martes, 30 de septiembre de 2014

LOS DIOSES DEL AGUA






El más importante dios del agua fue Tláloc, Néctar de la Tierra, dios del rayo, de la lluvia, y de los terremotos; hacía brotar con su lluvia las verdes plantas, los árboles y las frutas; enviaba los relámpagos, los rayos, las tempestades, los peligros del mar y de los ríos.

Habitaba el Tlalocan, el paraíso, situado en la región oriente del universo, donde con su cara y cuerpos teñidos de negro o azul y su olla en la espalda hecha de plumas de quetzal, aguardaba majestuoso, haciendo sonar sus cascabeles, a que sus fieles adoradores le rindieran homenaje el tercer mes, Tezoztontli, y le ofrecieran las primicias de las flores que colocaban en el templo llamado Iopico, que nadie estaba facultado para oler antes que el dios.

A los diosecitos llamados tlaloques se les reverenciaba el primer mes, Atlacahualo, en la misma fecha que hoy celebramos la Purificación de la Virgen de la Candelaria.

Estos duendecillos, hermanos de Chalchiuhtlicue, moraban junto a Tláloc en el Tlalocan, desde donde presenciaban los sacrificios de niños que se les ofrecían en los montes cercanos a la ciudad de Tenochtitlán.

Desde el interior de los cerros, los tlaloques enviaban a la Tierra cuatro clases de agua. Para ello se valían de vasijas de barro, las cuales rompían causando pavorosos truenos y lluvia en abundancia.

Había cuatro tlaloques principales, que a su vez eran ayudados por los ahuaque y los ehecatotontin, almas de aquellos que habían muerto por enfermedades, o a causa de accidentes relacionados con el agua. Para la fiesta dedicada a los tlaloques los sacerdotes buscaban muchos niños de teta, comprándolos a sus madres: escogían aquéllos que tenían dos remolinos en la cabeza, y que hubiesen nacido bajo un signo fausto; pues decían que éstos eran más agradables al sacrificio y los dioses otorgaban mucha agua.

 Uno de los tlaloques más importantes fue Nappatecuhtli, patrono de los que trabajaban las palmas y los carrizos. A él se le agasajaba con una fiesta en la que se vestía a un hombre con los atavíos del dios, para después sacrificarlo. El día que debía morir, le ponían en la mano un recipiente de color verde pleno de agua.

Con una rama de sauce, Nappatecuhtli rociaba a sus adoradores con el líquido. Lo mismo hacia con las casas por las que iba pasando antes de su sacrificio. El propósito de tal ritual consistía en purificar y “bendecir” hombres y moradas.

Chalchihiuhtlicue, La de la Falda de Jade, gobernaba las aguas de los mares y los ríos. Producía tempestades y ahogaba a quien anduviese por dichas aguas. Era la patrona de los vendedores de este preciado líquido, pues el agua solía venderse en las canoas que recorrían el lago y en los mercados de Tenochtitlán y Tlatelolco.

La cara de la diosa estaba pintada de color amarillo y portaba un hermoso collar de piedras preciosas, chalchihuites, con pandantif de oro. Llevaba una diadema de papel azul con un penacho de plumas verdes; orejeras de turquesa y huipil con enredo azul claro.

Su fiesta principal, la Etzacualiztli, se celebraba en el mes del mismo nombre, para cuya ocasión se elaboraban unas puchas, etzalli, hechas de maíz amarillo. Los antiguos creían que toda el agua de los ríos provenía del Tlalocan, el Paraíso Terrenal, de donde la mandaba Chalchiuhtlicue.

Los montes estaban situados sobre él, razón por la cual estaban plenos de agua. Es por ello que los sacrificios y homenajes que se dedicaban a los dioses del agua se efectuaban en los cerros, porque nada podía haber tan sagrado que esta bendición proveniente del Tlalocan: el átl.


lunes, 29 de septiembre de 2014

LOS ZIDAHMÚ






Los Zidahmú, seres sobrenaturales del más allá, son amigos de los curanderos otomíes y de las personas que tienen la mala suerte de caer enfermos.

 
Los curanderos los invocan para que les enseñen el camino correcto que deben seguir para efectuar sus curaciones con éxito durante los ritos.

 
En agradecimiento a la ayuda proporcionada por los Zidahmú, los curanderos les ponen una ofrenda. Los Zidahmú se representan por medio de las “antiguas”, como llaman a los ídolos prehispánicos, o por las imágenes de los santos católicos que todos conocemos.

 
Para comunicarse con las “antiguas” se realizan cantos de origen muy lejano en el tiempo, y para contactarse con los santos se efectúan rezos católicos.

 
Para llevar a cabo las curaciones, a las “antiguas” se les ofrendan comida y papel amate recortado que simbolizan al saki, la fuerza vital de la existencia humana; es decir, el alma.

