salamanca de Campeche. Para algunos estudiosos su nombre significa en lengua maya “serpiente” y “garrapata”; para otros, deriva de las palabras kin, sol y pech, garrapata, más el prefijo locativo ah, lo que daría lugar a que Campeche significara “lugar del señor sol garrapata.”
Sea como fuere, de Campeche ha llegado hasta nuestros días una leyenda muy bonita. En ella se nos cuenta que hace ya mucho tiempo en la ciudad mencionada vivía una mujer sumamente hermosa, a quienes todos admiraban por su donaire.
A esta bella muchacha le gustaba mucho caminar por la costa para disfrutar la brisa del mar y la belleza de las altas olas. Asimismo, disfrutaba viendo los enormes buques que llegaban al puerto procedentes de todos los países del mundo. Al verlos era como transportarse a remotas regiones que imaginaba de una gran belleza.
Era tal la hermosura de esta joven que incluso el Mar estaba enamorado de ella. Siempre esperaba con impaciencia que apareciera por la costa para admirarla y poderla besar con el agua de las olas que lamían las blancas arenas y mojaban sus pies. Al Mar le gustaban las sonrisas de felicidad que asomaban a la cara de la mujer cada vez que contemplaba el mar y sentía el agua de mar.  Por las tardes, el Mar se pintaba de color dorado con los ponientes rayos del sol y disfrutaba con la felicidad que esto producía en la chica.
Cierto día en que la joven estaba dando su acostumbrado paseo por la playa, se encontró con un marinero de quien se enamoró al instante. Por su parte, el marinero al verla también quedó inmediatamente prendado de ella.
Al darse cuenta el Mar del gran amor que había nacido en la pareja, se puso furioso de celos. El Mar sentía que la joven ya no le prestaba la atención que antaño le daba, Ya no disfrutaba con la brisa ni con las olas, pues nada más tenía ojos para su adorado marinero.
Pero llegó el día en que el marino tuvo que zarpar del puerto con su tripulación. Se lo anunció a su amada, y ambos se juraron amor eterno entre beso y beso. Ella juró esperarlo y él juró volver. Se dieron un prolongado beso de despedida y se separaron.
El Mar que veía la escena estaba iracundo y verde de celos, Su ira no tenía límites, y en su terrible enojo provocó una tormenta como nunca se había visto por esos lares. Las olas eran tan enormes y la lluvia tan abundante que terminaron por volcar la nave en donde iba el marinero enamorado, quien murió ahogado.
La mujer desesperada al ver que su amado no volvía, acudía mañana y tarde a la orilla de la playa con la esperanza de ver llegar al buque donde vendría el sujeto de sus amores. Todos los días acudía. A veces se sentaba en el malecón y se ponía a ver el horizonte inútilmente, pues el amado nunca llegó. En cambio, el mar estaba exultante, bello como nunca, con magníficas olas y bellísimos colores, pues ahora podía ver a su amada todo el tiempo que quisiera y besarle los pies con sus frescas y dulces aguas.


viernes, 16 de febrero de 2018

RAZÓN CONTRA CORAZÓN



Una de las constantes luchas del ser humano está en tratar de mantener constantemente el equilibrio entre la razón y el corazón.

El corazón nos hace actuar por impulsos, sin pensar los pasos que damos, lo que decimos o lo que hagamos; simplemente nos dejamos llevar por lo que sentimos y lo que nos dictan nuestros latidos. Pero seguir el corazón implica muchas veces perder la razón; hay quienes cometen locuras por amor o por decepción; y arruinan sin darse cuenta su vida, tan solo por hacerle caso al corazón.

Tampoco podemos convertirnos en solo razón, que todo lo piensan, lo cuantifican y analizan; sin darnos la oportunidad de escuchar lo que nos dice el corazón… Hay también que permitirnos sentir, experimentar, arriesgarnos a amar y ser amados, darnos la oportunidad de estar enamorados, mantener siempre encendida la llama de la ilusión, tenemos humanidad, lo que significa que hay momentos en nuestra vida en los que hay que reír y llorar, enojarnos, llegar a temer, cansarnos o por el contrario sentir que podemos hacer lo que nos proponemos; porque el descubrir y aceptar la propia fragilidad, nos hace sensibles y comprensivos a lo que sienten y experimentan los demás.