 
Las figuras de papel amate, que representan a las divinidades indígenas, deben ser activadas por el chamán sahumándolas con copal y echando sobre ellas un poco de sangre.

 
Una vez preparadas, el curandero puede utilizarlas y hacer que cumplan sus órdenes para que les ayuden a curar al enfermo.

 
Las imágenes sagradas de papel, se colocan en las paredes de las casas para proteger a sus ocupantes contra las enfermedades y los maleficios.


viernes, 26 de septiembre de 2014

LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO






Aquí en el pueblo hay tres iglesias, la de San Antonio, la de la Virgen de Guadalupe y la parroquia que está dedicada a San José. Los tres son muy milagrosos, pero más, San Antonio.

Cuentan que él es desde la época de los hacendados, que los antiguos hacendados trajeron la imagen original y que la que ahora tenemos es otra porque la antigua creo que se la llevaron a otra parte –dice doña Toñita.

Yo me acuerdo que nuestras gentes de más antes platicaban de los milagros que obró San Antonio a favor de la gente.

Ya ve que cada quien le pide algo y a cada quien le cumple, pero también hizo milagros para el pueblo porque en aquellos tiempos de antes la gente le tenía mucha fe.

Platicaban de un milagro de un tiempo muy pero muy atrás cuando hubo que una epidemia y mucha gente se enfermó. En otras haciendas la gente se estaba muriendo y aquí casi no hubo muertitos porque los hacendados de ese entonces sacaron la imagen y juntaron a toda la gente para hacer procesión de casa en casa donde hubiera un enfermo.

Y así, con la fe de la gente y con el poder milagroso de San Antonio, los enfermos se curaron y mire que en ese entonces no había tanta medicina ni clínicas y tampoco había médicos aquí.

Otros milagros fueron cuando las guerras de la Revolución y también la Cristera. Cuentan que los revolucionarios llegaban a las haciendas, robaban lo que podían, abusaban de las muchachas y mataban a los hombres, pero aquí hubo muy poco de eso porque la gente se encomendó a San Antonio y él, con su poder milagroso, hizo que los revoltosos se fueran a otra parte.

Pero esto que le cuento son pláticas de más antes y ahora muy poquita gente habla de esto porque ya no tiene fe, ya no cree en los grandes milagros de los santos como nuestro San Antonio, ya no lo procuran.

Y yo digo que ahora, con tanta gente mala, con tantos robos, con tanta violencia, con tantos muchachos que se dan a los vicios o al dinero fácil pero mal habido de las drogas, digo que es cuando deberíamos volver a encomendarnos a San Antonio porque su poder es grande y él desde siempre ha protegido a la gente de La Sauceda y de Villa de Zaragoza.

jueves, 25 de septiembre de 2014

LOS NIVELES PURÉPECHAS






Como todas las culturas indígenas de nuestro país, el universo purépecha tiene un orden: los mundos sagrados, donde transcurre el acontecer de las divinidades y de los humanos.

 

Los purépecha pensaban que el universo estaba formado de tres planos: en la parte alta se encontraba el mundo de los dioses, el Aúandarhu, situado en el Cielo.

 

En la parte media se encontraba situado el Echerendu, el mundo donde habitaban los seres humanos, que los dioses habían creado.

 

En la parte inferior, estaba localizado el mundo de los muertos, llamado el Cumánchecuaro. Estos mundos constituían los espacios verticales.

 

Por su parte, los rumbos sagrados, o puntos cardinales, espacios horizontales del universo, eran cinco, cada uno custodiado por un dios.

 

Así pues, El Oriente, el lugar por donde nacía el Sol, estaba resguardado por el dios Tirépeme-Quarencha; su color era el rojo.

 

El Occidente, por donde el Sol se metía, se regía por Tirépeme-Turupten, y su color era el blanco.

 

En el Norte se encontraba el dios Tirépeme-Xungápeti, asociado con el color amarillo y la dirección del solsticio de invierno.

 

En el Sur reinaba Tirépeme-Caheri, relacionado con color negro, y la entrada al paraíso. Finalmente, la dirección Centro, custodiada por Tirépeme-Chupi, se identificaba con el azul, y era el sitio donde renacía el Sol.

 

Cada uno de los dioses constituía una advocación del dios Curicaveri, Gran Hoguera, dios del fuego, y se les consideraba a todos ellos hermanos.

 

Los rumbos sagrados representaban un momento del paso del Sol en su recorrido diario.

 

Curicaveri, dios principal del panteón purépecha, llevaba el cuerpo pintado de negro; la parte inferior de la cara, las uñas de los pies y de las manos de color amarillo.

 

Las Nubes que simbolizaban  las cuatro direcciones del universo, fueron cuatro de las advocaciones de la diosa Cuerahuáperi, “desatar el vientre”, creadora de la vida y de la muerte, ellas llevaban a los hombres las lluvias que permitían la germinación de las plantas, la renovación de la naturaleza, pero también podían ser destructoras y dañarla cuando llevaban en sus vientres terribles aguaceros y granizo que destruían las cosechas de los hombres.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

CÓMO OBTUVIERON EL FUEGO LOS YAQUIS



En tiempos muy antiguos no existía el fuego. Los indios yaquis, los animales terrestres, acuáticos, y aquellos que vuelan lo desconocían y no podían disfrutar de sus beneficios.

Cierto día, todos los habitantes de los pueblos yaquis, junto con los animales decidieron efectuar un gran concilio para averiguar por qué no había fuego decidir la mejor manera de conseguirlo.

Aunque carecían de este necesario elemento, estaban conscientes de su existencia y de que en algún lugar lo podían encontrar. Pensaron que tal vez se encontrara en alguna isla o en sitio dentro del mar.

En el concilio se acordó que fuera Bobok, el Sapo, el encargado de buscar el fuego. Enseguida, el Correcaminos, el Perro y el Cuervo se ofrecieron a ir con el Sapo y ayudarlo en su búsqueda.

Sin embargo, aunque su ayuda era valiosa ninguno de estos animales era capaz de sumergirse en el agua sin morirse como lo podía hacer Bobok.

El Dios del Fuego lo tenía muy bien guardado dentro del mar, no permitía que nadie se lo llevase, para ello enviaba rayos y centellas a quien trataba de robar un poco de fuego y morían calcinados.

Sigilosamente, Bobok se metió al agua, encontró el lugar donde el dios guardaba el fuego, y se lo robó metiéndose un poco en la boca. Cuando se dio cuenta el Dios del Fuego, le envió los rayos y centellas que hacían mucho ruido y producían muchos destellos.

Pero Bobok no se amilanó y continuó su camino, pues sabía que dentro del agua no corría peligro. De repente se formaron muchos remolinos en el agua con basura y desperdicios de madera, pero Bobok siguió nadando nada lo detenía.

En cierto momento, Bobok vio que había muchos sapos que le acompañaban nadando junto a él, todos cantaban felices y llevaban un pedacito de fuego en la boca. Eran los hijos de Bobok que le ayudaban en su noble tarea y se habían pasado pedazos de fuego unos a otros.

Al poco tiempo llegaron todos los sapos a la Tierra de los yaquis, donde estaban esperando Correcaminos, Perro, y Cuervo. A cada uno Bobok les dio un poco de fuego.

Pero el Dios del Fuego se dio cuenta y les envió a los animales sus rayos mortales. Sin embargo, la cantidad de sapos que llegaba con fuego en la boca y era impresionante, iluminaron todas las cosas y le pusieron fuego a los árboles y a las rocas.

Desde entonces los yaquis pueden hacer fuego pues saben que dentro de las ramas de los árboles se encuentra el fuego necesario para su supervivencia.

martes, 23 de septiembre de 2014

LA PINTURA CORPORAL DE LOS AZTECAS



La pintura corporal se ha utilizado en una gama muy amplia de culturas pasadas y presentes.

Los lugares en donde se ha empleado abarcan América, África, Australia, Asia, la Polinesia y Europa. Los colores que se utilizan en las pinturas facial y corporal son muchos y muy diversos, tantos como provee el medio ambiente.

Por ejemplo, en América predomina el color rojo del cual  por siglos han hecho uso pueblos tan dispares como los kutchin, los cree, los seris, los cherokee, los tupi, y otros grupos más.

Aclaremos que el color rojo se combina con otros colores, pero manifiesta su predominio, sin dejar por ello de tratarse de decoraciones policromas. Los indios de América del norte pintan el rostro con más frecuencia que el cuerpo; en cambio, en América del sur, se acostumbra pintarse cara y cuerpo. La pintura puede ser ocasional, con motivo de determinadas ceremonias, o permanente, como parte de las costumbres cotidianas. Algunas veces la pintura está restringida sólo a los hombres,  otras sólo a las mujeres, como fue el caso de las prostitutas mexicas.

Es válido afirmar que cada grupo cultural tiene sus propios diseños, sus motivos, su simbología, sus características y su combinación cromática, según el caso en que se utilice la pintura. Veamos cómo fue que nuestros antepasados los mexicas hicieron uso de la pintura corporal y facial, misma que sigue empleándose en numerosos pueblos indígenas de nuestro país con carácter ceremonial o cosmético.