Pero siempre antes de dar pasos decisivos en nuestra vida hay que colocar en una balanza la razón y el corazón; ver que lo que arriesgamos o perdemos si nos dejamos llevar tan solo por lo que sentimos o lo que creemos necesitar por amor; de igual modo, no dejar que todo sea analítico sino también darle la oportunidad de hablar al corazón; hay que ser realistas y objetivos a la hora de
determinar qué es lo que realmente tiene más peso y valor.

Se convierte en una crisis existencial esa lucha interna de la razón vs. corazón; porque muchas veces creemos que siguiendo al corazón encontraremos la paz y la felicidad; pero esos impulsos nos pueden hacer perder nuestra estabilidad mental, así como personas, oportunidades, cosas que eran clave en esa realización que tanto anhelamos encontrar.

Tampoco podemos ser solo cerebro y razón; el quedarnos simplemente pensando o analizando puede hacernos estancar, dejar pasar de largo los sueños y la oportunidad de poderlos realizar; qué complicado se hace todo esto, ¿cómo saber entonces de qué manera actuar? Hace bien escuchar consejos de quienes los saben dar, pero no dejar que nuestras decisiones sean simplemente lo que dicen los demás; porque las consecuencias de nuestros actos son solo responsabilidad nuestra y de nadie más; no podemos culpar a otros de lo que hicimos o lo que dejamos pasar.

Solo nos queda dejar todo en las manos de Aquel que por amor nos dio la oportunidad de vivir, sentir y pensar, sin quedarnos esperando a que todos nos caiga del cielo, ni mucho menos culpar a Dios de lo que hacemos o no hacemos. Hay que saber escuchar su voz, porque solo Él logra sintonizar nuestros pensamientos con el corazón; y hace que lo que sentimos no nos haga perder la cordura y podamos hallar así la paz interior y nuestra realización.

jueves, 15 de febrero de 2018

UNA RICA MORONGA



En las fiestas dedicadas a San Pedro Oztotepec, que se celebran en el Barrio de la Asunción en Xochimilco, hace ya mucho tiempo un grupo de amigos se encontraba festejando muy contento. Ya por la madrugada decidieron regresar a sus casas, cansados de tanta pachanga. Cada quien tomó el camino correspondiente hacia su respectiva casa. Una de las participantes se llamaba Felipa Sánchez y emprendió el camino bastante agotada, junto con algunos compañeros que vivían en el mismo pueblo que ella.
Cuando llegaron cerca de la orilla del lago de Xaltocan, Felipa escuchó un llanto que le llamó la atención, y les pidió a sus amigos que revisaran el lugar porque tal vez alguien se encontraba en peligro y necesitaba ayuda. Uno de los acompañantes de nombre Jacinto se percató que en la copa de un gran árbol se encontraba una mujer atorada  y se dispuso a bajarla. Ya que lo logró, la depositó sobre el pasto y se dio cuenta que la mujer estaba muy pálida. Todos la observaban y notaban que le causaba trabajo respirar. Se llamaba Inés.
Asustados, se dieron cuenta que a Inés le faltaba la mitad de sus piernas y que su cuerpo estaba tinto en sangre. No sabían qué le había pasado ni porqué se encontraba en lo alto de un árbol. La mujer les sonrió para agradecerle a Jacinto que la hubiese bajado, pero su sonrisa tenía algo raro, como malévolo. La señora, que en realidad era una bruja, se arrastró hasta la base del árbol. Tomó en sus manos una olla y una escoba de varas, al tiempo que les suplicaba a los hombres que la pusiesen en pie y que la llevaran hasta su casa, pues había sufrido un accidente y su marido la estaba esperando en su casa en Xaltocan.
Dos de los hombres del grupo se ofrecieron a ir hasta la casa de la mujer a cumplir un encargo, pues la mujer no podía moverse. Tocaron a la puerta y les abrió la puerta un señor. Le dijeron que habían encontrado a su esposa en el camino hacia Xochimilco y que necesitaban que los dejara pasar a recoger las piernas de la mujer que se encontraban en la cocina. Azorado, el hombre los condujo hasta la cocina, en donde encontraron las piernas de la bruja colocadas en forma de cruz.
La mujer bruja les había advertido a los hombres que cuando encontraran sus piernas no le fueran a quitar la ceniza que se encontraba en sus muñones, y que las envolvieran con mucho cuidado en una manta para llevarlas camino a Xochimilco donde se encontraba. Cuando el marido y los dos ofrecidos llegaron a Xochimilco, vieron con estupefacción como la bruja les quitaba la ceniza a los muñones de sus piernas y se los colocaba en los cercenados muslos.
Jacinto le preguntó al esposo si no sabía que su esposa era una bruja, pero éste alegó por completo que lo supiese. No sabía nada de las actividades nocturnas de su cónyuge. Solamente se había dado cuenta que por las noches se quedaba profundamente dormido y nada lo despertaba.
Cuando le enseñaron la olla de la bruja vieron que estaba llena de sangre. Entonces, empavorecido el marido exclamó: – ¡Con razón siempre me quiere dar moronga de almuerzo! Cuya sangre procedía de las heridas de sus piernas y de la que obtenía hiriendo a sus víctimas.
La bruja de Xaltocan salió libre, por uno de esos misterios de la ley. Pero como los habitantes de su pueblo la querían quemar, la pareja tuvo que huir a vivir a otro poblado. ¿Será acaso donde tú vives?


martes, 13 de febrero de 2018

BAJA LA MIRADA



Andas muy de prisa por el mundo, mirando hacia las alturas, creyendo que entre más alto veas, más lejos llegas; y así caminas distraído, sin ver por donde vas, no te das cuenta si en tu caminar, huellas o cicatrices has de dejar. Buscas a Dios en lo más alto, por eso no lo sientes o no lo aciertas; crees que te ha abandonado; vacío y soledad experimentas. Dios no está en las alturas, El habita dentro de ti y de cada persona o criatura que camina a tu lado, esas que te llevas por delante o has ignorado.

Sigues construyendo un mundo enorme, en el que te pierdes y te sientes inconforme; colocas todo tan arriba que te cuesta muchas veces alcanzarlo o tan siquiera tocarlo; prefieres elegir otro camino, repitiendo la historia, pensando solo en ti, sin acordarte de mi.

Baja la mirada, mantente atento al sendero que recorren tus pasos, descubrirás que existen personas como yo, que caminan a tu lado pero mucho mas despacio; habitamos el mismo mundo que tu y nos has olvidado, construyéndolo tan sólo para los que como tu son más alto.

Baja la mirada y aprende a descubrir las grandeza que esconden las cosas más pequeñas, también recuerda que para subir se debe empezar desde abajo, y todo aquello que desees construir se hará más fuerte y equilibrado, si tienes buenos simientes y te esmeras en lo que colocas en sus bases, para así llegar a lo más alto.

Bajar la mirada no significa humillarte, ni renunciar; sino ser humilde y sencillo, pensar en los demás, recordar que la perfección de Dios se esconde en lo imperfecto, tratarlo de encontrarlo en cada corazón que te has de encontrar, y sobre todo, soñar en alcanzar las cosas más grandes, desde las más pequeñas que puedes realizar.

Baja tu mirada, mira bien por donde vas; no sea que por mirar tanto hacia arriba, tropieces y caigas y tengas miedos de volverte a levantar; recuerda que el que sube rápido, así rápido ha de bajar.


Baja la mirada y no te olvides de los más pequeños, esos que por andar mirando hacia arriba, pasas por alto y logras ignorar, sin tener en cuenta lo que piensa y siente, ni mucho menos lo que ha de esperar y necesitar.