La pintura corporal entre los  mexicas, tuvo funciones ceremoniales y castrenses. En los famosos tianguis de Tenochtitlán y de Tlatelolco, había pintores y pintoras que decoraban la piel de los solicitantes mediante el correspondiente pago. Las personas acudían a estos artistas cuando debían asistir a alguna ceremonia importante, a un baile o una batalla. Los pintores utilizaban cajetes conteniendo diversos colores, y pinceles de varias medidas, para decorar la faz y el cuerpo de las personas. Fray Toribio de Benavente, Motolinia, nos cuenta en su Historia de los indios:

Cuando habían de bailar en las fiestas solemnes, se pintaban y se tiznaban de mil maneras; y para esto el día en que había baile, por la mañana venían luego los pintores y pintoras al tianguis… con muchos colores y sus pinceles, y pintaban a los que habían de bailar los rostros, y brazos y piernas de la manera que ellos querían; y así embijados y pintados, se iban a vestir diversas divisas… y de esta manera se pintaban para salir a pelear cuando tenían guerra o alguna batalla.    

Las prostitutas mexicas también solían se pintar de colores. Por ejemplo, empleaban  lodo y  añil para que el cabello brillase esplendorosamente.

Los senos y los brazos los decoraban con motivos varios en color azul, xiuhuitl. El rostro lo pintaban con grasa amarilla fabricada con axin,  cuyo tinte se extraía de un insecto conocido con el nombre de axocuilin, criado en un árbol llamado axquáhuitl. Los insectos se recolectaban y se hervían para hacer un ungüento que se guardaba en hojas de maíz.

El pigmento de color amarillo intenso recibía el nombre de coztic. Estas mujeres dedicadas a la prostitución, solían se teñir los dientes con grana, masticaban todo el tiempo tizctli, chicle, y se dejaban el largo pelo suelto a fin de verse más atractivas.

Las mujeres mexicas no dedicadas al sexo como profesión, usaban bellos y decorados huipiles y faldas; coloreaban su cara de amarillo, de rojo, o de negro, color éste último que obtenían de incienso quemado.

Los pies se los pintaban de color negro, y para  sus cabellos empleaban una yerba verde llamada xiuhquílitl, que les daba un brillo sorprendente y una bella tonalidad morada. A los dientes les ponían grana. La pintura corporal abarcaba el pecho, el cuello y las manos.

Por su parte, los caballeros del Sol y los comendadores de los Guerreros Águila solían pintarse el cabello de la coronilla y  se lo amarraban con una cinta de cuero roja. 

Cuando recibían el nombramiento de cuachic, después de haber realizado veinte notables hazañas, se rapaban completamente, a excepción de un manojo de pelo que dejaban sobre la oreja izquierda, y se pintaban la rapada cabeza: una mitad azul y una mitad roja.

Esta pintura tenía una función protectora para los guerreros, además les infundía valor y coraje en las batallas. Asimismo, los guerreros se pintaban la piel del cuerpo de color amarillo, obtenido de una piedra llamada tecozahuitl; la finalidad consistía en  asustar al contrincante.    
Los pigmentos que usaron los mexicas en sus pinturas murales, códices y cuerpos los obtuvieron de plantas, animales y minerales. El azul provenía de la planta añil; el rojo de la grana y la cochinilla, nocheztli, “sangre de la tuna”; el anaranjado del achiote; el negro de la madera del palo de Campeche quemada; el blanco de la piedra quimaltizatl y de la tierra mineral tizatlalli; el azul celeste y el turquí, se obtenían de la planta xiuhquilipitzahuac; del capulín, el morado; del los tallos del girasol, xochipalli, el verde; del cempasúchil, el amarillo fuerte; del algodón coyuche, el café claro; de la corteza del colorín, tzompantli, el amarillo; de la corteza de encino, los marrones y los cafés oscuros.

El morado y el violeta se conseguía de una molusco que se cría en el Pacífico, el púrpura pansa, conocido entre los mixtecos con el nombre de tucohoyi. 

Así pues, había semillas, flores, raíces, maderas, tallos, hojas y aun frutos como el capulín, los limones y el tamarindo que proporcionaban una gran gama cromática. Las tierras, los óxidos de hierro, la tiza, las piedras contribuían a enriquecer el colorido mundo azteca.

En el mercado se encontraban vendedores de pigmentos de todo tipo. Fueron tan importantes lo colores en la cosmovisión mexica que incluso contaron con un dios llamado Xiuhtecutli,

El Señor Azul, el Dios de Fuego, adorado y reverenciado como uno de los dioses más importantes del panteón azteca. También conocido como el Señor Turquesa y el Señor Hierba. 

LA CRUZ MEXICA



A la cruz mexica la encontramos, principalmente, formando parte del llamado vulgarmente Calendario Azteca, o Piedra Solar como es su nombre correcto.