lunes, 12 de febrero de 2018

CATALEPSIA



Victoriana Hurtado era una joven que pertenecía a una familia rica y de renombre. Había nacido en el año de 1833 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Desde pequeña fue muy consentida y nunca careció de lo necesario y aun de lo superfluo. Además de los lujos de que gozaba, tenía el amor incondicional de sus progenitores, quienes la adoraban.
Cuando llegó a la edad de merecer, sus padres le escogieron un buen partido para que formase un matrimonio que le fuese favorable.
El hombre elegido formaba parte de una buena familia y no carecía de fortuna, aun cuando no tan grande como la de su prometida. Los padres de Victoriana estaban satisfechos con la unión. La pareja se casó y vivían felices. Tuvieron tres hijos, Alejandro, Octavio y Javier, a los que adoraban y criaron sanos.
Pero la pareja no estaba del todo feliz, pues Victoriana padecía de una enfermedad llamada catalepsia, la cual le producía inmovilidad y rigidez del cuerpo cuando menos lo pensaba. Llegó el día en que los padres de la enferma murieron y, antes de morir, le entregaron al yerno un enorme diamante. Cuando murieron los padres, le dejaron toda su gran fortuna a su hija, quien se convirtió en una rica heredera.
Cuando los hijos crecieron se dieron cuenta que su padre estaba dilapidando la fortuna de su madre en juegos, borracheras y mujeres, y ellos, que también eran ambiciosos y despilfarradores, ansiaban la muerte de su madre para poder heredarla y llevar una vida de disipación.
Cuando el padre de los tres hijos de Victoriana murió a causa de sus excesos, se alegraron de su muerte, y aprovechando un ataque de catalepsia de su madre, la hicieron pasar por muerta y la enterraron prestos en el Panteón de Belén, aun cuando sabían muy bien que no estaba muerta.
Al día siguiente de haberla enterrado, un velador del panteón vio que la mujer había tratado de salir de su tumba, porque se escuchaban sus lamentos desgarradores. Abrió la tumba y se encontró a la pobre mujer que tenía la mano ensangrentada por tratar de cavar una salida en el ataúd. La pobre Victoriana sobrevivió al entierro malévolo de sus hijos.
Cuando verdaderamente murió Victoriana, no les dejó a sus hijos nada de su fortuna. Toda la cedió a obras de caridad. Poco tiempo después, los hijos murieron de manera misteriosa y en la más absoluta pobreza. Al poco tiempo de morir, sus caras aparecieron talladas en la tumba de su madre a la que habían asesinado. Nadie supo cómo aparecieron ahí, junto a la lápida de Victoriana que mostraba una mano de piedra que asía un testamento.


viernes, 9 de febrero de 2018

SI HOY ESTAMOS VIVOS




En estos días he reflexionado mucho en lo que significa estar vivos y seguir adelante a pesar de tantas cosas que nos toca vivir; soy testigo de enfermedades, luchas, dificultades, depresiones, problemas que nos toca enfrentar, y sin embargo seguimos vivos... eso nos hace vencedores; cada nuevo día nos hace luchadores, aunque pensemos que las cosas no han cambiado, que quizás están peor que ayer; pero es mejor sentir, que nos han derrotado, seguimos ahí luchando, enfrentándolas, queriendo ganarle la batalla, y estoy seguro que con fe, constancia y fortaleza lo lograremos, porque nada en esta vida es eterno, todo pasa... lo importante es aprender de todo ello, crecer y seguir fortaleciéndonos...

Este mensaje va dedicado a todos aquellos vencedores que aunque a veces se sienten agotados, siguen luchando, no se han rendido... echémosle todas las ganas, si Dios está con nosotros, nunca seremos derrotados ni vencidos...


jueves, 8 de febrero de 2018

LAS CULPAS SIEMPRE SE PAGAN



Hace ya mucho tiempo escuché una leyenda procedente de la ciudad de Zacatlán, Pueblo mágico del estado de Puebla, cuyo nombre significa “lugar donde abunda el zacate”, y al cual se le conoce también con el poético nombre de Zacatlán de las Manzanas, ya nos podemos imaginar el porqué.
Durante la época de la lucha independentista de México, el insurgente Francisco Osorno tomó la ciudad que se encontraba en manos de los españoles y la convirtió en su centro de actividades militares. Osorno había nacido en Chignahuapan el 19 de marzo de 1769, y fue un gran militar que consiguió muchas victorias en la lucha armada contra los colonialistas. Antes de unirse a los insurgentes había sido procesado por ser ladrón de caminos en el estado mencionado de Puebla. Y es de todos sabido que cometió una serie de tropelías antes de convertirse en militar.
Este personaje ha sido objeto de una leyenda popular muy conocida en la región poblana. En Zacatlán existe un templo dedicado a San Francisco, y se dice que en él se aparecía – o se aparece- el fantasma de Osorno. Cuenta la leyenda que cuando sonaba la medianoche dentro del templo se aparecía el fantasma del militar, quien vestido como tal, se arrodillaba ante el altar y gemía y se lamentaba lastimosamente.
Al llegar la madrugada, los gemidos cesaban y el fantasma de Osorno dejaba el templo y se iba caminando por la ciudad de Zacatlán. Al salir se le notaba en la cara el arrepentimiento que llevaba a cuestas. Arrepentimiento por las malas acciones que había cometido en vida.
Muchas fueron las personas que le vieron tanto en el templo como caminando por las calles del poblado. Quien se lo encontraba se llevaba un susto tremendo. Toda la ciudad vivía asustada y temerosa de encontrarle por casualidad.
En cierta ocasión, un centinela que hacía su ronda frente a un cuartel vio pasar una sombra y al momento gritó: – ¡Alto ahí, ¡quién vive! A lo que una siniestra voz le respondió: ¡Soy el brigadier Francisco Osorno, y estoy pagando por mis delitos! El centinela, muy asustado, corrió al cuartel a dar cuenta a sus superiores de la aparición fantasmal. Tanto fue su espanto que pasados siete días murió de puro susto.
Por la ciudad cundió más el pánico, ya nadie quería salir se sus casas y tenían miedo de acudir al templo de San Francisco. Ante esta grave situación, el sacerdote de la iglesia se armó de un crucifijo, velas y agua bendita y, ayudado por el sacristán, recorrió todo el pueblo bendiciéndole, esparciendo el agua bendita y pidiendo al Santo Padre que los protegiera de tan molesto fantasma.
A los pocos días el fantasma ya no volvió. Se había ido a pagar sus culpas a otro sitio. O tal vez ya había sido perdonado por sus fechorías… ¡O tal vez aún sigue gimiendo en el templo de San Francisco! ¡Quién lo sabe!


AYER, HOY Y MAÑANA



El ayer ya pasó, el hoy se convierte en ayer y el mañana no existe porque siempre se hace hoy así como el hoy cada segundo se hace ayer y no se repite.

Hoy estamos pero mañana no sabemos; así mismo hay personas de ayer que ya no están hoy, y otras de mañana que aún no conocemos.

El ayer no vuelve, el hoy no es eterno y el mañana es incierto; lo único que en realidad tenemos es este preciso momento que sino lo aprovechamos se nos escapa con el tiempo.

El verdadero amor es más pequeño ayer que hoy y hoy que mañana; porque así no se acomoda ni estanca; crece, se fortalece, perdura y se renueva en cada segundo que pasa.

Lo importante es lograr que cada momento que vivimos con las personas que amamos, sea lo mejor del ayer, la alegría de hoy y la esperanza de mañana.

Hay quienes se aferran en el ayer y dejan pasar el hoy sin vivirlo como debe ser, no piensan en el mejor mañana que construyéndolo hoy, pueden tener.

Con todo esto, con qué contamos? con cada segundo de vida que se nos ha regalado, en ello tenemos la oportunidad que el Amigazo nos da de transformar nuestra verdad y reescribir la historia de nuestra vida que anhelamos algún día del mañana poder contar.

Valoremos y disfrutemos lo que tenemos hoy, sin lamentarnos de lo que perdimos ayer, tampoco nos acomodemos a esperar lo que mañana, del cielo anhelamos nos pueda llover.


Debemos aprender a vivir de tal forma hoy, que pensar en el ayer no nos cause dolor y esperar el mañana no nos llene de temor.

miércoles, 7 de febrero de 2018

A LAS MOMIAS SE LES RESPETA



En el estado de Guanajuato se cuenta una leyenda no muy antigua, que nos relata lo acontecido a un galancete llamado Alberto del Río. Este joven un día conoció a una bonita turista en el Parque de la Unión, y la invitó a ver el lugar donde se encuentran las famosas momias en exhibición. De carácter narcisista Alberto se propuso impresionar a la joven que procedía de Guadalajara y había ido con sus padres a conocer la ciudad de Guanajuato y sus atracciones. La joven aceptó.