Se trata de un disco basáltico con inscripciones  que  relatan la cosmogonía de la cultura de los mexicas.

La Piedra tiene 3,60 metros de diámetro y 122 centímetros de grosor. Su peso es de 24 toneladas. En el centro de dicha Piedra se encuentra el dios del Sol, Tonatiuh, dentro del jeroglífico ollin, movimiento, el cual tiene la forma de una cruz.

Cada brazo de la cruz, representa a una de las cuatro eras o soles, por la que ha pasado la creación del mundo antes de llegar al actual, que conocemos como el Quinto Sol. Los brazos de la cruz son del mismo tamaño y cuadrados.

En el brazo superior de la derecha, se encuentre el día 4 Jaguar, que fue el momento en que terminó la primera era, misma que duró 676 años, y la cual diera fin a causa de monstruos que salieron a la tierra y mataron a las personas. Este brazo representa al elemento Tierra.

En el brazo que queda a la izquierda está el jeroglífico 4 Viento, símbolo de los huracanes que, después de 364 años, asolaron la Tierra, y convirtieron a los hombres en monos.

El brazo inferior izquierdo, 4 Lluvia, representa  la era que terminó debido a una lluvia de fuego; en este sol algunos hombres murieron y otros se volvieron guajolotes. Su duración fue de 312 años.

El brazo inferior derecho, 4 Agua, tuvo una duración de 676 años, mismos que terminaron a causa de torrentes de agua.

Los hombres que no murieron se convirtieron en peces. Entre los signos de los brazos: las eras, se encuentran los signos de los puntos cardinales: 1 Pedernal, 1 Lluvia, Xiuhuitzolli signo heráldico, y 7 Mono; o lo que es igual norte, sur, este y oeste, respectivamente. La cruz representa la totalidad del mundo.

Por otra parte, la ciudad de Tenochtitlán se encontraba trazada en forma de cruz, cuatro caminos principales la cruzaban y daban acceso a pueblos localizados fuera de la ciudad. La ciudad y sus edificios se conectaban con el cosmos de acuerdo a la salida y puesta del Sol, durante los equinoccios y solsticios; así nos informa Adrián Snodgrass en su artículo “La cruz espacio-temporal en la arquitectura mesoamericana” de su libro Time and Eternity:

El frente oeste del Templo Mayor, el templo principal del centro ceremonial de Tenochtitlán, la antigua capital azteca ahora cubierta por la ciudad de México, da la espalda a los siete grados y medio del sureste, que es la posición del sol equinoccial que aparece al amanecer entre sus dos templos, los cuales se alzan en la cima de una base piramidal.

Desde la base del templo circular de Quetzalcóatl, que está al oeste del Templo Mayor en una extensión de su eje este-oeste, un observador ve al sol equinoccial cuando se ha elevado a una altitud de 22º sobre el horizonte astronómico, enmarcado entre los dos oratorios en el Templo Mayor.

lunes, 22 de septiembre de 2014

CÓMO NACIERON LAS PALOMITAS DE MAÍZ O MOMOCHTLI



Hubo un tiempo en que Chaak, el Señor de la Lluvia, se encontraba muy triste porque los campos estaban muy secos y daban cosechas muy escasas. Había que quemar la tierra para que volvieran a ser fértil.

Así se hizo. Los pájaros volaban alrededor de la inmensa hoguera que se formó, con el fin de salvar las semillas de algunas plantas que no debían quemarse. Entonces, el pájaro Dziú, valientemente, se arrojó a rescatar los granos del preciado maíz.

Al hacerlo, sus alas se quemaron y se volvieron grises, y sus ojos cambiaron a rojos. El humo de la hoguera le impedía ver. Pero él, sin importarle el peligro, tomó un puñado de maíz que se colocó en el pico; pero en su prisa las semillas se le cayeron del pico y fueron a dar a unas brasas. Al calor, los granos fueron explotando uno a uno, mientras emitían un olor muy especial.

Toth, la Paloma, acérrima enemiga de Dziú, llevaba en el pico una semilla de tomate, y al ver los maíces blancos y redondos, bajó hacia donde se encontraban con el fin de rescatarlos, y exclamó: -¡Ah Mun, el Dios del Maíz y Huehuetéotl, el Dios del Fuego, se encuentran aquí con nosotros!- Tomó en su pico el único maíz reventón que se salvó del fuego gracias a ella.

Chaak premió a Dziú por ser tan valiente en su hazaña; pero se olvidó de Toh, quien envidiosa y soberbia, emprendió el vuelo muy enfadada. Un día,  Dziú decidió buscar a Toh; encontró su nido y en el fondo vio la hermosa y sabrosa roseta de maíz que el pájaro había salvado de quemarse.

Así pues, debemos a Toh el tener momochtli, nuestras sabrosas “palomitas de maíz”. Debemos agregar que todos los humanos aprendieron a hacerlas desde entonces.

domingo, 21 de septiembre de 2014

HUÉMAC SE MURIÓ



En los Anales de Cuautitlán se asienta que en el año Nueve Tochtli murió el rey tolteca llamado Tlilcoatzin. A su muerte tomó su lugar Huémac, sacerdote de Quetzalcóatl, quien tenía como esposa a Coacueye, hechicera que había estudiado con un espíritu malvado en Coacueyecan. Como Huémac tuvo sus relaciones con Yáotl y Tezcatlipoca, fue destituido como sacerdote de Quetzalcóatl. En el año Siete Tochtli, hubo en Tula una tremenda hambruna y los dioses mencionados le pidieron a Huémac que diese a sus hijos para que fuesen sacrificados en Xochiquetzalyyapan.

Poco después, en el tiempo Trece Ácatl, el dios Yálotl dio comienzo a una guerra que se presagio por malos acontecimientos, por ejemplo un tolteca vio a una mujer que estaba arreglando las hojas de un maguey en un río, la mató, la desolló y se puso su piel.

Los toltecas empezaron a decaer y decidieron irse a Cincoc, donde Huémac sacrificó al dios que adoraban a un hombre llamado Ce Cóatl. Los toltecas siguieron su camino y pasaron por Cuauhnénec, donde otra de las esposas de Huémac, Cuauhnene, dio a luz. Cuando corría el año de Siete Tochtli, Huémac decidió suicidarse ahorcándose en la cueva de Cincalco Chapoltepec. Siete años los toltecas estuvieron vagando, hasta que se asentaron.

Fray Bernardino de Sahagún nos relata en su Historia General de las cosas de la Nueva España que cuando Huémac aún reinaba, un nigromántico de nombre Titlacauan, iba caminando desnudo hasta que llegó a Tollan, donde ofreció los chiles que vendía, justamente frente al palacio donde vivía Huémac.

La hermosa hija del tlatoani lo vio y quedó profundamente enamorada del joven y de su miembro viril. A causa de esa maravillosa visión, a la niña se le hinchó el cuerpo y cayó muy enferma. Cuándo Huémac pregunto a las dueñas que cuidaban a su hija la causa de tan extraña enfermedad, éstas le contestaron que había visto a un indio toueyo y su enfermedad era de amores.

A fin de poner término a la tristeza y a la enfermedad de la muchacha, Huémac la casó con Titlacauan. Pero como no estaba muy de acuerdo con ese matrimonio, lo envió con los enanos  y los cojos a pelear contra los indios de Zacatepec y de Coatepec, para que muriera en la guerra.

Cuando estaban peleando contra los de Coatepec, todos abandonaron al toueyo, que a pesar de encontrarse solo no murió y mató a sus enemigos, Cuando regresó a Tula, Huémac lo recibió como a un valiente guerrero. A partir de entonces lo aceptó como yerno.

Otra anécdota acerca de la muerte de Huémac registrada en los Anales de Cuauhtinchan, nos cuenta que cuando era tlatoani de Tula, les ordenó a los nonohualcas que lo cuidaban, que le llevasen a su casa una mujer que tuviera cuatro palmas de caderas.

Cuando se la llevaron, Huémac se dio cuenta que no tenía las medidas por él solicitadas y les reclamó. Los nonohualcas se enojaron ante el reclamo y decidieron pelear contra los toltecas al grito de ¡Muera Huémac! El rey huyó y se fue a refugiar a una cueva de Cincalco. Pero encontraron su escondite, lo sacaron y lo mataron a flechazos. Al morir el tlatoani, la ciudad de Tula cayó por unas amplias caderas no encontradas.

Un buen día, siendo rey de Tula Huémac, decidió jugar con los tlaloques, los dioses de la lluvia, al sagrado juego de pelota. Los jugadores decidieron que el equipo que ganase tendría como premio chalchihuites y plumas de quetzal. El vencedor fue Huémac y los tlaloques le entregaron elotes y hojas de maíz verde. Ante la burla, Huémac montó en cólera y exclamó: ¿Por ventura, eso es lo que gané? ¿Acaso no chalchihuites? ¿Acaso no plumas de quetzal?

De mala gana los tlaloques le entregaron el premio acordado, pero rencorosos deciden molestarlo haciéndole pasar dificultades por no menos de cuatro años. Primero le enviaron una fuerte helada que quemó las cosechas y los frutos de la tierra; luego, provocaron un calor tremendo que ocasionó que los magueyes, los nopales y los árboles se secaran, todo se rompió a causa de ese espantoso calor, y los toltecas fenecieron de hambre.