Cuando llegaron al museo donde se exhiben las momias, Alberto fue relatándole las historias de cada una de ellas, por supuesto todas inventadas.

Cuando llegó a una momia especialmente horrible, le contó que esa momia se había transformado en lo que era por haberle faltado al respeto a un sacerdote, en el momento se encontraba en su lecho a punto de morir, y necesitaba de la confesión. Sin ninguna consideración a la momia, Alberto lo toqueteó largo rato para impresionar a la chica, e incluso llegó a tomarse fotografías con su celular con la momia, al tiempo que hacía chistes nada graciosos.

Cuando terminó el tiempo de visitas al museo, Alberto le dijo a la muchacha que si aceptaba ser su novia él le ofrecía quedarse a pasar la noche en el largo recinto donde se encontraban las momias. A pesar de que la mujer sabía que no podían ser novios ya que ella vivía en Jalisco, aceptó el ofrecimiento para ver de lo que era capaz su pretendiente.

La advirtió que para comprobar de que efectivamente se había quedado en el museo, Alberto debía tomarse fotos con su celular para que quedara testimonio de la veracidad de lo ofrecido. La chica le dijo que se quedara en el sitio y que a la mañana siguiente ella regresaría con sus padres para que le mostrara las fotografías. Alberto, que conocía bien el lugar, se aprestó a esconderse en un rinconcito para pasar la noche. Para darse valor, sacó de su chamarra una anforita llena de tequila y dio unos tragos. Tomó su celular y le envió unos cuantos textos a la chica para que viera que sabía cumplir su palabra, e incluso sacó varias fotos. En una de las fotografías que el galán le envió por el celular, la muchacha vio claramente que se encontraba atrás de Alberto una persona, entonces le preguntó si algún amigo le estaba acompañando por si le daba miedo. El joven se apresuró a contestarle que no, que se encontraba solo como lo habían acordado.

Una vez terminada la conversación, la señal se perdió y Alberto se sentó en el suelo a esperar el día, En esas estaba cuando de pronto una persona se apareció a su lado. Al sentirla, Alberto le preguntó si se trataba del velador, pero solamente escuchó una grotesca y fúnebre carcajada. En seguida, escuchó una voz cavernosa que le decía: – ¡Tú asqueroso y despreciable hombre, te has burlado de mí! ¡No solamente me estuviste manoseando a tu antojo, sino que inventaste una sucia historia acerca de mí! Al darse cuenta que el que estaba junto a él era la momia que había ofendido, cayó muerto al momento debido a un infarto cardíaco.

Cuando le encontraron los custodios encargados de abrir el recinto de las momias, se encontraron con un joven muerto y con la cara deformada por el terror pánico que había pasado. ¡A las momias se les debe respetar!


sábado, 3 de febrero de 2018

SI PUDIERAS DEVOLVER EL TIEMPO



¿Si pudieras devolver el tiempo, que intentarías cambiar? ¿Acaso algo que hiciste, un paso equivoco que diste, alguna palabra que hirió, o el tiempo que se te fue y no aprovechaste para alcanzar lo que tanto soñaste o estar al lado de un ser al que mucho amaste?

¿Si pudieras devolver el tiempo, qué volverías a repetir? ¿El escoger el camino que elegiste, dirigir tu vida tal cual lo hiciste, ser lo que has sido y vivir como has vivido?

Si pudiéramos devolver el tiempo, tal vez con la misma piedra no volveríamos a tropezar, hasta aprenderíamos a valorar a esos seres que estuvieron a nuestro lado, quizás no los tratamos como merecían y ahora ya no están.

Si pudiéramos devolver el tiempo, procuraríamos hacer el bien que no hicimos, pediríamos perdón a quien alguna vez herimos, diríamos; te
amo; a ese ser que perdimos.

Si pudiéramos devolver el tiempo, quizás escogeríamos otro camino distinto al que por terquedad o sin saberlo, elegimos, hasta gastaríamos nuestro tiempo en ser feliz, en la medida que a otros hacemos sonreír.

Si pudiéramos devolver el tiempo, así muchos se han de lamentar; cuando ven que el tiempo se les fue, y ya es demasiado tarde, no pueden echarlo atrás.