A los cuatro años, los tlaloques aparecieron en Chapultepec y anunciaron que los toltecas se acabarían. Entonces, un sacerdote de Tláloc apareció en el lago de Chapultepec y le envió un mensaje a Huémac para que la hija de Tozcuecuex fuera sacrificada. Al oír el mensaje Huémac se puso muy triste, pero debía cumplir. Entonces envió a sus mensajeros para que trajesen a la jovencita Quetzalxotzin a la que sacrificaron después de ayunar por cuatro días. Los tlaloques pusieron su corazón en una jícara y dijeron: - ¡Aquí está lo que han de comer los mexicanos, porque ya se acabará el tolteca! Cuatro días estuvo lloviendo, y volvió a crecer la vegetación. Huémac se fue a Cincalco y murió.




domingo, 14 de septiembre de 2014

Y TÚ, ¿YA DISTE GRACIAS?



Hoy hago un inventario de mis bendiciones y mientras muchos se detienen a pensar en aquello que no poseen, quiero agradecer por todo lo que he recibido y no añorar por lo que he carecido. Se me ha dado un día más de vida, respiro, camino, tengo manos con las que abrazo, construyo, trabajo, escribo. Hay tantos que no tienen esa oportunidad, poseen sus días contados, amenazados por una enfermedad Terminal; y qué decir de aquellos que sin extremidades superiores o inferiores, dan al mundo una lección de superación, nada los detiene, descubren en sí mismos el amor y la perfección de Dios.


Hoy me siento feliz por contemplar tantas maravillas que me rodean y que a diario me he de encontrar, la diversidad de la naturaleza, los rostros de los seres que más he de amar, el camino que recorro, la sonrisa de los niños, el sol, la luna, las estrellas y hasta más…


Pido perdón por las veces que cayendo en la rutina, no me doy cuenta de todo ello y me pasan por desapercibido, me dejo envolver por la cotidianidad, mientras hay tantos que darían la vida por ver así sea una flor por un instante y poder salir así sea un segundo de su eterna oscuridad.


Qué hermosa bendición es percibir la música, el roce de las hojas, el rugir de las olas del mar, el canto de aquel pajarito que diariamente me regala su melodía, aunque se confunda entre todas las voces que rompen el silencio del tiempo y la eternidad. Hoy también tengo la oportunidad de moverme, valerme por mí mismo, caminar y aunque en ocasiones pueda sentir dolores, o percibir de mi cuerpo su fragilidad en la enfermedad; sigo vivo, mi corazón sigue latiendo, he ahí la mayor prueba de que permanezco, estoy luchando y venciendo.


Miro a mi alrededor y observo en el libro de mi historia personal los nombres de tantas personas que han quedado grabados en mi alma, por lo que le han aportado a mi vida, por los momentos compartidos, por adornar mi existir y hacerme sentir la maravillosa experiencia de tener familia, maestros y amigos con ellos he reído y llorado, quizás algunos se han ido, han dejado páginas inconclusas, me habrán herido, pero a través del dolor logro saber lo que realmente significa la amistad y el amor, le dan sentido a esos sentimientos, le ponen color y sabor. ¿Qué más puedo hacer? Agradecer el que existan personas que hagan estremecer y hacer sentir vivo a mi corazón.


Tengo tanto que no logro terminar nombrar y de dar gracias a Dios, porque además de todo eso, no me falta techo, vestido ni pan; disposición y talento para trabajar, creatividad para el arte, capacidad para crear, todo se me ha dado de gratis, tan solo porque Dios me ha de amar y si no tuviera algo de todo eso sé que poseo lo más importante, como la oportunidad de vivir un día más, eso me basta, con ello siento que he vencido, que no he renunciado a pesar de cualquier momento que me haya estremecido; nada me puede detener, si tengo fe y me dejo mover por la fuerza del amor, disfruto y aprovecho todo lo que a diario recibo, vivo en paz con Dios mi Creador, el cosmos, la humanidad y conmigo.


Y al pensar así sea un instante en lo que me hace falta, siento más emoción en el alma porque redescubro que al no tenerlo todo, puedo soñar y luchar por hacer mis sueños realidad. ¡Qué gran aventura!


¿Qué más puedo pedir? GRACIAS DIOS MIO POR TODO ESTO Y MUCHO MAS.

sábado, 13 de septiembre de 2014

BELLA HISTORIA DE UN ÁGUILA LLAMADA LIBERTAD



Libertad y yo hemos estado juntos 16 años en este verano. Llegó como un bebé en 1998, con dos alas rotas. Su ala izquierda no se abría hasta el final, incluso después de la cirugía, se le había roto en 4 lugares. Ella es mi bebé. 