Por eso, mientras se nos regale un día más, tratemos de vivir intensamente, a fin de que cuando veamos el tiempo pasar y contemplemos las obras de nuestros manos y los pasos que hemos dado, no tengamos que lamentarnos diciendo: “Si pudiera devolver el tiempo”

El tiempo no se devuelve... pero aún así, se puede volver a empezar, porque el Amigazo cada día nos regala esa oportunidad; no la desperdiciemos, es importante que cuando finalice nuestro día, podamos evaluar y reflexionar en aquello que hicimos y no hicimos, para cuando despertemos cada mañana, sintamos que aún lo podemos intentar; y así, cuando miremos hacia atrás, no existan lamentos, sino ganas de vivir intensamente el tiempo presente y ver con esperanza e ilusión, lo que el futuro nos deparará. Si pudiera volver el tiempo atrás sería lo que soy y lucharía por ser aún mucho mejor, porque tengo mucho para dar y quiero hacer realidad el sueño de Dios en mí.

jueves, 1 de febrero de 2018

DON ERNESTO Y LOS NAIPES



Existe una leyenda del estado de Guanajuato que nos narra la triste historia de un rico caballero al que le gustaba mucho el juego. Este caballero llevaba por nombre don Ernesto y acostumbraba salir a jugar todas las noches. Su lugar preferido era la llamada Casa del Juego. Se trataba de un lugar que en la ciudad de Guanajuato era muy conocido y al que solamente podían acceder las personas que contasen con un buen capital, pues se jugaba fuerte y había que ser rico para poder participar.
Como es de todos sabido, el juego es un vicio que hace que las personas apuesten dinero, joyas, casas y hasta grandes haciendas con tal de jugar. Don Ernesto casi siempre ganaba en los juegos de azar, en este caso juegos de naipes, y si no ganaba al menos sus pérdidas no eran muy onerosas ni le causaban problemas.
Sin embargo, una cierta noche el caballero jugador empezó a perder como nunca. Perdió cuatro propiedades importantes, y se encontraba a la vez que nervioso muy enojado con dichas pérdidas a las que no estaba acostumbrado.
Siguió jugando y perdió todo el dinero que tenía y dos propiedades más. Ya no tenía nada que apostar. Estaba desesperado y deseaba irse, cuando uno de los contrincantes del juego le detuvo por la manga de su chaqueta y le susurró que se mantuviese en la mesa de juego, que no lo había perdido todo y que aún le quedaba una cosa muy valiosa que le permitiría apostar y reponer parte de lo perdido, si no es que todo, si intentaba una jugada más.
Al escuchar tales palabras, don Ernesto se volvió presto hacia el hombre que le hablaba, molesto por el atrevimiento. Preguntó al misterioso hombre a qué se refería con lo dicho, puesto que había perdido todo su capital. Sentado nuevamente, el hombre que lucía un traje negro y era pálido como la cera y con ojos negros y profundos, volvió a susurrarle unas palabras cerca del oído.
Inmediatamente, don Ernesto lanzó un grito de espanto, enrojeció y luego se puso color papel y profirió un extraño grito de rechazo y asombro: – ¡No, no, ella no, eso no puede ser! Pero después de indignarse, el jugador quedó callado y pensativo. Después de unos momentos aceptó seguir jugando y pidió nuevas cartas.
Ya solamente quedaban dos jugadores, el hombre de negro y él desgraciado don Ernesto. Dio comienzo el juego. Se pidieron cartas. Empezó el albur… y don Ernesto volvió a perder. Quedó el hombre sin habla. No podía moverse de la silla. ¡Había perdido nada menos que a su esposa! ¡Y la había perdido jugando con el Diablo! A los pocos días murió el desdichado.
Desde entonces en la Calle del Truco se aparece el fantasma de don Ernesto, vestido con una capa negra y un sombrero que le cubre su pálida cara en la que se pueden ver sus triste y centellantes ojos cargados y dolor y de culpa por haber jugado y perdido a su bella esposa, a quien ni decir tiene que se la llevó el Diablo. Al llegar a media calle toca a una puerta tres veces. ¡Es la puerta del garito donde jugó a su mujer! Genio y figura… hasta la sepultura.