Cuando Libertad llegó a mí, tenía las dos alas rotas. Estaba demacrada y cubierta de piojos. Decidimos darle una oportunidad en la vida, así que la tomé y la llevé a la oficina del veterinario. A partir de entonces yo siempre estuve a su alrededor.

La hemos tenido en una enorme jaula de perros con la parte superior abierta, a la cual llenamos con periódicos cortados en tiras para que ella estableciera su nido, y así pudiera acostarse y descansar. Yo solía sentarme y hablar con ella, instándola a vivir, a luchar, mientras ella se quedaba mirándome con esos ojos marrones grandes.

También tuvimos que alimentarla dándole comida a través de un tubo durante semanas, esto se prolongó durante 4-6 semanas, y para entonces todavía no podía mantenerse parada por si sola. Llegó al punto en que se tomó la decisión de practicarle la eutanasia si es que ella no podía mantenerse en pie por si sola, en una semana.

Usted debe imaginarse lo difícil que era para mí, tomar una decisión de ese índole. No quería cruzar esa línea entre la tortura y su rehabilitación, pero parecía que la muerte nos iba ganar. A ella se le iba a dar oportunidad, hasta ese viernes, pero si no reaccionaba, se le pondría a dormir.

Supuestamente yo debía visitarla por última vez la tarde del jueves. Yo no quería ir porque no podía soportar la idea de verla sacrificar; pero me fui de todos modos, y cuando entré al Centro, vi que todo el mundo estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Fui inmediatamente de regreso a su jaula, y allí estaba ella, de pie por su cuenta, una grande y bella Águila.

Estaba lista para vivir. Yo estaba casi con lágrimas en mis ojos en ese momento, fue un día muy bueno, y muy especial para mí… 

Sabíamos que no podía volar, así que el director me pidió que obtuviera un guante de entrenar. Me dio el guante, una correa para sujetar la pierna del águila con un anillo para fijarlo a la correa en mi mano...

Entonces empezamos a hacer programas de educación para las escuelas en el oeste de Washington. 

Terminamos en los periódicos, la radio aunque no lo crean y algunos programas de Televisión. En "Se admiten Milagros" incluso se hizo una demostración acerca de nosotros. 

En la primavera de 2000, fui diagnosticado con linfoma no-Hodgkin. Tuve la etapa 3, que no es bueno en un órgano principal, más en otras partes, por lo que terminé haciendo 8 meses de la quimioterapia. Recuperar el cabello,  me perdí un montón de trabajo. Cuando me sentí lo suficientemente fuerte, yo iría a las montañas de Sarvey para tomarme con Libertad la dicha de dar un paseo.

Estaba ansioso por ver la reacción de Libertad. 

También ella me ayudaba viniendo a mí en mis sueños y me ayudo a luchar en contra del cáncer. Esto sucedió una y otra vez, un avance rápido hasta noviembre de 2000 el día después de Acción de Gracias, fui para el último examen. 


Me dijeron que  el cáncer ya no existía. Se había ido. Todos mis martirios y preocupaciones se han ido después de 8 rondas de quimioterapia, mi última opción era un trasplante de células madre. De todos modos, hicieron las pruebas, y yo tenía que volver el lunes para los resultados finales. Fui el lunes, y me informaron los Doctores, que todo el cáncer había desaparecido.



Así que lo primero que hice fue levantarme y llevar a la chica grande a dar un paseo. Era una mañana con niebla y muy fría. Quería ver si se atrevía a volar aunque fuera un vuelo corto, fui con una correa para sujetar la pierna del Águila con un anillo para fijarlo a la correa de mi mano y salimos frente a la parte superior de la colina. Yo no había dicho ni una palabra a Libertad, pero de alguna manera lo sabía. Ella me miró y me envolvió  con sus inmensas alas hasta donde yo podía sentir su presión y toda su fuerza en mi espalda Yo estaba envuelto por las alas del águila. Entonces me tocó la nariz con su pico y se quedó mirándome con sus ojos, quedándose allí muy tranquila por no sé cuánto tiempo.

Emprendió un corto vuelo y regresó a mi.

Ese fue un momento mágico.

Hemos sido amigos del alma cada vez desde que llegó a mi vida. Esta es un ave muy especial. 

He presenciado  gente que estaban enfermos y se acercan a nosotros cuando estamos fuera, y Libertad tiene algún tipo de control sobre ellos. Una vez tuve un tío con una enfermedad terminal, y al llegar a nosotros dejé que la abrazara. 

Sus rodillas casi se doblaron y juró que podía sentir su supuesto poder a través de su cuerpo. Tengo muchas historias como esa. 

Nunca me olvido de que tengo el honor de estar tan cerca de un espíritu tan magnífico como Libertad.